Epílogo

1.2K 160 62
                                    

Las vacaciones por Chuseok acabaron y todos en NCT volvieron a sus dormitorios para volver con la rutina de trabajo.

Yuta le había contado a Jungwoo, con mucho esfuerzo, que se había declarado a Mark, si, pero luego le rechazó, y Kim había aguantado las ganas de pellizcarle, pero no lo hizo; sabía que su hyung tenía sus razones, y sabía que odiaría más tener que ver la cara ilusionada de Mark esperando largos períodos de tiempo al próximo día que pudiese ver al japonés.

Pero al final de todo, los días pasaban y el asunto seguía confuso para Yuta y Mark. Al principio era incómodo, pero luego, cuando volvieron de los feriados de Chuseok, todo volvía a la normalidad entre ambos, e incluso trataban de mantener la cercanía de amigos, fingiendo como si nada hubiese pasado. Pero no por mucho, de todas maneras se imaginaba Jungwoo, porque en innumerables ocasiones se habían quedado los tres a solas, ya sea para cenar o para pasar el rato, y resultaba que el ambiente entre los dos se tornaba bastante íntimo.
Jungwoo hasta podía suponer que ellos dos a solas serían otra cosa, que estando ellos dos y nadie más, tal vez hasta se animaran a hablar del asunto.
De cualquier forma, no pudo ni sospechar en lo que iba a transmutar la situación.

Llegó mediados de octubre y su relación o status no había cambiado en nada, visto superficialmente. Seguían hablando, bromeando, y siendo amigos corrientes, habían retomado las lecciones de Inglés y pasaban juntos algunas horas por semana.

Sin embargo —y esto era algo que sólo ellos podían percibir—, había una pequeña diferencia de rato en rato. En el modo que se hablaban, en las miradas que se daban, incluyendo los silencios entre los dos.

Y conforme pasaba el tiempo aquello fue escalando a abrazos delicados cuando estaban juntos en medio de los demás chicos, en frente o no de las cámaras, tal como lo harían dos compañeros comunes, uno pensaría, pero luego escaló a agarre de manos imperceptibles con muchas caricias de por medio, y entonces Mark se ilusionó al ver una posibilidad.

Una posibilidad de que Yuta estuviese aprovechando el tiempo mientras que seguía en Corea; ya que a pesar de todo en lo que habían quedado, él tampoco encajaba con su propia idea de ignorar ese amor.
Y Mark no le detenía, porque él también quería todo eso, a pesar de que fuese más que probable que luego le haría falta, o que luego sufriría por las limitaciones que causaría no verlo. Él quería vivir los momentos, sin pensar en el futuro, y dejarse hacer.

Esa ilusión entonces se materializó cuando se sumaron besos fugaces en las manos, o, si tenía suerte algunos días, en las mejillas sonrojadas del canadiense; y el menor no cabía de la felicidad cuando esto sucedía. Gracias a ésto último, Mark podía medir qué tanto el otro se estaba aguantando; unas veces eran lejos, otras veces, demasiado cerca de las comisuras de sus labios, y si éste último era el caso, entonces Mark tampoco guardaría la compostura.



La primera vez que sucedió ésto fue a finales de octubre, estaban en la cocina, ambos preparaban palomitas de maíz y jugo para los chicos que estaban en la sala escogiendo qué película ver.

En todo ese día Mark se estaba sintiendo un poco bromista y travieso con Yuta, habían grabado otro episodio de NCT WORLD en la tarde, y en todo ese tiempo hasta llegar a casa, Mark era el que comenzaba los abrazos, el que comenzaba las caricias y el que regalaba los besos en las manos.

"Piiip, piiip, piiip" sonaba el horno de microondas, indicando que las palomitas de maíz ya estaban listas, y Mark dejó de hacer su emparedado para atender al aparato. Lo siguiente que entró en su campo de visión fue la mano de Yuta interfiriendo, tomando la muñeca izquierda del menor.

—¿Qué haces? Vas a quemarte —le reprochó, e hizo que el otro apartase su mano, dejando una caricia en el proceso. Mark sonrió ante ello.

the best love story || nct; yumarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora