Volverlos a ver

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Esta tarde cuando estaba en clase de entrenamiento con Dalia, Tanner y Nick, estábamos practicando como desarmar un fusil, era torpe a diferencia de Tanner quien era el mas rápido de la clase.

Aiden llego, me sorprendí ya que casi nunca lo veo en el campo de entrenamiento, solo por las tardes pues siempre me visita, llego con el profesor y unos minutos después estaba caminando con él hacia la sala de emergencias sin decir nada, estaba nervioso de que algo estuviera mal conmigo.

—Aiden a donde vamos —dije nervioso

—Camina y calla, ya lo veras cuando lleguemos —dijo serio.

Caminamos aproximadamente 20 minutos, después de pasar el edifico de emergencias llegamos a un edificio que era más pequeño que los otros edificios, pero estaba lleno de personas uniformadas.

Aiden y yo entramos al edificio y nos dirigimos a una habitación, había una mesa larga y unas cuantas sillas, tome asiento como me indico Aiden y después de un corto silencio por fin hablo.

—Tienes 15 minutos —dijo firme.

—Qué, de que hablas —dije confundido, de repente una puerta se abrió y vi entrar a mi hermano seguido de mi hermana con una sonrisa en su cara.

—Grant —dije emocionado, aventándome a él.

Aiden salió de la habitación y me lance a abrazar a mi hermano.

—Estas bien, te duele algo, que te han hecho —dijo mi hermano mirándome con una sonrisa triste y ojos de preocupación.

—Estoy bien no me han hecho nada tranquilo —dije para calmarlo.

—Te he extrañado mucho mi niño —dijo mi hermana llorando, abrazándome con fuerza, no quería soltarme.

—Yo también pero donde esta Mamá —dije confundido, esperaba poder verla.

Ambos se miraron como si no supieran que decir.

—Ella no pudo venir Masón —dijo mi hermano triste.

Me quede mirando el suelo por un momento, quería verla.

—Masón no es tu culpa, esto a sido muy difícil para ella, para todos —dijo mi hermana quien aun me tenia entre sus brazos.

—Claro lo entiendo —pero la verdad es que no lo entendía.

Cómo una madre se negaría a ver a su hijo después de que se lo quitaran, después de que casi muriera, no entendía por qué no quería verme.

—Masón que a pasado todo este tiempo que has estado aquí —dijo mi hermano acelerado y nervioso.

—Pues después de que salí de emergencias estuve un tiempo con una doctora que me cuido y ahora estoy estudiando —dije feliz

—Masón te han dado alguna medicina durante tu entrenamiento —pregunto mi hermano con un tono de preocupación.

—Si unas pastillas de colores —dije confundido por la situación.

—Masón escúchame bien, deja de tomarlas, te sacaremos de aquí pronto pero por favor deja de tomarlas, no importa que sientas no las tomes más —dijo nervioso como si estuviera pasando algo malo.

—De que hablas, que pasa —dije más confundido que nunca, me habían dicho que las pastillas eran para no recaer.

La puerta se abrió, Aiden entro junto con dos soldados más y se acercaron a mis hermanos, se veían enojado.

—Tiempo, es momento de despedirte niño —dijo Aiden molesto, no sabía por qué se comportaba así con ellos si habían sido amigos.

—Espera dame 5 minutos más, por favor Aiden te lo ruego —dije mirándolo nervioso.

Aiden me tomó el brazo y me jalo tan fuerte que caí al suelo, en ese momento mi hermana se levantó y le dio una bofetada los dos soldados, tomaron a mis hermanos y los empezaron a jalar para sacarlos de la habitación, ellos no paraban de gritar.

—No puedes hacerle esto, no puedes —dijo mi hermano furioso.

Aiden no dijo nada, me miro y me levanto del piso de un jalón con fuerza

—Despídete niño —dijo sin emociones, frío como todos los demás.

—Díganle a mamá que la quiero —dije antes de que me separaron de mi familia otra vez.

—Masón has lo que te dije, no dejes que te lleven de nuevo a emergencias, no lo permitas —dijo mi hermano gritando.

Aiden me saco de la habitación, cuando estábamos fuera se quedo callado, me miro triste, vio que tenía el brazo doblado por el dolor del golpe y una lágrima salía de mis ojos, pero no era de dolor, era de furia, estaba enojado de que no me dieran respuestas, de que intentaran controlar mi vida.

-Lo siento-dijo sincero pero no era suficiente

Cayendo en un abismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora