Advertencia: las líneas de tiempo se entremezclan. Aquí Conway sigue siendo el Superintendente.
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Daba vueltas por toda la sala mientras mordía sus uñas, eran apenas las 6 de la mañana y ya debía irse a trabajar, pero había algo que no le permitía hacerlo y era la ausencia del rubio.
Anoche, cuando llegó totalmente agotado de su jornada, recuerda de forma leve que Gustabo le había dicho que saldría a dar una vuelta unos minutos y regresaría, pero aún no lo hacía por lo que comenzó a inquietarse.
Marcó varias veces a su teléfono, pero este le indicaba que se encontraba apagado. Frustrado, toma sus llaves dispuesto a buscarlo, pero cuando gira en dirección a la puerta lo ve, algo desarreglado y con una expresión cansada, aunque con esa sonrisa que siempre logra tranquilizarlo.
-¡Gustabo!- grita, para luego correr y abrazarlo.
-¿Qué tal, viejo?
-¿Dónde coño estuviste todo este tiempo?- gruñó furioso mientras se separaba e inspeccionaba cada lugar de su cuerpo para asegurarse de que no tuviese ninguna herida.
-Por ahí- le restó importancia encogiéndose de hombros.
-¿Cómo que por ahí, capullo?- frunció su ceño. -¿Por qué haces esto? Desde hace tiempo que vienes haciendolo, al principio no me molestaba tanto porque cuando despertaba estabas a mi lado, pero ¿Y ahora? Desapareces como si nada, te vas a quién sabe donde y nunca me explicas. -lo tomó por ambos hombros- ¿Acaso ya te cansaste de mi?, ¿Estás con alguien más?.
El ojiazul rió levemente para llevar sus manos a las contrarias y retirarlas con suavidad. -Tienes mucha imaginación, abuelo. - elevó su mano izquierda y acarició su mejilla. -Te amo y por más que quisiese no puedo irme de tu lado.
Sonrió y se dirigió al cuarto que compartía con el mayor. La mente del azabache trabajaba a mil por hora, no quería desconfiar de su pareja, pero sus acciones últimamente le daban razón para ello.
Suspiró y recorrió el mismo camino que el contrario. Una vez allí se acercó a su mesa de noche y sacó unas esposas que siempre tenía, con ellas en mano fue hasta la cama donde el otro estaba sentado.
-¿Y eso?- preguntó sin entender al verlo esposar una de sus muñecas.
-Quiero evitar problemas- respondió sin más y esposó el otro extremo a su muñeca.
-¿Estás de coña?- rió nervioso al ver que no había un ápice de broma en su expresión. -¿Jack, qué haces?
El mayor no respondió, simplemente se dirigió de nuevo hacia la sala dispuesto a irse de una buena vez a su trabajo.
-¿Me tendrás todo el día a tu lado?- volvió a preguntar dispuesto a conseguir respuestas.
-¿Te molesta?- lo miró por sobre su hombro. - Será como una actividad en pareja, seguro nos divertiremos.
García paró en seco, provocando que el otro también lo hiciera debido a la unión.
-¿Qué ocurre?- lo miró.
-Esto no será porque temes que me vaya de nuevo, ¿Cierto?- dijo sabiendo que probablemente tenía razón.
Conway desvió la mirada, tal vez sí era por eso.
Hacía más de dos años Gustabo había decidido acompañar a Horacio a una misión donde debían capturar a un par de hermanos italianos mafiosos.
Recuerda con claridad lo mucho que discutieron aquella vez, dijeron cosas sobre el otro que no pensaban, pero por el calor del momento se dejaron llevar llegando a herirse mutuamente.
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•Intenabo• One Shots
Fiksi PenggemarPorque todos queremos más momentos entre Conway y Gustabo.