34. ❝Para ti solita❞🌙

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Una semana

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Una semana.

Sí, ya ha pasado una semana del beso. ¡Una semana! Bueno, en realidad una semana y cuatro días. No puedo creer que no pueda sacármelo de la cabeza… Durante todo este tiempo intenté no dirigirle ni una sola palabra a David para olvidarlo por completo, aunque ha sido realmente imposible. Solo le he hablado el viernes 25, cuando teníamos que terminar con el castigo limpiando y ordenando los salones. Por suerte las horas no se han hecho eternas, cuando creí que sería todo lo contrario; aunque aquello no sirvió de nada. Mientras menos conversábamos más lo pensaba y era detestable.

Apuesto (ya que estoy totalmente convencida) que no te pondrás en mi lugar y pensarás que esquivarlo es el límite, pero, a ver…, ¿qué clase de mejor amigo te besa? Y no sólo que te besa, sino que lo hace de esa manera. Sabe lo que pienso respecto a todo eso, y pareciera que lo hizo a propósito. No me agrada que no haya pensado en lo que yo llegaría a decir al respecto…

Francamente, hasta llegó el momento en el que creí que él escribía las jodidas notas. En serio. Una de las razones ha sido porque David es el único que no ha recibido ninguna. Me pareció muy extraño que me hayan pedido ir al gimnasio y que él estuviese allí. Creí que lo había ideado todo para besarme, aunque no le vi mucho sentido después. ¿Por qué David Janner querría besarme? No encontré respuesta alguna. Que tuviera sentido, claro. Aunque, de todas maneras, nada de esto tiene sentido.

Lo vengo pensando hace bastante, y supongo que lo mejor será alejarme para siempre de él. No soporto ni siquiera la idea de tener que compartir bastantes asignaturas junto a David, así que sí, si le oigo decirme tan sólo un simple «Hola» estoy segura que explotaré.

Lo único que llega a «satisfacerme» un poco de la situación es que yo no he estropeado nada, sino que lo ha hecho él solito. No ha sido mi culpa esta vez. Mi primer mejor amigo fue el encargado de tirar nuestra amistad por el desagüe, como si no le importara en absoluto. Puede que, besándome, era la manera que tenía de deshacerse de mí. De seguro ya no podía soportarme con todos mis problemas. Nadie lo haría en su lugar, y soy cociente de ello.

Okay, ya es suficiente. Debo dejar de pensar en él y el, ya inexistente, vínculo entre los dos. Desgraciadamente, durante los últimos días, para lo único que tenía lugar mi pobre cabecita era su estúpida voz… y su rostro… su sonrisa…, sus labios… sus lunares… y tamb… ¡¿he dicho «sus labios»?! Maldita sea, maldita sea… de seguro estoy por ver la luz, ¿verdad? No creí que se sentiría de esta manera, Dios mío. Creo que necesitaré conseguir una guillotina para cortarme la cabeza antes de que la imagen de David Janner me dé cáncer de cerebro. Sé que podría viajar en el tiempo hasta…, bueno, no recuerdo qué año exactamente (y sí, todo por no prestar atención en Historia, maldita yo), ubicarme en Francia y buscar a aquel Robespierre…  ¿o era Roberto Pérez? Ahg, da igual; buscar a ese hombre y salvar su vida haciendo que me guillotinillen a mí en su lugar.

¿Sabes? Ahora que me doy cuenta, a David le gusta Historia más que a Cenicienta, así que debería preguntarle la fecha para estar más segur… ¡¿he dicho «David»?! Joder. Para hacerlo todo de una manera más rápida mejor haré de cuenta como si los auriculares que tengo puestos son la jodida guillotina y me estrangularé de modo que el cable me corte y mi cabeza ruede después por el edredón.

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