What is love? © [WIL #1] Disponible en Amazon (Tapa blanda y Kindle)

57. ❝Es mi culpa❞🌙

Al abrir los ojos, con la esperanza de que las cosas hayan mejorado, no hago más que llevarme una gran decepción: Natalie sigue en aquella camilla sin despertarse, y yo me encuentro en la misma banqueta que me quedé dormido hace no más de una hora.

Últimamente, no puedo descansar. Duermo, pero al despertar sigo con sueño. Sea cual sea la cantidad de tiempo que duerma, al abrir los ojos me encuentro mucho más cansado aún. Sin embargo, sé perfectamente la razón: no estoy tranquilo como para poder conciliar el sueño normalmente. Aunque… ¿quién podría estar tranquilo ante una situación como ésta?

Luego de un día entero, sin que Natalie haya evolucionado o despertado, me encontraba mucho más intranquilo. No me gustaba para nada, como sigue sucediendo. Mientras más tiempo pasa, una parte de mí piensa que hay cada vez menos probabilidades de que salga del jodido coma. Y, si solamente un día me desespera, imagina una semana entera. Hoy se cumplen los siete días desde que pasó todo.

La desesperación crece a cada momento, de la misma manera que lo hace el miedo. Y qué te digo de la negatividad… Se apodera de mí cada vez más, como si a medida que los latidos de mi corazón aumentaran, se hiciera más presente en mí de la misma manera que lo hacen los malos presentimientos.

En pocas palabras, me está afectando bastante. Más de lo que creí.

—¿Cuánto tiempo más? —pregunto, en voz alta, a nadie en particular, cubriendo mi rostro con ambas manos. Suspiro contra mis palmas, cansado y abatido, y segundos más tarde decido ponerme de pie. Camino a paso lento, dejando el asiento atrás, a medida que me acerco más a Natalie.

Me ha faltado mencionar que verla día a día más pálida, me aterra por completo.

Esta semana, gran parte del tiempo me lo pasaba al frente de ella. Inspeccionaba su rostro durante un buen rato y luego le hablaba. Le contaba sobre mi hermano, nuestros amigos, lo destruido que me encontraba ante lo que ocurrió, lo tanto que la quería… Mejor dicho, lo tanto que la quiero. Hasta también, cuando se me acababan los temas de conversación (si es que puede llamarse de esa forma) le hablaba de cosas sin sentido. Como, por ejemplo, que no entiendo por qué los elefantes son mamíferos. Lo sé, no viene al caso, pero ya lo dije: cosas sin sentido. No obstante, no creas que era fácil hablarle. Abría la boca para articular palabra y las lágrimas comenzaban picarme los ojos, amenazando con cubrir mis mejillas sin que yo les diese permiso.