Capítulo 25.

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Ya era hora de conocer a profundidad a la chica de los rizos de oro así que asintió una y otra vez a la propuesta del príncipe de las rosas. Aquel gesto confundió al otro, no tenía la menor idea del por qué de su pequeña acción. Harry quedó enfrente del segundo rubio y estiró sus brazos hacia los hombros del contrario. Llevaba consigo un rostro serio y firme.

-¡Anthony! Deseo pedirte un favor-. Preguntó-. Me gustaría que me cuentes más de Candy. Yo... no he tenido un preciso momento para preguntarle además de que siento que es de mala educación. Así que ¡por favor dime más sobre ella!

Su expresión de confusión se había desvanecido dejando ver un rostro impactado y a la vez suave. No tardaron sus labios en formar una sonrisa. Llevó una mano lentamente hacia la cabeza de Harry y la acarició cariñosamente.

-Querido Harry, pero tú siempre la has conocido-. Respondió a su petición-. Creo que... somos los que más la conocemos. Y dudo que haya cambiado desde que abandoné repentinamente su vida, para nosotros siempre seguirá siendo la dulce niña que, una vez conocí en aquel portal de rosas.

Toda esa respuesta puso a pensar demasiado a Harry. ¿Ya la había conocido antes? Pero... ¡Eso no podía ser posible! Él apenas hace meses la conoció en la mansión Andrew. Por un momento pensó que aquel chico, que veía en sus sueños todas las noches, estaba loco. No era posible eso por lo que decidió tomarlo como una broma, pero claramente no lo expresaría así enfrente de él ya que Anthony es un chico muy educado.

Decidió guardar silencio para ver si había algo más por parte del otro.

-Sin embargo, si quieres saber más sobre ella, te lo diré-. Añadió a su respuesta anterior.

Harry asintió. Entonces, en ese preciso instante, el jardín de rosas desapareció dejando ver un poco el lugar a oscuras. Seguido de esto, la oscuridad poco a poco dio imagen a una casa, pero no cualquiera sino la mansión Andrew. Todo era claro ahora, la fachada, la entrada con sus jardines, entre muchos otros detalles comenzaron a tomar claridad.

Anthony, con un movimiento ligero de su cabeza, indicó el avance hacia la mansión. Abriendo ya la entrada, Harry se sorprendió al ver un poco cambiado el hogar. Por su parte, el rubio de ojos color azul celeste suspiró, pero no cualquier suspiro sino uno de nostalgia y cálido. Cruzaron la mansión hasta llegar al jardín de las rosas. Harry ya lo conocía, pero al verlo se llevó una gran sorpresa; el jardín brillaba aún más que cuando lo vio por primera vez. Parecía que la luz se esparcía en cada flor del cultivo y de aquéllas irradeaban paz y tranquilidad.

Quiso detenerse a olerlas ya que desde donde se hallaba era posible percibir su aroma dulce, pero algo hizo que continuara siguiendo al rubio de sus sueños. Al final del jardín, divisó un portal con rosales alrededor; en el centro de éste llevaba el símbolo de la familia Andrew.

-Esta es la primera  vez que conocí a la rubia de hermosos rizos dorados-. Comentó sonriéndole.

No tuvo que decir nada, pues de inmediato, desde lo lejos, observó a una pequeña niña corriendo desenfrenadamente hacia su dirección. Ésta tropezó y cayó al suelo dejándose ver las lágrimas que corrían por sus pecosas mejillas. No tardó en reconocer a aquella muchacha, era la misma Candy que conocía.

¿Qué habrá causado sus lágrimas? ¿Cuál fue el motivo?

-No llores, por favor pecosa, eres mucho más linda cuando ríes que cuando lloras-. Dijo una voz conocida que de inmediato supo de quién era. Anthony.

Éste estaba sentado viéndola con una sonrisa entre labios. En ese preciso momento, los pensamientos de Harry se vieron inundados por los celos que causaban la mirada del joven Brower y, al mismo tiempo, la hermosa expresión de su querida rubia. Aquellos par de ojos celestes fugaces se conectaron en un sólo parpadeo. Tal vez fue por unos segundos, pero bastó para darse cuenta que aquel sentimiento que tenían los dos en sus corazones era correspondido. Un amor a primera vista.

|| Renacer || Candy & AnthonyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora