Antes del final

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Un rayo de luz entro cuando la puerta se abrió, Aiden entro por la habitación con una pistola en el cinturón y unas esposas, se acercó a mi y se puso en cunclillas, empezó a ponerme las esposas en los tobillos y después en las manos sin mirarme a los ojos, solo con esa expresión firme de antes.

—¿Qué haces Aiden? —dije decepcionado.

—Capitán, Capitán Aiden —repitió con desagrado.

—Eres igual a ellos verdad, nunca trataste de ayudarme solo haces lo que te dicen —ataque escupiéndole a la cara.

—Levántate —dijo molesto.

—No, capitán —dije remarque molesto.

—Cómo quieras -1dijo con desprecio.

Enseguida llegaron dos monstruos de casi dos metros de altura, ellos me tomaron de los brazos y me empezaron a arrastrar por los pasillos hasta que llegamos a una habitación donde estaba llena de máquinas.

Había un asiento como los de los de dentistas, me sentaron y me ataron al asiento, trate de sacarme entonces entro el capitán McCall, tenía en la cara una rajada y un parche en el ojo, que había hecho yo con el cuchillo anteriormente.

—Te dije que me las arreglaría después niños —dijo con una sonrisa tonta.

—Linda cara, te veo diferente, no se te hiciste algo nuevo —dije con sarcasmo.

Se acercó a mi y con su mano empezó apretarme el brazo con tanta fuerza que el dolor era insoportable, un grito ahogado salió de mi, Aiden intervino en ese momento.

—Capitán creo que deberíamos empezar el procedimiento —dijo como soldado.

—Claro no podemos perder más tiempo —dijo soltándome.

—¿Qué procedimiento? —dije nervioso.

—Verás niño como dije tu sangre es importante, pero tu no así que sacáremos la sangre de tu cuerpo y después te mataremos —dijo riendo.

—No pueden, no pueden hacerme esto —dije moviéndome desesperado.

—Podemos y lo haremos ahora capitán Aiden empieza con esto, después devuélvalo al cuarto –dijo dando ordenes.

El capitán salió de la habitación y Aiden se acercó a mi, me ajusto las cuerdas que me sostenían al asiento y me coloco un tubo que iba a mi vena.

—Aiden por favor no hagas esto —lo mire con desesperación pero él no me miró— vas a matarme como ellos lo hicieron con tu hermano.

—Listo saquen lo más que puedan sin matarlo —dijo él con una expresión de dolor.

—Si Capitán —dijo el doctor.

Paso no más de una hora cuando todo empezaba a volverse borroso, me sentía débil y tenía mucho frío, la puerta se abrió y Aiden entro, ordeno que me quitaran el tubo, su voz se sentía tan lejos.

—Capitán todavía podemos sacar más —dijo confundido.

—Esta pálido y no tarda en perder la consciencia, si sacamos más morirá, si no lo hacen lo haré yo —dijo seguro.

Los doctores no hicieron nada así que Aiden me quito el tubo, no lo entendía, primero los ayudaba a matarme y después lo detenían.

—Bien te llevare al cuarto de acuerdo —dijo como si nada.

—Te odio —dije débil, mi cuerpo no me respondía.

—Lo sé —dijo él en un susurro mas para si mismo.

Me llevo a la habitación y me puso en el suelo, tenía frío y no sabía que seguiría, el se alejó.

—Lo siento —dijo al salir del cuarto.

Como si eso me ayudara, como si eso me fuera a salvar.

Cerró la puerta con fuerza, toque con la mano el suelo hasta que mi mano alcanzo la mochila que tenía, no había entrado nadie a la habitación así que saqué el agua y bebí un sorbo con dificultades, saque la barra de cereal no tenía fuerzas para comerla pero tenía que hacerlo para recuperar fuerzas y no desmayarme.

Cuando termine me quede en el suelo, necesitaba sobrevivir 3 días más por lo menos hasta que tuviera fuerza para salir de este infierno, pues no planeaba morir aquí, me quede en el suelo inmóvil hasta que me quede inconsciente, tenía miedo pero no podía hacer nada más que hacerme el duro y esperar que mi cuerpo no me fallara.

Cayendo en un abismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora