★ TERMINADO ★
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«¿Qué es el amor?» [versión 2014/5]
PRIMER LIBRO DE LA SERIE WIL.
-¿Qué es el amor para ti? -pregunta entonces.
...
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Y, de repente, ocurre algo que me toma por sorpresa: Chloe se echa a llorar. No de tristeza ni mucho menos, puesto que no tendría razones para hacerlo, pero noto que sí de felicidad. Aquella felicidad que había provocado que se evaporara en el aire con sólo abrir la boca unos instantes.
—Ya lo sabía... —le escucho decir, entre hipidos, y me enseña una sonrisa maravillosa; una que siempre verás en ella—. Dios santo, estoy tan orgullosa de ti...
Por segunda vez se lanza en mi dirección para darme un abrazo. Éste se lo devuelvo, sonriendo también. Decírselo fue lo mejor que pude haber hecho, después de todo. Me siento mucho mejor. Siento que he perdido todo aquel peso que llevaba encima y no veía.
—¿Por qué «orgullosa»? No creo que sea para tanto...
Se separa, para mirarme a los ojos.
—¡¿Cómo que no es para tanto?! —chilla—. ¡¿Acaso no recuerdas lo que eras cuanto te hemos conocido?! No querías enamorarte. Lo evitabas a toda costa. Has evolucionado muchísimo, ¿y me preguntas por qué estoy orgullosa? ¡¿Es en serio?! ¿Escuchas lo que dices?
Acepto que cambié demasiado. Aunque también acepto que cambiar no sea la palabra correcta. Me gusta la que usó Chloe: evolucionar. De la misma manera que ella dice estar orgullosa, yo también lo estoy. Y cabe admitir que muy pocas veces estuve orgullosa de mí misma. Me gusta en lo que me he convertido. Me gusta en lo que David me ha convertido durante el correr de todos estos meses.
—¿Sabes qué, Chloe?
—¿Qué?
—Creo que es la primera vez que me enamoro de esta manera.
Y ahora sí ocurre algo propio de ella: se limpia las lágrimas, se levanta de inmediato y comienza a dar saltos por toda la habitación, gritando al mismo tiempo «¡Toma eso, Jordan!» o «¡Sí, sí! ¡Dumbo y Cenicienta! ¡Sí!». Yo le grito, en respuesta, que se calle porque su voz debe retumbar por el corredor. No obedece, sólo continúa mientras que con todo aquello que tiene para decir no hace más que componer una canción.
—¡Es en serio! —exclamo, ya un tanto furiosa, desde mi sitio—. ¡Debes decir nada! ¡Nadie puede saberlo...!
Eso parece hacer que se detenga. Me observa, mientras aquella alegría va yéndose de a poco, hasta que decide sentarse una vez más en la camilla, al lado de mis piernas inmóviles.
—¿Por qué no? —pregunta, desilusionada.
—Porque no estoy lista.
—¿Que no estás lista, dices?
No se lo cree, y no tendría que no hacerlo. Es decir, apenas he podido contárselo a ella. Es la única que lo sabe... Aún no estoy lista para que alguien más lo sepa, y mucho menos David. David tendrá que esperar un tiempo.