16.

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Capítulo 16: Lynae.

SKYLER.

Las transiciones suelen ser buenas cuando te favorecen y te hacen bien. El empezar a darle una oportunidad a hacer más amigos (aunque los consiguiera huyendo de algunos otros que en su momento empezaba a considerar), me hizo muy bien.

Me hace bien.

Leah me entiende muchas veces y a pesar de pasar algún tiempo en silencio, es cómodo para ambas.

Pero las transiciones suelen ser extrañas..., al menos para mí.

Durante las vaciones había enfermado unas cuantas veces, supuestamente era mi asma lo que estaba provocándome pulmonías. Había terminado dos inhaladores y siempre tenía malestar general en el cuerpo.

Mis piernas cada vez se sentían más pesadas e inútiles. Había algo fastidioso debajo de mis axilas, casi a los costados de mis senos. Era una especie de picazón que me producía enrojecimiento en esa zona. Mi cuello también se encontraba así, enrojecido y con ligeras laceraciones que me produje por frotar (rascar) tantas veces.

El doctor Carlisle (a quien aprendí a no temerle tanto) aseguró que podía ser una alergia. Sin embargo, no sabía a qué con exactitud.

Las pruebas todavía están en curso.

Mientras tanto, poca exposición a posibles detonantes de mi alergia y una dieta sana. Ah, y no nos olvidemos de jamás (nunca en la vida por más que me esté muriendo por hacerlo) quitarme los guantes y rascarme las zonas donde tengo comezón.

Y lo peor de todo: no ir a la playa hasta estar mucho mejor.

Mañana iniciará mi último año en el instituto. Había decidido estudiar literatura e idiomas, todo con la intención de conocer más países donde pudiera usar mi español y, próximamente, alemán.

Tengo un par de universidades en las que podré cursar sin problema y he mandado varias solicitudes a otras. Además, para cumplir con mi mudanza debíamos descubrir a qué era alérgica por si (en caso de irme a una ciudad grande) la exposición a dicha cosa fuera mayor.

Observo mi cuello a través del espejo y suelto un suspiro al ver extrañas líneas rojizas a cada lado. Es similar por debajo de mis axilas; son tres franjas entre mis costillas y cuando las toco me causan molestia.

Exhalo con inquietud mientras me quito los guantes para frotar un poco. A medio camino me detengo, cierro mis ojos antes de volver a colocarme los guantes e irme a la cama a dormir.

Mañana quiero estar bien descansada, es al menos un diez por cierto de salud que quiero conservar.

Y sueño.

Con él.

Al ver sus ojos celestes, sé que lo conozco. Porte firme, mirada fría y expresión neutra. El cabello largo hasta los hombros y sus cejas rectas dándole más dureza a su rostro, ambos de un color castaño.

Camino hacia él sin importar cuan imponente se vea frente a mí.

Pero así sin más, sin siquiera decirme quién es, desaparece.

𝗦𝗞𝗬𝗟𝗘𝗥: 𝗦𝗲𝗰𝗿𝗲𝘁𝗼𝘀 𝗱𝗲𝗹 𝗠𝗮𝗿.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora