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11. ❝Mi pesadilla I❞🌙

Segundos más tarde, cuando ella se había ido (escuché sus pasos alejarse) agarro el primer pantalón y remera para dormir que veo en el estante del centro. Me apresuro en ir al baño para quitarme el uniforme y lavarme los dientes. Ya lista, me dejo caer en la cama y justo en el instante en el que tomo mi celular para programar la alarma, el móvil vibra indicando que recibí un nuevo mensaje. Al leer que le pertenece a Violet, no puedo evitar sonreír. Hace bastante tiempo no hablo con ella.

Abro la aplicación de WhatsApp , y respondo escribiendo con una mano sobre la pantalla táctil, mientras que con la otra saco los auriculares de mi cajón. Sé que, si se trata de ella, estaremos un largo rato conversando.

Violet es un año mayor que yo, y la considero como mi prima. Sería, en realidad, prima tercera; porque su papá es el primo de mi madre. Pero, al fin y al cabo, ambas actuamos como si lo fuéramos de verdad. Desde pequeñas nos llevamos bien, y supongo que es por el hecho de no tener las edades muy diferentes.
Conecto los auriculares al celular, y a la vez que espero que conteste, selecciono una lista de reproducción. Ésta tiene como nombre «Ajklasda». Nunca supe cómo podría nombrarlas, a decir verdad.

Regresando al asunto de mi «prima», tenemos muchísimos gustos en común y mayormente entre los once, doce y parte de los trece años, solía quedarme los fines de semana en su casa. La razón era que no quería estar en la mía. Muy poco tiempo era el que estaba cómoda en ese lugar.

Cuando yo tenía unos seis o siete años, aproximadamente, mi mamá conoció a una persona; que tiempo después se convirtió en su pareja. Antes a él, teníamos el hogar sólo para nosotras... En ese entonces no tenía hermanos, como ya sabes mi padre jamás estuvo, el hombre que me cedió su apellido nos abandonó cuando era bebé y mi abuela materna (con la que he hablado hace unas horas) se ocupaba más de sus cosas, pero vivía a unas cuadras junto con mi abuelo.

Antes de haberse topado con Alfred, quien se convirtió en mi padrastro un año más tarde, mamá tenía un trabajo con el que ganaba bastante en pocas horas y siempre quiso tener que trabajar por la mañana (horario en el que yo fui al preescolar) para luego tener la tarde libre y estar conmigo.

Cuando él apareció, todo cambió a su inverso. Por su culpa terminaron despidiéndola (Alfred tenía coche, y decidió llevarla él por su cuenta, pero no era amante de madrugar y se pasaba de horario; haciendo que mi madre, Beatrice, todos los días llegase con una hora o más de retraso). La obligó a conseguirse un trabajo por la tarde (ahí dejé de tener relación con ella, sólo nos veíamos para la cena), y el único empleo en el que ganaba de verdad que encontró era de doce malditas horas por día (una locura, lo sé). Para ir y volver demoraba bastante ya que debía esperarlo a él para que la recogiera luego de su supuesto trabajo (nunca me enteré su profesión, sin embargo, por el aspecto con el que regresaba cada día parecía que bebía barriles de cerveza. No comprendí cómo es que no tuvo accidentes de tránsito al conducir ebrio casi siempre).