Capítulo 18

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El tiempo pasaba lento y el clima de la ciudad estaba oscuro. Habían pasado cinco días, CINCO DÍAS, sin saber sobre los iniciados y sin saber de él.

No estaba yendo a trabajar. No salía de mi apartamento ni dejaba que entraran mis amigos o Cuatro. Me dolía el pecho y hasta mi nariz llegó a sangrar de manera extraña. Eso nunca había pasado.

No entrenaba, no veía la televisión, nadie entendía que me pasaba y Anne evitaba hacerme preguntas dónde yo tenía que formular una respuesta larga.
Un sí o un no, eso a ella le bastaba para saber sobre mi salud.

–Cinco días...–Murmuré mientras veía la lluvia caer. Estaba acostada en el sofá y miraba hacía el ventanal.

–¿Dijiste algo?–Anne se acerca y se sienta a mi lado.

Era el monstruo en la historia de todos, menos en la mía...

–¿Quién?

–¡Mi error fue no pensar!–Solté un sollozo.

Decía cosas sin sentido, bueno, para mi sí tenían sentido. Parecía una loca y Anne me miraba confundida.

–Alex, ¿por qué estás así?

No respondo, me siento enferma sin estarlo literalmente. Tenía la piel pálida, los labios secos y el acné comenzaba a brotar de nuevo.

–¡BIEN!–Anne suelta un suspiro.–¿Esto tiene que ver con ingerir alcohol?

–No bebo.

–¿Peleaste con alguien en la fiesta?

–No.

–¿Discutiste con alguno de tus amigos?

–No–Respondo.

–¿Al menos esto tiene algo que ver con tus amigos o Cuatro?

–No–Respondo y Anne me analiza.

Puede ser que ella que tenga la pregunta correcta en la punta de la lengua.

–¿Eric es tu amigo?

–No.

–¿Esto tiene que ver con él?

Volteo mi cabeza y miro a Anne a los ojos, a dado en el blanco. El cariño que le tenía a ella era tan sincero, no podía mentirle y mucho menos fallarle. Ella quería verme bien, verme entrenar y ser fuerte, no débil.

Se levanta rápido del sofá y toma su teléfono para marcar los números, se lo pone en la oreja y espera que le respondan del otro lado.

–¡Necesito que vengan ahora mismo!–Dice Anne a la persona que llama.

No me quejo, no chisto ni opino por unos segundos. Hasta que veo que se quita el teléfono de la oreja y lo deja sobre la mesa.

–No debiste llamarlos, sé lidiar sola–Dije.–No quiero su ayuda.

–Son tu familia, te guste o no–Responde.–No quiero que cuentes la historia varias veces porque te harás daño.

–¿Los llamaste para que sólo cuente una vez lo que pasó?, ¡gran terapia!

Oigo el golpeteo contra la puerta, parecía que querían tumbarla. En mi apartamento aparecen tres líderes, dos instructores y Amar, Tris y Killian. ¿Acaso esto es una fiesta?

–Ahora, habla, Alex–Me dice Anne con un tono de voz gruñona.

–¿Qué pasó?–Pregunta Alec.

Cada uno consigue un lugar para sentarse y ver la terrible apariencia que tengo ahora mismo. ¡Qué vergüenza!

Hogar [Libro #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora