Monstruo

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Sentía la sangre caliente bajar de forma lenta por su frente hasta llegar a su ojo izquierdo, haciendo que forzosamente lo cerrara.

"—Soy el Superintendente Conway"

A duras penas, logró reaccionar y esquivar el puñetazo que iba directo a su rostro.

"—No hay nada mejor, Conway, que una relación basada en la sinceridad.

—Y en el odio."

Las respiraciones agitadas de ambos retumbaban en las paredes de aquella habitación, sus músculos ardían, las heridas abiertas en sus cuerpos no dejaban de sangrar.

No apartaban la mirada ni por un segundo, transmitían toda la furia contenida que aún no terminaban de liberar con los golpes.

Habían llegado a su límite, cada uno por distinta razón se había guardado lo que sentía, y eso que sabían muy bien lo explosivos que podían ser.

Llegó un momento en que las palabras ya no eran suficientes para expresar lo que pensaban, ahora la fuerza física era la protagonista en aquella oscura madrugada.

Lo culpó, le gritó que él había sido el responsable de convertirlo en lo que era ahora, lo acusó de llenarlo de odio, aunque sabía bien que era algo que desde hace tiempo guardó con rencor en lo más profundo de su ser.

No podía aguantarlo más, lo estaba consumiendo, le preguntó si había creído que lo olvidaría, todo este tiempo estuvo en su cabeza.

"—Como tú siempre dices, yo soy un peón."

Sus palabras aún retumbaban cual eco en su mente desde ese día.

"—¡Y sólo para eso sirves!, ¡Un peón!."

Una patada fue directo a sus piernas logrando que perdiera la estabilidad cayendo de rodillas, sin perder el tiempo golpeó su ojo, antes celeste ahora rojo inyectado en sangre, dejándolo en igualdad de condiciones.

¿Les sorprendía lo que sucedía? Claro que no, después de todo fue así desde el principio. Eran impulsivos, perdían el control, luchaban por dominar sobre el otro.

¿Por qué seguían juntos?

Con esfuerzo se abalanzó sobre el azabache, terminando ambos en el suelo. Llevó sus manos al cuello moreno debajo suyo comenzando a presionar.

Se lo advirtió desde el inicio, ¿Iba a lograr cambiarlo? Si era el amor que odiaba, sentimiento antagónico que corría por sus venas.

¿Sería capaz de cambiar al monstruo en que lo convirtió?

Logró corromper su alma, y todo para ser usado a su antojo, pero ¿Qué podía hacer ahora?, ¿Ceder o resistir?

Él nunca lloraba, entonces ¿Qué hacían esas lágrimas cayendo sin permiso por sus mejillas?.

Dicen que el monstruo siempre gana, pero ni siquiera sabía quién de los dos lo era.

¿Por qué hacían eso otra vez?, ¿Acaso nunca cambiarían? Lastimándose una y otra vez.

"—¡Y pero parece ser que nadie lo entiende!"

Rió sin ganas mientras negaba y se levantaba dejando que el de camisa diera una fuerte bocanada intentando obtener el oxígeno que sus pulmones tanto exigían.

"—La gente sólo se queda con el bueno."

Sus miradas volvieron a conectarse, las palabras sobraban nuevamente.

"—¡Mátame!

—No.

—Te faltan huevos.

—No, es que no tengo motivos."

Tendió su mano y lo ayudó a colocarse de pie quedando a una corta distancia.

No podían evitarlo, sus cuerpos se sentían vacíos, con rapidez se abrazaron lo más fuerte que podían, evitando que, en una situación hipotética, el otro escapara.

"—Eres como una ex resentida. No me has superado, Conway."

¿Quién más podría llegar a entenderlos?

"—Hemos tenido nuestras oportunidades, pero nunca hemos llegado a ningún acuerdo."

¿Si no eran ellos?

"—Sabes que justo después te doy yo, ¿Verdad?

—Están muertos."

Unos monstruos.



























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No sé qué hice xd

(Aclaro que lo que está entre comillas son recuerdos, por las dudas de que no se entienda un pingo)

•Intenabo• One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora