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21. ❝El apagón❞🌙

Algo suena. Por unos instantes pienso que es mi celular. Segundos más tarde noto que no, aquella no es la melodía que utilizo como alarma. Además… Ashley comienza a chillar casi al momento de que la canción finaliza. Definitivamente, no es mi teléfono móvil; es el suyo. Durante los siguientes minutos la escucho hablar y chillar con una chica a la que ella llama Rebecca. Intento cerrar los ojos para dormir un rato más. No lo consigo en absoluto. Gruño contra la almohada y alzo la cabeza poco tiempo después. Me apodero de mi celular que está en la mesita de luz, y lo desbloqueo. Son las 6:30 a.m.

Maldigo mentalmente, pensando que esa tal Rebecca no pudo haber sido más oportuna en llamar ahora, y para ahogar la voz de Ashley decido ponerme mis auriculares. Elijo una de las primeras canciones que aparecen en la lista de reproducción, y subo el volumen todo lo que puedo. Si no se me es posible volver a dormir, prefiero despertarme por completo. Los gritos ensordecedores de Ashley Howard no me gustan para nada, así que es preferible hacerlo con algo digno de ser escuchado.

Debo admitir que tengo más sueño que de costumbre. He dormido bastante tarde, puesto que la conversación que tuve con David se extendió hasta la una de la mañana. Sí, no creí que charlaríamos tanto, a decir verdad. Pero ocurrió, y a pesar de que mis ojos quieran cerrarse por un rato más, no me arrepiento de haber conversado tanto con él. Sinceramente me cae mucho mejor. Tal vez la hora había ayudado a que dejara de ser tan desesperante y ello ayudó a que todo saliera a la perfección. No hubo incidentes ni nada parecido. Agradezco eso. David Janner resultó ser más agradable de lo que pensaba. Con esto se demuestra de punta a punta que antes de opinar debemos llegar a conocer un poco más a la otra persona.

La canción cambia. Yo desbloqueo el teléfono una vez más para elegir otra, y la pantalla brillante me obliga (una vez más) a apartar la mirada de inmediato. Con los ojos entrecerrados intento ver para encontrar lo que necesito, y en el panel de notificaciones me encuentro con algunas que anteriormente he ignorado. Una de ellas, que es de WhatsApp, me dice que tengo  «239 mensajes de 2 conversaciones» sin leer. Podría decirse que el 99,9% son del jodido grupo. Leo algunos de ellos, y corresponden a Chloe y Victoria, a pesar de que cuatro horas antes del último mensaje hayan dicho que estaban preparándose para dormir. Decido escribir un mensaje a modo de respuesta a sus más de doscientos.

Natalie Hofmann @ «Inseparables» a las 6:48 p.m.
Buen día, espero que hayan acabado con los mensajitos en el momento que se les acalambraron los dedos. No me quiero imaginar qué habría ocurrido si hubieran continuado con su charla sobre lo bueno
que está Dylan Sprayberry  (⌒_⌒;)

Luego de enviarlo, me quedo observando por unos cuantos segundos aquel emoticón que he decidido insertar en el mensaje. Una sección de mi teclado tiene la opción para ese tipo de cosas… Sin duda, mi rostro debió asemejarse a eso en el momento que el brillo del móvil intentó cegarme más de lo que ya estoy… aunque, esta vez, hacerlo en el sentido literal. Dejarme ciega en serio. No sería muy bonito, a decir verdad.