32.

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Capítulo 32: Interacción familiar.

❝And if you were drowned at sea
I'd give you my lungs, so you could breathe
I've got you, brother.
Brother - Kodaline❞

SKYLER.

Al parecer la suerte está de nuestro lado cuando llegamos al palacio, puesto que la entrada del cerco está abierta. Agradezco que sea así; nos ahorramos el posible momento incómodo que habría si teníamos que tocar.

Sea lo que sea que hayan estado haciendo, vestidos con ropa deportiva, se detienen al vernos llegar. Mi padre aparca a un lado de la cerca y se baja primero, le sigue Bella y luego voy yo.

—Hola —saludan los gemelos. Un extraño olor, como a sal marina mezclado con un aroma dulzón, me hace arrugar la nariz.

—Buen día, muchachos —corresponde mi padre—. Señoritas.

Aprieto los labios, rascándome una ceja con nerviosismo. Se forma un silencio y todo lo que se escucha es el sonido del viento chocando contra los árboles. Decido ser yo la que da el primer paso y me acerco a los gemelos. Me detengo frente a Athan y deslizo mis brazos alrededor de su cintura. Primero se tensa y luego se relaja, poniendo una de sus manos en mi espalda y la otra sobre mi cabeza. Muevo una de mis manos para hacerle una seña a Bastian, pidiéndole que se acerque. Me aparto ligeramente para recibirlo y siento el temblor de su cuerpo.

—Puedo escapar de todo, menos de ustedes —susurro solo para ellos, aunque es obvio que Haeden escuchará.

Siento un beso en mi coronilla, que viene de parte de Bastian. Sujeta mi rostro, sonriendo con cariño. Sus ojos celestes se ven tranquilos y me transmiten la calma que lucha con mis nervios hasta que por fin dejo de sentirlos. Mi nariz pica por el aroma de tantas cosas mezcladas a la vez, pero no noto ningún olor en particular en los gemelos, lo que es un alivio. Sin embargo, estornudo.

Ellos ríen con gracia.

—Debemos enseñarte tanto. —Athan suena muy emocionado al hablar cuando sujeta mi mano y tira de mí hacia el interior del palacio—. Muchas, muchas cosas.

—No creo que pueda acoplarse a tu ritmo, Athan —menciona Bastian con el mismo tono jovial, siguiéndonos el paso.

—Ella podrá, ¿verdad, Lynn?

No me incomoda el uso de ese sobrenombre; después de todo, fueron astutos e hicieron que me acostumbre a su forma de llamarme mucho antes de saber que es mi nombre de nacimiento.

Empiezo a arrepentirme de pasar tiempo con ellos de la forma en la que quieren hacerlo cuando me ponen a seleccionar libros que debo leer si me quiero poner al corriente de su mundo. No bromeo cuando digo que el primer libro es todo sobre clima y como la heredera directa de la anterior reina, debe aprender a controlar cada aspecto del tiempo climático. Y se que se volverá tan tedioso como estudiar matemáticas. También hay una pequeña reunión entre papá y los gemelos sobre cómo se dividirán el tiempo conmigo; terminamos extendiéndonos cuando afirman que los fines de semanas son para el que proponga un plan primero (me mantengo en silencio en toda su discusión).

—¿Por qué no podemos pasar los domingos todos juntos? —intervengo, tratando de sujetar otro libro que me entrega Bastian, este es sobre la magia de las reinas sirenas. Siento que me hago más pequeña cuando pone otro encima; se titula El Orden Jerárquico de los Mares y lo escribió un tritón con nombre gracioso—. Los veo cinco días a la semana en la escuela y el sábado... tengo que hacer tareas. Bastian, me vas a matar con tantos libros... Tal vez podamos...

—Sí, está bien —murmuran Athan y papá.

—Por último y no menos importante —tararea Bastian, colocando el último libro (por suerte es más pequeño que los demás), que tengo que leer solo está semana—, un libro sobre afecciones y el celo.

𝗦𝗞𝗬𝗟𝗘𝗥: 𝗦𝗲𝗰𝗿𝗲𝘁𝗼𝘀 𝗱𝗲𝗹 𝗠𝗮𝗿.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora