Si se daba unos minutos de su vida, podía afirmar que siempre estuvo ahí, o al menos la gran parte de la vida del rubio.
No muchos sabían de su existencia, después de todo sólo se dejaba ver de vez en cuando, más que nada en sus momentos de más inestabilidad. No obstante, aunque no tenga el control todo el tiempo, eso no quería decir que no fuese consciente de lo que sucedía a su alrededor.
Era conocedor de gran parte de la vida de Gustabo, y sabía con exactitud quién era Horacio en su vida.
Su mejor amigo;
Su hermano;
Su protector.
Horacio era la persona que siempre estuvo y sigue estando para Gustabo, quien se encarga de curarlo, de apoyarlo, de darle todo su cariño.
Sabe perfectamente que ese chico de cresta daría su vida si fuese necesario con tal que su compañero esté a salvo y, secretamente, quería eso para él también.
Pérez sabía de su existencia, sabía que era el alter-ego que habitaba en ese cuerpo, pero aunque en un pasado lo intentaron, nunca lograron congeniar; así que la única razón por la que evitaba hacerle daño era sólo porque era el protector de su otra mitad.
No es como si le importara llevarse bien con él, después de todo el otro muchas veces fingía que no existía y seguía llamándolo "Gustabo" aunque sabía perfectamente que no era él.
Es por eso que precisamente en ese momento estaba pensando en apuñalarlo y marcharse de allí. El más alto lo estaba llevando a comisaría, al parecer era el lugar donde trabajaría a partir de ahora. Horacio llevaba un tiempo allí así que le habló bastante de su jefe y viceversa.
—Superintendente, este es mi amigo Gustabo— evitó rodar los ojos al escuchar ese nombre.
—¿Estás seguro? Vi a Gustabo antes y no recuerdo esa mirada asesina, ugh — fingió un escalofrío mientras lo miraba de arriba a bajo sobre sus lentes oscuros.
Vaya, al parecer él podía diferenciarlo de su otro yo, interesante.
No respondió, pero se dedicó a mirarlo detalladamente. Era alto, fuerte, aparentemente listo y, sobre todo, se veía muy seguro de sí mismo.
Él era el indicado para ser su protector.
Con el paso del tiempo, Conway pudo confirmar sus sospechas, se enteró de la existencia de Pogo, la otra personalidad que vivía en el cuerpo del ojiazul. Y la verdad lo prefería mil veces a él que a Gustabo.
A diferencia de García, Pogo era mucho más calculador y frío, lo enviaba a él cuando debían infiltrarse en alguna mafia. También era más callado y serio, aunque tenía sus arranques de locura y él era el único capaz de calmarlo, saliendo a su rescate personalmente y evitando alguna desgracia.
Aún así, su compañía era mucho más gustosa.
Al pasar mucho tiempo juntos —por insistencia del payaso—, se dió cuenta que el de corbata cuidaba muy poco de si mismo, y si quería que él fuese su protector, debía mantenerse saludable. Así que se dedicó a llevarle comida y bebida cuando se quedaba más tiempo de lo necesario en su despacho, también lo recostaba en el sofá cuando el otro colapsaba por el cansancio y pasaba la noche en vela hasta asegurarse que nada malo ocurriría.
Todos en algún punto se dieron cuenta, hasta Jack se dió cuenta, pero prefería dejar pasar el hecho de que Pogo había escogido al moreno como "su persona", algo así como Gustabo que había elegido a Horacio como "su persona" también hace muchos años.
Pero, lamentablemente, todo se descontroló cuando al terminar una reunión con todo el personal, Brown soltó de forma despreocupada que Conway se había convertido en el reemplazo de Horacio para Pogo.
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•Intenabo• One Shots
FanfictionPorque todos queremos más momentos entre Conway y Gustabo.