𝗦𝗞𝗬𝗟𝗘𝗥: 𝗦𝗲𝗰𝗿𝗲𝘁𝗼𝘀 𝗱𝗲𝗹 𝗠𝗮𝗿.

03.

SKYLER.

Embry Call es uno de mis mejores amigos. Es uno de los únicos junto a Jacob y Quil. También conocen a Paul, pero no son amigos cercanos; hoy no pudo venir a la playa porque tiene deberes que atender, así que me estoy divirtiendo con mis amigos.

—¡Wii! —chillo desde los hombros de Embry. A Quil le tocó en los de Jake para una batalla en el mar.

Empujo con mis bracitos a mi amigo, que me da batalla, empujándome.

—Creo que Sky es más fuerte que tú, Quil —Embry se burla. Jacob le da un empujón—. ¡Eh, tramposo!

Nos movemos un poco, pero conseguimos mantenernos firmes en nuestra lucha. Empujo a mi amigo una vez más con la misma fuerza que él aplica. Al final, los dos terminamos cayendo.

Salimos del agua poco rato dándonos empujones suaves. Tropiezo con una roca y me tambaleo un poco, pero Jake me sujeta, riendo.

—Torpe.

—Ay, cállate.

Tengo un par de moretones en los brazos por haberme caído hace rato sobre una roca cerca del agua. Un poco de torpeza en mis días no están de más.

Hoy es domingo y llueve un poco, muy fino. Creo que enfermaremos, pero da igual. Para mi desgracia, mañana debo volver a la maldita escuela y seguir con rutina de siempre. Ahora no voy a la cafetería y si es que lo hago, me siento con mi hermana y sus amigos. La sorpresa de mi vida fue darme cuenta que no le caigo mal a Angela y a los chicos, como siempre, los varones no son la excepción a mi regla. Siempre termino atrayendo a alguno porque soy muy guapa o un misterio para ellos; lo segundo no es tan verdadero. Solo les atraigo por mi físico.

Me considero guapa, de verdad; pero eso depende mucho del día o si amanezco de buen humor. Me han dicho tantas veces: «Eres hermosa, ¿podemos tener una cita?», «Tienes un cabello espectacular, ¿quieres salir a tomar un café» o «¡Qué culo!». Sí, a veces la sociedad me da asco.

—Entonces, ¿el otro fin semana? —me pregunta Jacob.

—Claro. —Asiento guardando mis cosas—. Pásate por casa, de seguro a Bella le gustará saludarte.

—Lo haré.

Me despido de mis amigos antes de irme con la moto. Al llegar a casa me recibe el aroma de la comida que Bella está preparando. Ella sí cocina bien, mucho mejor que yo, incluso. ¿El problema? Me ha escondido la sal en alguna parte de la casa y lo usa solo para cocinar. Agradezco su preocupación, pero quiero mi sal de regreso.

Nadie sabe, pero ayer salí al super... tengo un par de bolsas ocultas en mi habitación. Espero que nadie descubra mi secreto.

Preparo mi mente para evitar de nuevo a los Cullen. Alice ha querido hablar conmigo en toda la semana, al igual que los demás. Me he sentado lejos de Haeden en clases y no sé si eso mejora las cosas.

No me voy a disculpar con él. Me apena con su familia, pero se lo merecía.

No duermo bien por la noche, mientras ideo las formas de ya no evitar más a los Cullen y marcar cierta distancia con ellos a la vez.

A la mañana siguiente, despierto de buen humor. Decido ponerme la ropa bonita que mamá me envió con Bella. Me pongo una preciosa falda de color negro y una blusa blanca.

Mala idea.

Ingreso a la escuela, abrazándome a mi misma a causa del frío. No es mucho por suerte. Ignoro las miradas lascivas que me dan algunos alumnos.

Como odio a esas personas.

—Tenemos que rodearla. —La voz de Emmett Cullen me detiene antes de doblar el pasillo.