𝟐𝟗

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KIUBY

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KIUBY

Al día siguiente, alrededor de las once, llamo a la puerta de Hinata, pero no me responde nadie. El concierto es esta noche y tengo muchos flecos pendientes, pero tengo ganas de ver su cara. Me pregunto si podrá venir a vernos desde detrás del escenario. También quiero hablarle sobre la exposición y, tal vez, presentarle al resto del grupo.

Me siento preocupado mientras llamo a la puerta con los nudillos.
Ayer por la noche también llamé a la puerta después de que Sakura trajera la ropa de la tintorería, pero fue Gaara quien respondió, y me dijo que Hinata estaba enferma y no quería verme. Quise abrirme paso a la fuerza y llegar hasta ella, en especial porque Hina no había respondido a ninguno de los mensajes de texto que le había enviado, pero la cara preocupada de Gaara me hizo detenerme.

Estaba seguro de que había pasado algo, pero no sabía qué. Me sentí preocupado por Toneri y lo que podía haber ocurrido entre ellos. Decidí dejarle a Hinata algo de espacio, así que me relajé y volví a mi casa.

No fue hasta esta mañana en la ducha, cuando estaba pensando en la noche pasada, sobre todo en lo que me había contado Sakura de la chica que apareció borracha en mi piso, que todo hizo clic.

Sakura me había mencionado que la joven le resultaba familiar pero que no había logrado situarla. Asumió que era una de las groupies incondicionales del grupo que seguían a los Vital Rejects de ciudad en ciudad, tratando de encontrar la forma de llegar a nuestras habitaciones u hogares. Una vez, en Los Ángeles, una chica se escondió en mi coche y durmió allí; la sorprendí cuando me senté detrás del volante al día siguiente para ir al estudio.

Pero...

«¿Y si esta joven hubiera sido Hinata?».

Porque no le he dicho a Sakura que vivía al lado, y si Sakura le hubiera abierto la puerta a Hinata antes de que yo tuviera oportunidad de explicarle lo que había ocurrido en Dallas en realidad...
Con un nudo en el estómago, vuelvo a llamar a su puerta de nuevo, esta vez con más fuerza. Solo me responde el silencio.
Saco el móvil y le escribo un mensaje rápido.

«¿Estás en casa? ¿Te sientes mejor?».

Agitado, me apoyo en la pared del pasillo a esperar su respuesta, pero no recibo ninguna. Me paso la mano por el pelo antes de ponerme a pasear por el pasillo, preguntándome qué hacer a continuación. El tema de la chica que apareció en mi puerta me está mosqueando de verdad... Me parece siniestro, y quiero dejar de preocuparme por ello.
Tengo que saber si fue Hina.
Le mando otro mensaje.

«¿Anoche viniste a mi apartamento?».

«Sí. Y la vi».

La respuesta ha sido inmediata.

«Joder...».

El miedo se me acumula en las entrañas mientras me imagino la escena tal y como ha podido percibirla Rose. La cosa no pinta bien.

«No es lo que estás pensando. Puedo explicártelo, pero no a través de un mensaje de texto. Abre la puerta».

«Estoy en la biblioteca. Voy a apagar el teléfono. Adiós».

Golpeo la pared con la mano y me alejo, frustrado. No sé qué puede estar pasando por su cabeza. ¿Está enfadada? ¿Va a dejar que se lo explique todo? ¡Mierda!
Tal vez debería ir a la biblioteca a buscarla. Supongo que al mencionar la biblioteca se refiere a la de la universidad de Nueva York, pero no estoy seguro. Podría ser cualquiera. Ansioso y lleno de nervios, decido que seguir aquí no me está ayudando nada, así que me yergo y voy a hacer los recados.
La primera parada es en la galería de arte del Soho donde se va a inaugurar la exposición dentro de unos días. Es un evento al que solo se puede asistir por invitación, y en el que varios músicos exhibiremos nuestro trabajo. He estado concentrándome en mi arte varios meses, y me siento ansioso al ver que está a punto de hacerse público.
Entro y Tenten, la galerista, me recibe con una gran sonrisa. Es una castaña con una risa contagiosa.

Me da la mano con entusiasmo.

¿Quieres echar un vistazo para ver cómo ha quedado todo?

Niego con la cabeza.

Solo he venido para recoger algunas invitaciones más para la inauguración.
Pensaba que mi padre y su esposa no iban a poder venir, pero han conseguido encajarlo todo. También necesito una para una chica.

O al menos eso espero...
Mi padre me llamó ayer para decirme que iban a poder asistir al evento. No lo sabían con certeza porque Hanna se rompió la pierna esquiando hace unas semanas, y no sabía si estaría bien para poder viajar. Por suerte, lo está, y me alegro de ello. Hanna se esfuerza para tolerarme cuando estamos juntos, y, a decir verdad, me parece bien.
Es con mi padre con quien quiero tener una relación sólida.
Le he contado que he estado viendo a Hinata, y me ha deseado lo mejor.
Cojo las invitaciones que me tiende Tenten y me voy. Con la inquietud que siento por Hinata todavía en el cuerpo, me subo al coche para dirigirme al lugar donde se organiza el espectáculo. Le escribo a Hina un mensaje más.

«¿Puedo verte esta noche después del concierto?».

No recibo respuesta.

No recibo respuesta

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