A MENUDO, UNO SE ENCUENTRA CON SU DESTINO EN EL CAMINO QUE TOMA PARA EVITARLO.
HINATAANTES
Un destello de luz ilumina el techo de mi habitación y me despierta en medio de la oscuridad. Mi madre ha estado tocando a todo volumen durante la noche, pero es la tormenta y no la música la que me sobresalta; el estruendo agita las paredes de la pequeña casa en la que vivimos un barrio destartalado a las afueras de Dallas, Texas, que es conocido como Tin Town, «Barrio Chatarra» —debido precisamente a los depósitos de chatarra, centros de reciclaje y negocios de coches usados—, un foco de pobreza
y delincuencia. ¿Cómo puedo saber esto si solo tengo once años? Porque veo las noticias. A veces incluso veo mi calle en la tele cuando disparan o asaltan a alguien.
El rítmico sonido de un goteo inunda mis oídos, y veo que una pequeña gota de agua se desliza por la pared.
Una gran ráfaga de viento arrancó las tejas en primavera, lo que hizo que hubiera goteras en una esquina de mi habitación. Mi madre ha dicho que va a pedirle al propietario que lo arregle, perono lo ha hecho.
La voz profunda de un hombre flota junto con las notas de Hotel California hasta mí, y el corazón se me hunde en el pecho.
Cualquier idea de volver a dormir desaparece.
Conozco bien esa voz. Es el novio de mi madre, Jigen, o «pedazo de mierda», que es como le gustaba llamarlo a la abuela. Viene de vez en cuando y hace que mi madre se enfade. Se pelean como
gatos y perros, se desgarran entre sí con las manos y se lanzan insultos, pero luego, bruscamente, se olvidan de todo eso y se ponen a besarse.
Desde el pasillo, parece como si estuvieran discutiendo, y me quedo rígida, el aire crepita con una energía extraña. Tal vez sea la tormenta que golpea la casa o el timbre ronco de su voz, pero está pasando algo. Escucho cacarear a mi madre como cuando está histérica, y el miedo me invade y hace que se me pongan los pelos de punta.
La abuela siempre me dijo que tengo buenos instintos, y que había heredado su capacidad de leer a las personas, y me fío de eso ahora.
Ha llegado el momento de esconderse.
Salgo de debajo de las mantas, me meto debajo de mi camita, soplando para apartar las bolas de polvo. Tengo aferrado contra mi pecho el peluche que me regaló mi abuela antes de morir.
La pelea se traslada hasta mi puerta.
Susurros.
Mi miedo crece.
ESTÁS LEYENDO
𝓚𝓲𝓾𝓫𝔂 ✶ 𝒩𝐻
Teen Fiction¿Será que la historia del hilo rojo no es sólo un mito? ADAPTACION NARUHINA Una moderna historia de amor inspirada en Jane Eyre. >La historia, imágenes y personajes no me pertenecen creditos a sus respectivos autores. >Adaptación sin fines de lucro...