Embarazo pt 2

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"¿Por qué nadie le había advertido que un embarazo era tan complicado?" Se preguntaba Armando una y otra vez. Había escuchado ruidos en la cocina por lo que decidió levantarse e ir a revisar para asegurarse que ningún intruso haya ingresado a su hogar mientras dormía.

Pero lo único que se encontró fue a su esposo sacando todo lo que había dentro del refrigerador.

-Cariño, ¿qué haces?- habló con cansancio, no era la primera vez que presenciaba algo así durante estos meses.

-¿Y tú qué crees coño? Estoy buscando unas ciruelas, tengo hambre y yo con hambre no puedo dormir- gruñó mientras lanzaba el cajón de la verdura a quien sabe donde.

-Pero si son las 4 de la madrugada, además...- elevó una ceja. -¿Desde cuándo te gustan a ti las ciruelas?

-Desde ahora, así que si no estás aquí para ir a comprar algunas es mejor que te pierdas.

-¡Qué!, ¿Justo ahora?- exclamó nervioso, ¿Dónde conseguiría aquella fruta en plena madrugada?.

-Ahora- se cruzó de brazos y frunció su ceño para verse imponente.

Suspiró resignado. Sabía que no había escapatoria. Nunca en su vida había visto un omega tan obstinado hasta que apareció Jack en su vida, y es que cualquiera que lo viera diría que es un alfa hecho y derecho, gran equivocación.

Con pesadez, se aseguró que el menor volviese a la cama, donde lo arropó y le prometió que volvería con su pedido. Que sabrá Dios dónde lo conseguiría.


Después de lo que pareció una eternidad, el mecánico logró encontrar un galpón donde guardaban la fruta y, "lamentablemente", tuvo que saquearlo.

Al llegar a su hogar encontró al omega durmiendo plácidamente por lo que decidió no molestarlo, quizás había hecho que perdiera toda la noche pero por él haría lo que fuese.

                                 ♦

Los siguientes meses fueron todo un torbellino de emociones, hasta había considerado llevar al menor a un psicólogo ya que creía que tenía bipolaridad.

De momentos era la persona más amorosa del mundo, exigiendo toda su atención, y a los minutos le arrojaba todo lo que estaba a su alcance a la cabeza, sin contar los cientos de porrazos que se llevaba al día.

Cuando el omega se encontraba furioso era mejor no estar cerca si apreciabas tu vida.

Al ya tener 8 meses se la pasaba en el nido que habría construido con la ropa de él y su alfa en la habitación de al lado, necesitaba tener su lugar seguro y preparar todo para la pronta llegada de su cachorro.

—Jack, no hagas tanto esfuerzo— dijo al verlo subido en una escalera colocando luces leds alrededor de la habitación.

—Que esté embarazado no significa que sea un inútil— respondió con fastidio.

Al intentar bajar dio un paso en falso provocando que cayera. Armando reaccionó tomando el cuerpo del azabache pero no evitó que ambos terminaran en el suelo, quedando el mayor debajo.

—¿Te encuentras bien?— preguntó preocupado ya que la caída no había sido leve.

—Creo que sí— soltó un quejido debido al golpe cuando de pronto sintió como un líquido se escurría entre sus piernas. —No puede ser...

Grúas sintió como su pantalón también se humedecía por algún líquido, miró hacia abajo y fue cuando se dio cuenta.

—T-tu rompiste b-bolsa...?—tartamudeó, el aire le faltaba y su vista comenzó a nublarse. Estaba a punto de desmayarse.

—¡Ni se te ocurra!— el menor lo abofeteó anticipando lo que le ocurriría. —Ayúdame a levantarme, toma mis cosas y llévame al puto hospital, ¡Y que sea hoy, Armando!— gritó exasperado.

La situación era un completo desastre. Desde Jack gritando quejándose del dolor y echándole la culpa de todo a su alfa, hasta Grúas tratando de no desmayarse a mitad de la carretera y soltando su aroma para que el menor se relajara.

Luego de eternos minutos lograron llegar al hospital.

—¡Un EMS, necesito un puto médico!— gritaba colérico el Superintendente apenas puso un pie en la entrada.

—Aqui. Dígame, ¿Qué le sucede?— se acercó un doctor con el rostro tatuado.

—Mi e-esposo está... está por...— trataba de explicar el de barba pero el sólo hecho de pensar en la situación lo ponía cada vez más nervioso.

—¡Estoy por parir, maldita sea— explotó furioso el omega —¡Atiendanme de una maldita vez!

El Doctor Muerte llamó rápidamente a unos enfermeros para que trajeran una camilla y lo trasladaran a la sala de partos.

                                  ♦

Había pasado alrededor de una hora desde que Jack había entrado en parto, parecía que al jefe de los mecánicos se lo comerían los nervios por lo que decidió avisarles a los amigos del matrimonio para que asistieran al hospital y le hagan compañía.

—No te pleocupes, homble— dijo el Chino con su típico acento. —Tu omega e' fuelte

—Es verdad, jefe. Su cachorro será hermoso— secundó Juanjo con una sonrisa.

—Conway es el omega más fuerte que he conocido, saldrá exitoso— apoyó Volkov para hacer el ambiente más ameno.

Armando sólo pudo atinar a responder con una sonrisa, aún no podía creer todo lo que estaba pasando.

—¿Familiares del señor Conway?— se acercó el mismo médico que los había recibido al llegar.

—¡Aquí, soy su alfa!— dijo Grúas saltando de su asiento.

—Muy bien, el parto fue un éxito. Es un varón, felicidades. Pueden pasar a ver al paciente pero de a uno por vez— dijo con una sonrisa para volver con su trabajo.

—Madre mía...— sintió sus piernas flaquear pero al momento sus amigos lo sujetaron de ambos brazos.

—Otia' cuidao' malicon— regañó el asiático ya que el mayor no era muy liviano.

—Dios nos libre— suspiró Greco de forma exagerada mientras se persignaba, ganándose un golpe en la cabeza por parte de Ivanov.



El primero en entrar fue Armando, por obvias razones, encontrándose a su adorado omega con el rostro cansado y un pequeño bulto de mantas entre sus brazos.

—Cariño...— susurró apenas audible para no molestar.

—Ven aquí— invitó el menor.

Al acercarse a su pareja, pudo observar entre las mantas a un precioso niño castaño con la piel más blanca que jamás haya visto a excepción de sus mejillas que se encontraban sonrojadas.

—Es precioso— dijo con lágrimas en los ojos mientras acariciaba al pequeño y tomaba la mano de su esposo.

—Y todo gracias a ti— respondió el azabache igual de emocionado. —El tiempo se nos fue y no pensamos en un nombre— dijo algo desanimado.

—Es verdad... ¿Qué te parece Gustavo?— sugirió el mayor ya que era un nombre que tenía en mente hace tiempo.

—Me gusta, pero qué te parece si lo modificamos un poco y en lugar de llevar "v" le colocamos "b"— sugirió con una sonrisa. —Gustabo, para que sea único y original como seguramente será él en un futuro.

—Gustabo con b de bombón, me encanta— respondió con una gran sonrisa.

Después de largos meses de espera, al fin su familia estaba completa y se aseguraría de protegerla y brindarle todo su amor por el resto de su vida.

















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Final bien cute. Espero que les guste



Gomón fuera.



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