|| Renacer || Candy & Anthony

Capítulo 39.

Ha pasado un tiempo desde aquel susto que Harry le dio a Candy. Al final, los dos se abrazaron encantados por verse de nuevo. Por otro lado, el viaje a Francia se tuvo que posponer por el llamado urgente para Annie puesto que su padre adoptivo se enfermó repentinamente. Como buena hija, Annie Britter decidió quedarse tres días más para que pueda despedirse de su novio Archie y de su mejor amiga Candy. Esto lo decidió así porque en dos días cumplirá años. Es por ello que el grupo de amigos, decidieron organizarle una fiesta de cumpleaños y una despedida.

Archie se tomó la molestia de reservar un salón privado en un restaurante típico español para su novia. Harry decidió las decoraciones del lugar así como la comida. Candy se le asignó como la encargada del pastel por lo que tuvo que pedirlo con anticipación. Todos se encontraron emocionados por la fiesta ya que habían muchos eventos que celebrar como el cumpleaños de la Britter, el final de las vacaciones, la amistad entre el grupo de amigos y la cariñosa despedida para la señorita Britter.

Todo ya estaba listo, pero faltaba aún el pastel para recogerlo. Candy fue a la pastelería que se encuentra en el centro de Madrid. Esta pastelería tiene la fama de producir los mejores pasteles de vainilla en toda la ciudad por lo que era de esperarse que Candy eligiera aquel establecimiento.

Al entrar tocó hacer fila para que pudiese recoger su pedido. No pasó más de quince minutos para que fuese atendida. Entregó un papel con el número del pedido y de inmediato se lo dieron. Quizás también es famosa la pastelería por su gran rapidez de servicio. Se dispuso a salir de la cafetería, pero sintió que debía de comprar alguna vela para ponerla en el pastel. Dejó en pastel en una de las mesas para que pudiese regresar al mostrador y escogió una pequeña vela azul. Dejó el dinero ahí mismo y se dispuso a guardar la vela en cuanto

ー¿Candy?ーPreguntó una voz conocida que llamó la atención de la rubiaー No pensé en encontrarte aquí, tarzán pecosa.

Al girarse, se sorprendió al encontrarse con Terry quien llevaba un atuendo casual y con unas gafas que ocultan sus ojos. Aquel momento fue tan inesperado para ambos ya que sólo eran ellos dos. Todo el mundo alrededor de ellos se paralizó, como si ese mismo supiera leer el ambiente. Sólo comenzaron a existir la presencia de Candy y Terry. Terry quiso acortar la distancia entre ellos acercándose al cuerpo de la rubia. Ella no sabía cómo reaccionar, en lo más profundo de su corazón se había emocionado por aquel encuentro. Su corazón latió un poco más rápido cuando sintió la cálida mano del Grandchester.

La otra mano de Terry fue directo hacia la mejilla de Candy con un ritmo tembloroso. Se sentía como la primera vez que la acariciaba desde hace tiempo y eso hizo que los nervios invadieran a Terry. No obstante, eso no importó cuando el roce de ambas pieles se tocaron en un estremecimiento eléctrico. Por otro lado, Candy, quieta en su lugar, se sonrojó por el dulce tacto de Terry.

ーHoy te ves hermosa, mi adorada Candy ーSonrió Terry al recordar la calidez del rostro de su amor.

ーYo... Terry, n-no esperaba verte aquíーAsintió Candy desviando la mirada hacia otro lado.

ーYo menos, y pensar que en aquel departamento sería la última vez que te vería. ¡No sabes cuánto te extraño!

En ese preciso momento, unas ganas de abrazarla dominaron el cuerpo de Terry por lo que no dudó en abrazarla. Su instinto le dijo que tenía que aprisionarla en sus brazos nuevamente, puesto que era lo que más deseó por años desde que Candy se fue lejos. Fue una grata sorpresa cuando Candy no se movió de su lugar y recibió aquel abrazo inesperado. Por el contrario, a Candy le invadieron varios recuerdos del pasado con Terry. Desde que se conocieron en el Instituto de San Pablo como el adiós que se dieron en ese día de invierno. Lágrimas desearon salir con el cálido abrazo del Grandchester.