31.

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Capítulo 31: Guerras y coronas no buscadas.

OMNISCIENTE.

La leña crepitaba con el fuego de la fogata que brindaba luz y calor. Bastian movió su cabeza cuando su madre le pasó los dedos por las mechas ondeadas, disfrutaba de su toque porque a través de ellos le daba la seguridad de que todo estaría bien.

—¿No sientes molestias? —preguntó su tía Nerea, llamando la atención de la reina.

—No. —La reina sonrió con tranquilidad—. Ella está calmada.

Bastian sabía que ella se refería al bebé que estaba terminando de formarse en su vientre. Él buscó los ojos de la reina, tratando de buscar una respuesta solo para él a través de sus cálidos ojos amables.

—¿No se está moviendo? —no pudo evitar preguntar, curioso por saber si su futura hermana estaba siendo inquieta.

La reina sonrió con dulzura hacia él y dejó una caricia sobre su mejilla.

—Creo que está durmiendo.

Bastian se rio un poco ante el susurro bromista de su madre. De soslayo, vislumbró que Dipsi dejaba de hablar con su hermana mayor para regresar al círculo alrededor de la fogata. La protectora de su madre, Asherah, estaba haciendo guardia esa noche. La niña se sentó a su lado y sonrió con respeto hacia la reina.

—Esta montaña es aburrida —murmuró en broma, tratando de hacerlos reír—. Cuando juego veo-veo, no veo más que nieve.

—Pronto llegaremos a un lugar más divertido, mi querida —le aseguró la reina, riendo por la ternura de la niña.

—Espero que así sea, mi reina. —La niña miró a Bastian—. ¿Usted que dice, su alteza? ¿Se encuentra ansioso por llegar al nuevo hogar?

Bastian se mantuvo en silencio, pensando en la palabra hogar, que iba relacionado con el reino y el palacio de Thaliössa. La niña lo miró impasible, paciente. No la conocía mucho, tan solo dos semanas desde su huida, pero sentía la confianza en el aire. El viaje a pie se había hecho más largo conforme los malestares de su madre empeoraban; su majestad tuvo un embarazo muy complicado por culpa de esa gente mala. Los traidores.

Bastian sabía que la niña de rizos se estaba educando para ser una protectora o para ser parte de la guardia real.

—Sí, un poco, mi lady.

—Es momento de dormir, queridos míos —indicó la reina, dirigiendo su mirada a su niño mayor, que estaba dormido—. Únanse a mi valiente guerrero.

Una vez que los niños se durmieron junto al príncipe Athan, Nerea se acomodó al lado de la reina. Ambas suspiraron con tristeza.

—Mi valiente niño no ha dormido en días hasta ahora —murmuró la reina con angustia, observando a su hijo mayor—. Temo estar dañándolos.

—¿Dañarlos? —Nerea tomó la mano de la reina, sacudiendo la cabeza—. Todo esto es para ponerlos a salvo, mi reina.

—Es lo que más quiere y anhela mi corazón, que estén a salvo —la reina suspiró, acariciando su vientre abultado—, y he de pedirte que dejes las formalidades, por favor, es tedioso... No soy la reina aquí. Solo soy Dionne, una madre, una hermana y una amiga.

—Por supuesto, mi reina.

Lady Asherah se aproximó al fuego y se sentó frente a las mujeres. Su expresión indescifrable pronto se deformó en desagrado.

𝗦𝗞𝗬𝗟𝗘𝗥: 𝗦𝗲𝗰𝗿𝗲𝘁𝗼𝘀 𝗱𝗲𝗹 𝗠𝗮𝗿.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora