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KYUBI

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KYUBI

Paso la mano por el salpicadero del jeep. Puede que lo tenga desde hace seis años, pero mi padre lo ha mantenido en perfecto estado mientras lo guardaba en uno de los garajes de la casa. Me trae buenos recuerdos... y malos.
Shion tenía razón: fui un demonio cuando iba al colegio. Incluso me escapé un par de veces, lo que fuera para llamar la atención de mi padre.

Observo a Hina mientras lleva la bandeja de regreso a la cocina. Parece que ha llegado el final de su turno y que le toca limpiar las mesas.
¿Por qué trabaja cuando no tiene por qué hacerlo? Creo que es admirable.
Froto el cuero que envuelve el volante. No es como las chicas que he conocido antes. Tiene una forma de mirarme..., como si pudiera ver cada detalle de mi alma, como si supiera exactamente lo que estoy pensando.

Me suena el teléfono, es Sasuke. Ya me ha llamado tres veces hoy desde su apartamento en Nueva York, una vez para contarme las noticias, y luego dos veces más para tenerme al tanto a medida que las visitas en el vídeo seguían creciendo.

—¡Amigo!—me grita al oído mientras le contesto.—¿Estás viendo lo mismo que yo?

—Sí, es genial.

Se ríe.

—Es una locura. Y... atiende... Uno de los productores de música en los que estábamos interesados me ha llamado hoy. Ha visto el vídeo y quiere reunirse con nosotros en Los Ángeles. Eso es fabuloso. Es la puta guinda a lo del vídeo.

—Estoy preparado para ir a Los Ángeles y ponerme manos a la obra, ¿sabes? Busca un apartamento y un estudio. ¡Necesitamos movernos!

Sonrío ante su exuberancia.
Continúa poniéndome al corriente sobre los demás miembros del grupo.

—Kiba y yo iremos a Los Ángeles este fin de semana para buscar un lugar para vivir. ¿Cuándo podrás llegar tú? Tenemos que ponernos a trabajar en las nuevas canciones del álbum.

«Acabo de llegar. No estoy listo para irme».

Lo cual es divertido, porque normalmente no puedo esperar para salir de Dallas.

—He hecho un trato con mi padre de que me quedaría por un tiempo. Nos dará algo de dinero para empezar. ¿Crees que puedes esperar?

Suspira.

—No lo sé, hermano. Tenemos que subirnos a la ola cuando pasa. Y el vídeo se está volviendo viral, Sakura ya está trabajando para concretar entrevistas con algunos programas, tal vez incluso con Kimmel.
Sería bueno que ya estuvieras allí si recibimos la llamada.

Me froto la frente.
Sakura es nuestra relaciones públicas; trabaja literalmente por una miseria y la
oportunidad de pasar el rato con nosotros. Asistimos juntos al colegio y, como dispone de varios fondos fiduciarios, tiene el tiempo y el dinero para ocuparse de hacer nuestra promoción. Somos su proyecto favorito, y es cierto que ha hecho un trabajo fantástico. Colocó nuestro merchandise en la web, planificó el vídeo musical e incluso programó el tour. Es insustituible y gratis, no puedo olvidarme de eso. Actualmente vive en Dallas, pero quiere mudarse a Los Ángeles para estar cerca del grupo.
Probablemente debería ir a verla o llamarla, pero aún no lo he hecho.
Está enamorada de mí, y no quiero alentarla.
Suspiro.

—Mi padre se ha casado, hermano, y hay una chica...—Mis dedos se mueven de nuevo por el volante.—Es diferente.

Decir que es diferente es un eufemismo, y en este momento soy intensamente consciente de ello, desde cada movimiento de sus hombros hasta el pulso en su cuello.
Al principio pensé que ella era solo guapa.
Pero es jodidamente luminosa.
Y lo mejor que puedo hacer es evitarla.

—Hermanito, hay chicas guapas para no hartarte durante días en Los Ángeles.

Su voz es divertida, pero siento su inquietud. Lo he decepcionado antes cuando solía... verme envuelto en peleas o meterme basura.
Mientras estoy distraído veo a Hina coger la cazadora del perchero y ponérsela.

—¿Kyubi? ¿Sigues ahí? —pregunta Sasuke.

—Sí, sí. Lo miraré y te haré saber el plan.

La tensión crepita por el teléfono cuando su voz se hace más profunda.

—Te necesito, hermano.
Hemos pasado cinco años muy jodidos y están empezando a dar sus frutos. No
nos decepciones.

Hinata sale del restaurante, se sube a su coche y abandona el aparcamiento.

—Me tengo que ir, colega. Te llamaré más tarde.

—Espera... —le escucho decir, pero ya he puesto fin a la llamada.

Me levanto y sigo las luces traseras del coche de Hina.

Me levanto y sigo las luces traseras del coche de Hina

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𝓚𝓲𝓾𝓫𝔂   ✶   𝒩𝐻 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora