𝗦𝗞𝗬𝗟𝗘𝗥: 𝗦𝗲𝗰𝗿𝗲𝘁𝗼𝘀 𝗱𝗲𝗹 𝗠𝗮𝗿.

27.

Capítulo 27: Estrategias del destino.

SKYLER.

Hoy es uno de esos domingos en los que los gemelos nos invitan al palacio para ver algunas películas o solo comer cualquier cosa mientras los vemos jugar su juego de guerra. En esta ocasión, es lo segundo.

—Si movemos un grupo de grifos al norte de la isla de los cíclopes, es probable conseguir una mejor entrada —sugiere Bastian, mostrando un pequeño mapa dibujado a mano, que parece ser un adicional al que está tallado.

—Ya deben haberlos alertado, no es viable. —Athan sacude la cabeza, señalando otra isla en medio del mar—. Ya atacamos a un grupo de gigantes, esperan que vayamos por los más fuertes primero.

—Hermano, todos son fuertes.

Tengo entendido que hay criaturas de todo tipo alrededor del mundo de su juego. He oído menciones de centauros, minotauros, sátiros, entre otros; todos mitológicos y, en extremo, fuertes. Por lo que noto, es un juego de estrategias y han ganado varias rondas porque las banderas doradas, que son las suyas, están moviéndose y tomando nuevas posiciones de dominio.

—Lo son —afirma con seguridad—, pero algunos en menos magnitud. Las arpías, ¿qué podemos hacer con ellas? Aún no hemos resuelto el tema de los sátiros.

Una idea ronda mi mente, recordando las veces que he leído algo de mitología, que no ha sido mucho; no soy una gran conocedora para aconsejar, pero lo hago.

—Envíen ninfas..., porque hay de ellas, ¿verdad? —musito, llevándome papitas con salsa picante a la boca y viendo a Athan sonreír con interés—. Es decir, sé que ellas son un objetivo para los sátiros dentro de la mitología griega, pero ¿y si las envían como distracción y atacan de sorpresa?

Caracoles. Ahora estoy hablando como ellos, tan suave y estratégico. Como si fuera una guerra real, que merece acciones calculadas con sumo detalle.

—No es una mala idea, pero no creo que enviarlas bajo esa proposición sea correcto. Lo primero que harían sería cortarme las... —Bastian lo chista antes de que termine su sucia oración. Él sonríe, aclarándose la garganta para continuar—: Sin embargo, si las ninfas de montaña toman esa misión, podría funcionar.

—Y si les damos una entrada por el aire, será más fácil —Bastian sonríe con decisión, poniendo un mapa hecho en pergamino sobre la mesa más antiguo que el anterior—. Veamos que vía tomar para ellas.

—Mencionaron grifos —comenta Leah, estirando su índice para señalar la isla. Bella deja de comer una papita para prestarle atención—. Que los usen para entrar por el aire. Y ¡boom! Ataque realizado.

Athan le da una mirada felina, pícara. Hay cierto brillo de cinismo y descaro. Algunas veces noto eso en los gemelos, en Bastian es más discreto, pero fluye cuando menciona algo que no le agrada y desea burlarse de eso. Es como si tuvieran un rasgo único, compuesto por esas dos cosas.

—Pegasos —menciona Bastian, poniendo una bandera dorada en otro punto—. No los habíamos considerado, pero es una muy buena opción.

—¿Y de qué lado están? —interpela Bella con curiosidad—. Es una guerra de criaturas míticas, es evidente que ellos han elegido un bando si todos lo han hecho.