Capítulo 6

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Puse mis manos sobre la baranda del pequeño balcón, Eric sigue acariciando al caballo de manera gentil. Sentía cómo se me revolvía el estómago y las ganas de vomitar eran casi innegables.

Me armé de valor.

–Me olvidaste rápido.–Digo con un tono de voz alto.

Él voltea la cabeza de golpe hacía mí y luego se voltea totalmente, está confundido, muy confundido. Él me mira con una mirada desgarrada.

No morí. No puedo morir.

Bajé las escaleras despacio, para no caerme por el tambaleo de piernas que tenía, y caminé hacía él. Mis pisadas son pesadas y sentía mis manos sudar, finalmente me planté en frente de él y con una pequeña sonrisa en el rostro, parezco tonta.

–Hola, Eric–Dije.

La expresión de su rostro se suavizó; se volvió dulce.

Quiero besarlo.

–¿Cómo?... ¿dónde...?–Tartamudea.

–No estoy muerta.–Dije y él aprieta la mandíbula.–Sé jugar muy bien a las escondidas o eres muy malo buscando.

Quiero besarlo.

–¿Cuándo volviste?–Pregunta.

–Ayer, fui directamente a Osadía y vi a mis amigos–Meto las manos en los bolsillos de mi pantalón.–No te vi, así que pensé que te habías ido permanentemente a Erudición.

–Soy un Osado–Responde.–No puedo volver a mi facción de nacimiento.

–Trabajas con ellos, vivir cerca te daría más facilidad, ¿no crees?

–¿Por qué volviste?–Se cruza de brazos y sus músculos se tensan.

–¿Acaso no podía?

–Pudiste haber venido antes.

–Pero no quería, estaba disfrutando de unas merecidas vacaciones–Respondo.

–¿Dónde te escondías?

–¿Por qué te lo diría?–Levanté una ceja.

¿Por qué no soy directa de una vez?, joder.

–Alexis, basta, ¿bien?, ¿por qué no me dices en dónde estabas?

–No es necesario saberlo, en realidad, tal vez vuelva a ese lugar y no voy a querer que me encuentres.

–Yo te estuve buscando–Dice y se rasca el tabique de la nariz.–Arriesgué mi vida por ir a buscarte a las afueras y sabes lo peligroso que es, ¡son lugares desconocidos!

–¡La arriesgas todos los días!–Exclamé.–Ahora mismo arriesgas tu vida hablándome cómo sí fuera una persona importante para ti, cuándo en realidad no lo soy.

–Sabes perfectamente tu lugar en mi vida.

Quiero besarlo.

–¿Ah sí?–Me reí.–La rubia me quitó mi puesto.

–¿Cuál rubia?

–La insoportable, la que acaba de irse con Peter y Shauna.

–Ah, hablas de Megan–Se ríe.

–Eric, ella te dijo que fueras... salvaje...

Hice una expresión de asco.

–Linda vida, ¿eh?–Dice burlón.

Megan, primero en los regazos y luego él le da una nalgada, impresionante.

–Sólo quería saludar y que supieras que llegué. No quería ser sólo un fantasma.

Hogar [Libro #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora