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HINATA

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HINATA

Paso el resto de la semana agobiada, como si tuviera una piedra en las entrañas.
Naruto consume todos mis pensamientos.
Intento quitármelo de la cabeza.
Voy a cenar con Toneri y dejo que me bese.
Acudo con Ino y Gaara a la biblioteca. Trabajo un turno extra en el restaurante sustituyendo a Moegi solo para mantenerme ocupada. Incluso asisto a un grupo de estudio de clase de cálculo que me está tocando las narices, pero nada sirve para expulsarlo de mi cerebro.
Hanna y Minato organizan otra comida familiar el viernes por la noche.
La espero con ansiedad, y me pongo a pensar que usaré unos pantalones blancos y una blusa de seda amarilla con un suéter de color crema que Hanna me compró en una de sus tiendas favoritas. Gaara está en la habitación cuando
elijo la ropa y la describe como «modelito de niña rica», pero no me importa. Usaré lo que sea si puedo ver a Naruto.

Me pongo la blusa y los pantalones en el baño, y luego salgo corriendo a la habitación para que Gaara me evalúe. Me he recogido el pelo en una elegante coleta que se balancea cuando me doy la vuelta, exhibiéndome.

Gaara me da su aprobación, y me dirijo a Highland Park para cenar.
Pero cuando llego allí descubro que Naruri no va venir. Mientras doy cuenta de la cena, me siento decepcionada y algo... vacía. Es ese estado de ánimo lo que me impulsa a plantear nuevamente el problema de la universidad de Nueva York, esta vez con Minato presente.
Hanna se pone recta.

—Ya hemos discutido ese tema. No quiero que te vayas tan lejos.

—Pero ¿por qué?

¡Necesito que me dé una buena razón!
Aprieta los labios.

—Necesitas que te vigilen, Hinata.

Sus palabras me molestan.

—Tengo casi dieciocho años —espetó.
— Puedo ir a la universidad en otro estado si quiero.

Ella niega con la cabeza.

—Solo pagaré los gastos de Winston. Y asistirás a una universidad cercana para que yo pueda estar pendiente de ti. Además, de esa manera aún puedes hablar en las galas. ¿No quieres ayudar a esos niños?

Tenso la mandíbula al ser consciente de que está intentando manipularme.

—Claro que sí, pero estás tratando de hacerme sentir culpable por querer ir a la universidad, Hanna.

—No me gusta tu actitud —dice ella bruscamente—. Por favor, usa un tono más respetuoso cuando te dirijas a mí.

«Ya estamos con los modales...».

Dejo la cuchara de postre y me pongo de pie; necesito salir de aquí.

—No te he dado permiso para levantarte —vuelve a intervenir, limpiándose la boca.

𝓚𝓲𝓾𝓫𝔂   ✶   𝒩𝐻 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora