Capítulo 7

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Hoy era el día.

Me levanté con un buen humor, que no podía soportar, y tuve tiempo de prepararme un delicioso desayuno de waffles con frutos rojos. Alec tenía de todo en su refrigerador.

Mi atuendo estaba conformado de un pantalón largo de color negro, botines, una camisa rojiza y una chaqueta.

Salí del apartamento y caminé hacía la sala de entrenamiento. Tenía pensado observar un rato a los iniciados y ver quiénes tenían la oportunidad de permanecer en Osadía.

Espero los abnegados sean buenos.

Al llegar, me acerqué a los sacos de boxeo dónde estaban dos chicas y un chico practicando golpes. Tenían la técnica bien hecha.

–¡Lo hacen muy bien!

Las chicas se quedaron boquiabiertas al verme, no entendía el porqué me veían de esa manera, ¿soy una celebridad?

–¡Chicas!–Les dice el chico para sacarlas del pequeño trance.

–¡Eres Alex!–Dice la chica peliroja.

–¡Sí es ella!–Exclama la otra chica; la de trenzas.

–¿Cuáles son sus nombres?–Pregunté.–¿De que facción vienen?

–Sarah, vengo de Cordialidad–Contesta la peliroja.

–Serena, vengo de Verdad–Responde la de trenzas.

–Yo soy Héctor, soy un nacido osado–Dice el chico.

–¿Eres el hermano de Lynn y Shauna?–Le pregunté y él asiente con la cabeza.–Es un gusto conocerte.

Alguien hizo sonar un silbato.

–¡INICIADOS!–Grita alguien.

Cuatro, Lauren, Amar y Harrison están cerca del ring y Eric está arriba del ring. Los tres chicos corren hacía dónde está Eric con los demás. Yo también me acerco para ver el espectáculo.

Eric les habla sobre la evaluación igualitaria de los trasladados y nacidos, competirán entre ellos. Para nadie es mentira que el físico en Osadía es importante.

–¡Empiecen a calentar!–Ordena Cuatro.

Nadie se queja y sólo siguen las indicaciones, mínimo 15 vueltas le deben dar al lugar y sé que no muchos les agrada comenzar su día así. De esta forma te vuelves un osado, o bueno, es el comienzo de volverte uno de ellos.

Me coloco a lado de Cuatro y sonreí suavemente. Y él me respondió con una gran sonrisa.

–Luego del almuerzo iremos a Erudición para que abras la Caja de las Facciones–Me dice Harrison.

–¿Por qué en Erudición?–Preguntó Lauren.

–Ahí hay una habitación en donde se conecta la Caja por medio de unos cables, Alex tiene que enfrentarse a unas situaciones de facciones y de ese modo se podrá abrir–Responde Harrison.

¿Qué?, ¿no es sólo mi sangre?, maldita sea.

–¿No se necesita sólo mi sangre?

Harrison niega con la cabeza. ¡Me hubieran dicho antes!

–¿Qué clase de situaciones?, ¿miedos?

–No, no tienes los miedos suficientes para que se destaquen en cada facción–Responde Cuatro.

–¿Irás?–Le pregunto a mi hermano.

–Sólo líderes asisten–Responde Cuatro.

Claro... Eric irá.

–Tori se quedará con Cuatro y conmigo–Habla Lauren.

Siguen discutiendo sobre quiénes deberían ir, Cuatro quiere ir en vez de Tori, pero Harrison no se lo permite. Entre bromas y criterios llegarán a algo, o eso espero.

Observo como el entrenamiento se hace pesado cada que Eric da una nueva instrucción. Los chicos debiluchos se quejan de dolor y al menos no hay un Peter 2.0, hay chicos parecidos al Edward de mi iniciación, pelean cómo un animal.

–¡VEINTE MÁS!

Eric no deja de gritarles. Estos chicos van a tener un cuerpo esculpido en una semana sí siguen así.

"Le grita a los trasladados pero no a los nacidos, te salvaste Héctor"–Pensé.

Cuatro les hace una señal a los chicos para que beban agua y descansen, a Eric no le agradó la interrupción a su rutina.

–¿Podrías relajarte un poco?–Cuatro le dice a Eric.

–No te metas en mis rutinas–Le responde.

–¡Yo soy el instructor!–Le responde Cuatro.–Soy quién les debe enseñar y tú sólo deberías mirar.

Eric aprieta la mandíbula. Sabe que es la verdad.

–Se los dejas todo a la ligera, ¿cómo crees que van aprender?

–Esta iniciación será larga, tenemos tiempo–Responde Cuatro y se voltea para ir donde Lauren; ella ve a los nacidos.

Eric queda en frente de mí, tengo mi espalda recostada contra la pared y los brazos cruzados. Intento calmar mis nervios y sudoración.

Él me mira de arriba a abajo, me examina de pies a cabeza y viceversa.

–¿Crees que estoy siendo duro?

–Para que preguntas sí sabes la respuesta–Respondo.

–Eres la única líder que ha pasado por mis entrenamientos.–Contesta–Quiero saber lo que piensas.

–¿Qué?, ¿saber lo que pienso de tus rutinas?

–Quiero decir, haz estado viendo todo el entrenamiento sin decir ni una sola palabra y eso me haría saber que estás de acuerdo con mi rutina.

–Por ahora no tengo un trabajo fijo. No puedo opinar sobre cómo enseñas–Contesté.–Pero, sí tanto quieres saber, pues, sí, sí eres duro.

Miro hacía los iniciados y algunos están sentados en el suelo, sus piernas ya no dan para más. Sus rostros están pálidos.

–Los estás destrozando... ¿por qué no tratas de ir despacio?–Añadí.

–¡¿Despacio?!

–A este paso, estos chicos ya para mañana podrían hacer la prueba final y pasarían.

–Tú soportaste mi entrenamiento en tu iniciación, ahora no quiero que nadie lo soporte.

Sabemos el porqué pude hacerlo. No seas idiota.

–Haz lo que quieras–Me acerco un poco a él.–Yo no soy nadie para intervenir en tu trabajo.

–¿Cuándo podremos hablar?–Cambia el tema.

–No quiero hablar aún, estoy confundida.

–¿Confundida?, ¿hay alguien más en tu vida?

–No me refiero a ese tipo de confusión.

–¿Entonces?, ¿qué te impide hablar conmigo sobre lo que tenemos?

–¿Lo que tenemos?

–Lo que había.

Bajé la mirada al suelo y me mordí el labio inferior.

–Sólo dame mi espacio.

–Alex, sólo es una simple respuesta–Dice con enfado.

–No sé que decirte, ¿entiendes?, ¡lo siento!

–No le tienes que dar tantas vueltas al asunto–Dice y se mete las manos en los bolsillos del pantalón.–Hablaremos de esto luego que abras la Caja.

–Sí piensas que al abrir la caja correré a tus brazos, estás equivocado.

Hogar [Libro #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora