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HINATA

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HINATA

Soy una persona horrible.
Una traidora.
Una mentirosa.
Voy sentada en el metro, noto que se me agita el estómago y me froto la frente.
Solo puedo pensar en el tiempo que he pasado con Naruto.
En los momentos que hemos disfrutado hoy por todo mi apartamento.
Es tóxico.
Resulta fascinante. Me parece increíble... Me hipnotiza.
Y solo puedo pensar en él.
Está sucediendo de nuevo, y tengo miedo de que esta vez me deje más destrozada todavía.
Suena el pitido que indica que el metro va a detenerse y, cuando levanto la vista, me doy cuenta con sorpresa de que es mi parada. Toneri... Dios... Se me revuelve el estómago al pensar en lo que tengo que decirle.
Entro en las oficinas que ocupa el bufete dentro del enorme edificio y me detengo en la recepción, que se encuentra en el centro del lugar. El vestíbulo tiene dos ventanas, cada una decorada de forma personalizada. A lo largo de la pared se encuentra una fila de sillas cómodas de aspecto formal estilo Reina Ana que apestan a dinero viejo, rancio abolengo y tradición familiar. Me recuerdan a Highland Park.
La recepcionista me da la espalda, pues está archivando papeles, así que me aclaro la garganta para llamar su atención. Cuando se gira para mirarme, parpadeo sorprendida.

¿Shion? —Dado el tono de mi voz, estoy bastante segura de que me he quedado boquiabierta.

Lo último que he sabido de ella por Toneri es que estaba en Texas y asistía a la universidad. Sí, es su prima, pero la ha visto en raras ocasiones, excepto durante las vacaciones, cuando han coincidido en las reuniones familiares. Por mi parte, he evitado cualquier evento en el que sospechara que podía encontrármela, pero la vi una vez en una boda de otra prima. Apenas nos hablamos entonces, lo cual fue bastante fácil, ya que el lugar estaba lleno de invitados.

«¿Por qué no me ha dicho Toneri que se ha mudado aquí?».

Todavía es muy guapa, por supuesto; lleva el cabello rubio más corto y cortado con un estilo contundente y liso. Con una falda tubo roja y corta y una blusa estampada, tiene un aspecto increíble. Me miro los pantalones de yoga y la sudadera que visto yo; soy prácticamente una vagabunda en comparación con ella.

—¡Hola, Hinata! —me saluda ella, arrastrando su suave acento sureño—. Empecé la semana pasada.
¿Toneri no te ha dicho nada? —Arquea las cejas.

Niego con la cabeza
Su risa resuena en la oficina de paneles oscuros, poniéndome de los nervios.

—Bueno, pues aquí estoy... La nueva del despacho. —Abre los brazos y hace una pirueta completa sobre sus tacones de aguja negros.

Asiento con la cabeza.

—Toneri ha estado tan ocupado con ese nuevo caso que creo que se ha olvidado de decírmelo.

𝓚𝓲𝓾𝓫𝔂   ✶   𝒩𝐻 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora