What is love? © [WIL #1] Disponible en Amazon (Tapa blanda y Kindle)

69. ❝Contando estrellas❞🌙

—¿Por qué tus ojos son verdes y los míos no? —me pregunta el pequeño enarcando una ceja, aunque se vuelve hacia su madre antes que pudiese responder—. ¿Por qué mis ojos son marrones?

A decir verdad, está interrogando cada cosa que le pasa por la cabeza desde que con David nos hemos subido al coche de su padre. No sabía que los niños serían tan curiosos como lo es él. Hasta me ha preguntado si uso sujetador..., ¡¿entiendes eso?! Dumbo no pudo evitar reír (seguramente recordando la foto que me ha tomado) para luego regañarlo y mientras tanto ponerse rojo. Nadie esperaba que Dylan dijera: «Mi mami usa sostén, tú también, ¿cierto?». Me cae bien de todos modos, hasta pienso que puede llegar a ser Luke Junior. Sí, Luke Junior. Admite que parecer ser más hermano suyo que de David.

—Tus ojos son marrones porque todos los miembros de la familia tienen ojos de ese color —le contesta.

—No —niega él, frunciendo cada vez más el ceño—. Natalie es la chica de David y también es parte de la familia cuando tiene ojos diferentes.

—Bueno, sí... —acepta—. Aun así... —a continuación no hace más que suspirar, y se vuelve para vernos a los tres que estamos en los asientos traseros—. Ya lo entenderás, Dyl.

—Le preguntaré a mi maestra el lunes... Tal vez ella sepa, ¿verdad? —No espera a que nadie le diga nada. Solo voltea para encontrarse con nosotros ahora. Él está a mi derecha, mientras que David a la izquierda rodeándome con su brazo. Dylan vuelve a hablar dirigiéndose a su hermano—. ¿Le das muchos besitos a tu chica?

—Sí, muchos —le contesta—. ¿Pero tú para qué vas a querer saberlo?

—¿Sabías qué si la besas demasiado se les gastarán los labios?

«Qué imaginación.»

—¿Sabías qué si no te callas Natt te detestará por preguntar cosas que no debes?

—Eso es mentira —le digo, interfiriendo. Lo único que falta es que me vea como la mala—. No voy a odiarte, Dylan. Pero sí, es mejor que dejes las preguntas para más tarde.

Suelta un suspiro.

—Oh, qué mal... Justo iba preguntarte si también quieres ser mi chica porque tú eres bonita; mi novia Valerie tiene ojos marrones como yo y no me gustan.

—No digas estupideces, enano —le ordena Dav—. Cierra la boca.

—No son estupideces, jirafa. Ciérrala tú.

Ante su pequeña discusión, sonrío. Sonrío pensando en un futuro junto a un mini Dumbo discutiendo con David, y no precisamente aquel «mini Dumbo» es su hermano.

Frederic aparca el coche frente a mi casa. No me había dado cuenta de ello hasta que, después de unos pocos minutos, noté que el auto no estaba en marcha hacía un tiempo. No queriendo perder más el tiempo, me despido de todos y cada uno de ellos (ni que fueran muchos, son tres) antes que mi novio se bajara para que yo pudiese hacerlo tras él.