Capítulo 35.

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Han pasado unos días los cuales sólo significaba la cuenta regresiva para Archie y Candy, pues su mejor amiga Annie Britter estaba por descender del barco que la había traído desde los Estados Unidos. Ambos estaban ansiosos por verla, ya que ha pasado tiempo desde que se vieron frente a frente y ya era hora de que se volvieran a encontrar las dos mejores amigas. Candy sonrió al ver a Annie saludar desde la cubierta del barco. Éste no tardó en bajar a los pasajeros a tierra firma después de un viaje largo. El primero en correr tras de su amada fue Archie quien llevaba lágrimas en los ojos al estar reunido con su querida novia; por el contrario, Annie lo recibió calmándolo con unas suaves palmadas en la espalda.

Candy ríe ante el infantil comportamiento de Archie, y también se dirige a abrazar a Annie quien se despegó de su novio acercándose a la rubia en un cariñoso abrazo. Ambas se han extrañado como nunca antes; si de por sí el haber estado separadas la mayor parte de su infancia y adolescencia, se comparaba al hecho de que Candy se fue a otro continente. Después de todo ninguna de las dos deseaba separarse de nuevo, se querían tanto como si fuesen hermanas de sangre.

ー¡Te he extrañado mucho!ー. Se dijeron a la otra con total alegría.

Después de varios abrazos, se dispusieron a irse hacia el hotel reservado para Annie. Ahí dejaron sus maletas encargadas, ya que Annie insistió en aprovechar cada segundo para estar con ellos. Candy le sugirió un tour por toda la ciudad, a lo cual su amiga felizmente aceptó. Antes de comenzar su recorrido por la ciudad, fueron al dormitorio de los chicos para ver a Harry. No cedieron los abrazos fácilmente para continuar con el tour, ya que estando con Harry se montó la pequeña fiesta de bienvenida.

ーHey, Harry, vamos a darle un recorrido por la ciudad y principalmente vamos a visitar mi escuela. ¿Quisieras acompañarnos?ーComentó la rubia a su amigo.

ーMe encantaría ir, pero tengo algunos mandados que hacer por parte del trabajo. Al parecer planean plantar más árboles por lo que necesito abono nuevo.

ーSe aprovechan que eres el nuevo empleado para mandarte de compras en un fin de semana. ¡Qué desgracia la tuya!ー. Colocó su mano en su frente como si estuviese haciendo una escena de lástima.

ーLo sé. ¿Por qué no estar tranquilos con cinco días de trabajo? ¿Cuál era la necesidad de arruinarme el fin de semana?ーRio.ー Bueno, al menos lo que pueden hacer es divertirse por mí. Vayan a tomar un helado y escogen de limón por mí. Nos vemos.

Los tres asintieron despidiéndose de él y yéndose del departamento. Por otra parte, Harry se colocó su abrigo gris claro medio corto para irse a comprar el dichoso abono que le había costado sus días de descanso.

Decidió caminar por las calles en vez de escoger transporte, y a lo lejos de la esquina se veía apenas la figuras de sus amigos yéndose en dirección contraria a la de él. Sonrió. Al final todos estaban juntos después de meses de haber sido separados. Le hacía feliz pensar que pertenecía a un grupo de amigos bastante buenos y amigables que lo acogieron.

Suspiró caminando hacia la tienda de jardinería más cercana de su departamento, sin embargo no era tan cercana como cree ya que suelen estar lejos de los puntos más concurridos de la ciudad por lo que se optaron por establecer en lugares más en contacto con la vida verde como parques o jardines públicos a visitar. Cuando llegó, no tardo en recibir aquel aroma divino a flores y arbustos que vendían en el mercado cerca de un parque grande. No se resistió para darse una vuelta por ahí, sabía exactamente que le atraía demasiado el aroma de las flores por lo que se dispuso a revisar éstas por todos los puestos.

La fragancia que desprendían, le daba  una gran satisfacción al olfato del Miller. En especial, aquellas rosas que se mostraban en las entradas de varios puestos. Le encantó verlas de cualquier color, sin embargo no se comparaban en nada con la DulceCandy en la casa de los Andrew. Su aroma sin duda alguna era especial, porque ningún aroma de rosas del lugar se comparó con el de esta rosa en particular. Su aroma desplegaba felicidad, un olor dulce y lleno de naturalidad. Una rosa exquisita entre miles de tipos.

Una vez terminando con su recorrido de flores, fue finalmente al puesto donde se venden el abono para jardines. Ahí le dijo al encargado de la tienda que le diera el mejor abono que éste poseía a lo cual el vendedor asintió. Le llevó un abono fresco de ayer ya que estaba en excelentes condiciones, lo cual Harry pagó la mitad por adelantado para que el lunes llevaran a la Academia el abono. No obstante, al querer sacar las monedas, dejó caer accidentalmente su reloj de bolsillo por lo que se había roto ligeramente del cristal.

Suspiró pesadamente ya que ahora debía de ir con un relojero a que le arreglasen el cristal y revisar si todo seguía funcionando bien. Salió del mercado para dirigirse nuevamente a la zona en donde vivía ya que en una de las calles cercanas a su dormitorio, había una relojería. Cuando entró a la relojería, vio colgados en las paredes varios relojes de madera de diferentes tipos y tamaños, también había de los clásicos al igual que los relojes de bolsillo mostrados en una cristalera. Enfrente de él se encontraba otro cliente, que al parecer tuvo el mismo problema que él. El relojero encargado de espaldas le preguntó qué se le ofrecía sin especificar a quien, por lo que ambos contestaron.

ーNecesito una reparación en mi reloj.

Ambos se miraron, y vaya sorpresa se dieron. Harry se le escuchó una pequeña risa por aquella coincidencia al igual que a la otra persona. No podría haberlo visto de enfrente si él no se hubiera dado la vuelta para reír con él. Llevaba un gorro marrón oscuro, al igual que un abrigo café claro de vestimenta. Su cabello marrón era largo, por lo que no se distinguía bien su rostro con sus ojos  azul marino.

ーEso sí que fue una coincidencia señoresー. Dijo el relojero en el instante. Jóvenes, dejen ahí su reloj para que se los revise en un momento.

ーClaro, muchas gracias señorー. Respondió Harry amable y volviendo hacia el otroー ¿Qué le pasó a tu reloj?

ーNo me di cuenta que lo llevaba encima, por lo que en un ensayo de actuación se me cayó en pleno escenario. Después de la práctica vine aquí.

ーOh ya, lo mío es menos trágico. Hace un rato que lo rompí accidentalmente queriendo pagar con mis monedas. Deberé de comprarme una cartera, aunque sea una barata.

ーHoy sí que no es un buen díaー. Respondió el otroー. ¿Le gustaría tomar un café conmigo? Usted me parece un caballero con quien puedo tener una conversación interesante.

Harry aceptó por lo que en una espera a que sus relojes se encontrasen bien, salieron de la tienda directo a una cafetería situada en la esquina de la misma calle.

...

Candy y Annie habían visitado cada tienda y restaurante de una zona de la ciudad por lo que se habían dejado llevar con algunas compras. Annie había decidido comprarles algo a sus padres los Britter, mientras que Candy había comprado nuevos materiales para las clases de teoría. Archie pensó en que podría pasar un tiempo con su novia, pero en todo momento ese par de mejores amigas no se separó y prosiguieron a seguir visitando tiendas. Archie aburrido, decidió esperar a las chicas en los asientos de la esquina de la calle. Estaban medianamente cerca del dormitorio de los chicos, por lo que pronto se acabaría el tour y por fin tendría una oportunidad de estar a solas con su amada.

Mientras veía las carretas y los autos de gente adinerada pasar, sus ojos aburridos se posaron en la ropa de peatones de las calles. De cierta forma le resultaba entretenido ver la vestimenta de los demás. Por lo cual, una llamó su atención ya que se le hizo familar. No muchos llevaban abrigos en esta temporada, además de ser un abrigo medio corto. Posó su mirada en el dueño y se sorprendió al encontrarse con la mirada a Harry quien iba acompañado, pues éste estaba hablando entretenido, por lo cual no tardó en posar su mirada en su acompañante.

Esto le heló su cuerpo. Se había comprobado que en una ciudad, por más que ésta sea grande al mismo tiempo es una ciudad pequeña puesto que las personas que menos se esperan encontrarse finalmente resulta que es posible. Estaba al tanto de la situación a su alrededor; sabía del conflicto amoroso de Candy con Harry y de la relación de ella con Terry en el pasado. Esto dio como consecuencia una explosión en su mente como si esto comenzase a salir mal.

ーLo que faltaba, lo inimaginable puede llegar a sucederーSuspiró viéndolos entrar en la cafetería de la calle paralela a él.

|| Renacer || Candy & AnthonyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora