Capítulo 8

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Me crucé de brazos y fui hacía el pasillo principal, siempre escapando.

Voy al comedor y almuerzo; una majestuosa hamburguesa y una bebida de mora. Estoy con Tris, Lynn, Christina, Uriah, Marlene y Will en la mesa. Ellos conversan y suelen reírse por los chistes de Uriah, mientras que yo estaba en silencio.

Uriah me mira, yo lo miro y baja la mirada a mi plato de comida; a la hamburguesa apenas le había dado un mordisco.

–¿Qué tienes?–Me pregunta.

–¿Por qué no me dijeron que Eric salía con alguien?–Solté.

–¿Qué?–Christina se atraganta con su bebida.

–¿Hablas en serio?–Dice Will.

–No lo sabíamos, ¿quién es la chica?–Pregunta Tris.

Señalo con el mentón hacía la mesa esquinera dónde está la rubia, a su lado está un moreno que reconocí enseguida; él era el chico que estaba besando a Megan en la fiesta de mi iniciación.

–¡¿Megan?!–Lynn alza una ceja.–¡Ella es patética!

–¿Me hablas en serio?, ¡ella se va con todos!–Dice Marlene.–Eric a caído bajo.

–Él arruinaría su reputación sí descubren que son novios–Añade Lynn.

–Supongo que Eric sólo quiere follar con ella–Exclama Uriah y voltea la cabeza hace Megan.

Lo miro con asco, no me quiero imaginar eso. Se me revuelve el estómago, y la cabeza.

Christina y Will ahogan la carcajada cruel, Uriah se vuelve a voltear totalmente hacía mí y entre cierra los ojos.

–¿Ustedes dos... nunca... pasó?–Pregunta.

–¡Uriah!–Exclama Lynn con una mueca.

–¿Qué?, ¡es sólo una pregunta!

–Sólo nos besamos y ya–Contesté.

Eric y Alec entran a la zona de comida, el chico del arco y flechas se queda de pie en la entrada. Eric se acerca a la mesa dónde está Megan, él toma asiento a su lado y le quita la bebida de la mano.

Asco su saliva.

Megan trata de sentarse encima de Eric pero él la aparta y casi tiene que empujarla, intensa.

–Nos vemos luego–Me levanto de la mesa y camino hacía Alec.

Alec mira con seriedad a Eric y luego dirige su mirada a mí. Me siento pequeña bajo su mirada y eso que nuestra altura no es muy diferente.

–¿Estás bien?

–Sí, lo estoy–Respondo y él pone una mano en mi hombro, me guía hacía un pasillo vacío.

Alec me dedica una de sus miradas compasivas, ahogué un sollozo. Él me acomoda un mechón de cabello por detrás de la oreja izquierda.

–¿En serio?

–No, no estoy bien.–Murmuré y me envuelve con sus brazos.

Yo no quería llorar.

–¿Quién es esa rubia?–Murmura.

–Su nombre es Megan, se revuelca con Eric–Respondo con asco.

–¡Él es un idiota!

–Yo también lo soy al pensar que podría volver a intentarlo–Le respondí.–No sé qué hacer, él quiere que hablemos del tema.

–No te estreses, hoyuelos.

Alec me acaricia el cabello con la mano, aún estando abrazándome.

–Sé que es mi error y debo someterme a ello–Dije y sentía cómo se me llenaban los ojos de lágrimas.

–Eric debe entender que esto es algo muy deprisa y confuso.

–¡Aún no sé que haré luego!

–Alex–Pone sus manos en mis hombros para mirarme fijamente a los ojos y suelta un suspiro.–Sí decides que nada de esto es bueno para ti y quieres irte, yo mismo te llevaré al bosque.

Asentí con la cabeza e intenté mostrarle una media sonrisa dulce.

–Debemos partir ahora hacía Erudición, Harrison está con Amar en el estacionamiento, así que vete con ellos y yo iré en otra camioneta con Eric.

Ambos tomamos caminos distintos al separarnos. Troté al estacionamiento, para evitar que alguien se detuviera a hablarme, y llegué dónde los chicos, ellos estaban riéndose de algo con unos guardias de seguridad.

(....)

Salimos de Osadía hace unos minutos y estábamos a punto de llegar, tenía a Harrison al lado y Amar iba en el asiento de atrás. Sólo íbamos nosotros tres en la camioneta, pero no nos dirigimos la palabra en ningún momento.

Harrison detiene la camioneta frente del edificio erudito, nos bajamos y Harrison le entrega las llaves a un guardia del estacionamiento de Erudición. Subimos las escaleras y caminamos por el pasillo, pasillo que recordaba, entramos por una puerta al gran lugar.

Estaban las pantallas llenas de información que se necesitaba para abrir la Caja. Ya no se veía como un lugar abandonado, cómo cuando Caleb lo había encontrado hace un año. Todo estaba restaurado.

La Caja estaba encima de una base alta, era bonita. Parecía un trofeo en exhibición.

Había una mesa grande para que los líderes estuvieran sentados. Caleb estaba con Jack ; líder de Verdad, de pie a lado de unas pantallas.

–¡Bienvenida!–Me dice Jack.

–Hola–Me saluda Caleb.

–¡Hola!

Eric y Alec llegan unos minutos después, enseguida, detrás de ellos entra Johanna y.. ¿qué hace él aquí?

Miro a Harrison con desaprobación. Él sabe que Marcus no debería estar aquí, ni en ningún lugar donde esté yo.

–No hay otra persona que represente Abnegación–Me susurra.

Tres líderes de Osadía y Amar, un líder por Cordialidad, Erudición, Verdad y Abnegación.

¿Estamos todos?... ¿o no?

Ahí es cuándo la veo entrar, no puede ser, trae una camisa negra, pantalón gris y tiene el cabello recogido en una coleta baja.

¿Mis padres juntos?, fiesta de muertos.

Detrás de ella viene un escolta y el chico me sonríe; es Edward. Su cabello estaba bien cepillado, llevaba puesto unos pantalones largos, botines y camisa de botones.

–Bien, ya que estamos todos creo que podríamos empezar–Dice Caleb y toman asiento en las sillas que están alrededor de la mesa.

Me quedé de pie a lado de Edward y éste no disimula la sonrisa.

–Hola–Me susurra.

–Que bueno volver a verte–Le susurré.

–¡Líderes de facciones y líder de sin facción!, es momento de descubrir lo que nos esconde la maravillosa Caja de las Facciones–Habla Caleb.

Siento la mirada de Eric sobre mí, sé que espera que hablemos después pero mi nerviosismo era por la Caja. No podía imaginarme que podía aparecer ahí, sí había un papel o algo que sirviera dentro de ella.

Quién hubiera pensado que la chica débil transformada en fuerte estaría viva para lograr esto; algo que Jeanine quería hacer hace mucho y que por suerte no logro.

–Alexis–Me llama Caleb y me extiende un cuchillo.–Deja que tu sangre escurra encima.

Tomé el cuchillo y me acerqué a la base dónde está la Caja, esto es cómo en mi ceremonia de elección. Hice un corte en la palma de mi mano y dejé caer unas gotas de sangre en la parte hundida que había arriba de la caja.

Mi sangre se escurría por sus pequeñas grietas y la herida en mi mano comenzó a cerrarse con velocidad.

"Cuándo me clavé el cuchillo en el pie apropósito pasó lo mismo"–Pensé.

Los dibujos que tenía la caja, el símbolo de cada facción, se encendieron con una luz amarillenta.

Estaba casi abierta.

Hogar [Libro #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora