Capítulo 6

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Llegó el jueves
10:00 am.
Hablo con Mara antes de tener la última clase e irme con Simón.
Decir que me tiemblan las manos es poco.
Durante la mañana, evité cualquier cosa que podría ponerme enérgico, para controlar los nervios.
Pensé que Simón saldría a hablar con sus amigos y esperaría ver la última silueta que sale del salón (yo), pero cortó a todos sus amigos y caminaba en dirección a mi banco.
Lo ví por el rabillo del ojo, hasta que no me quedó más remedio que girar mi cabeza para encontrarnos.
- ¿Nos vamos? -todo salía tan natural y tranquilo de su boca.
Me levanté con la mochila en hombros para contestar a su pregunta y nos dirigimos a su auto.
Lo bueno es que tenía aire acondicionado. Por suerte, porque el calor que hacía ese día era insoportable.

"Fade" de The driver era sonaba en su estéreo y no tenía miedo a golpear suavemente sus dedos contra el volante al ritmo de la canción.
Mientras, me limité a cantar la canción sin sonido.
No esperaba que fuera el chico que escucha este tipo de música. Lo veía escuchando reggaeton o trap a decír verdad.
¿Cuántas cosas que asumí del castaño me quedarán por deconstruir?
Al llegar, un portón automático nos abre el camino hacia su casa.
Tus padres saben que estamos acá ¿No? -pregunté bajándome del auto y observando la casa.
-Ni siquiera están en casa. Trabajan hasta las 7 pm -dijo con despreocupación.
Entramos y me dijo de amorzar. Le acepté la propuesta y le avisó a la ama de llaves que estabamos allí.
Subiendo las escaleras, vamos a la última habitación del piso.
Nada fuera de lo convencional. Sábanas azules, paredes blancas, algún que otro estante con trofeos, un escritorio con una notebook sobre la mesa y un balcón. Como el mío.
Dí un vistazo rápido por la habitación pero me detuve en la repisa de trofeos.
No pude evitar bajar mi mirada a los cd's que hay en uno de los estantes.
-Mis grupos favoritos son The 1975 y The Driver Era y Twenty One Pilots.
Y bueno, hay algunos cd's como los de Taylor Swift o Dua Lipa que son de mi hermana. Pero suelo cantar a los gritos IDGAF al menos una vez a la semana. -dijo sentado en su cama con una risa despreocupada.
-Igual estaba viendo tus trofeos. Son muchos. -dije para cambiar de tema.
-La mayoría suele observar solo
eso. -me dijo, fijándose en ellos y levantándose hasta llegar a mi lado.
Tenerlo cerca no era un sentimiento al que me había acostumbrado ya, asique mis manos comenzaron a sudar un poco.
-Ojos de artista, ¿Te acodás? -le dije con una sonrisa, volteandome para verlo.
-Como olvidarme -soltó con obviedad despues de voltearse, como si mis ojos fueran especiales como los suyos.
Bajé la mirada y me dirigí hacia la silla que había cerca del escritorio. Para cortar la tension, le pregunté si tenía ideas sobre el trabajo; quería salir del ¿Halago? que acababa de recibir.
-Si, esperame que busque el cuaderno. Me dijo abriendo el primer cajón del escritorio y me lo entregó.
Sin querer nuestros dedos se rozaron, pero ninguno de los dos le dió interés a ese simple tacto.
Era una libreta de cuerina y tenía una cita de linda tipografía en la tapa:
"¿What if I fall?
Oh my darling
What if you fly?"
-Erin Hanson.
-Está en la primera página -expresó mirando el objeto entre mis manos-.
Busqué rasgos característicos de ambas y traté de escribir un poema. Igual si no te gusta la idea, podemos hacer lo que quieras -me dijo un poco nervioso.
A simple vista, Simón no lucía como aquellos interesados en la literatura y menos la poesía. Aparentemente, era una caja de sorpresas.
Los versos eran hermosos
tenían correlación y se acopló a la época casi de forma natural.
-Simón, me parece increíble. Sinceramente no esperaba que te guste la poesía. Y menos que escribas así -le dije con una sonrisa.
Había quedado maravillado con este "lado artístico".
-Suelo escribir hace un par de años. Siempre me había gustado leerla, y en un momento, dejé de esperar a que Eva me escriba algo para pasar a ser el autor de mis propias obras -dijo con felicidad y orgullo en sus ojos.
Ok, ¿Un chico que escribe poesía y porta orgullo por ello? Les presento a Simón Leónidas.
-Igual mis amigos no saben, nos limitamos a los partidos de los fines de semana, ver que hacemos si no hay ninguno importante y quejarnos de la escuela -dijo algo desanimado.
-Una lástima que no se interesen, porque es hermoso -expresé bastante seguro.
Segundo contacto visual. Espero que al contartelos, no le saques la intensidad.
Para no salir de la órbita con la tierna sonrisa que acababa de recibir, le comenté al castaño:
-¿Que te parece si hacemos que se envíen cartas? Hasta que algún día quedan en un lugar prohibido para los dioses. O si no, podemos acortarlo como está.
-Bueno, dale. Pero con una condición.
Dejé de respirar rapidamente.
-Una carta, un dibujo tuyo.
Nos miramos, entrecerrando nuestros ojos, y con derrota le dije:
-Esta bien. Sólo porque quiero completar el trabajo.
-¿Tenés alguno a mano? -me preguntó, sin despegarse de mis ojos.
Fui a la búsqueda de mi cuaderno, pero no tenía bocetos, mi mente se había dedicado a ponerse nerviosa por esta juntada.
-No hice ninguno hoy -le dije con un tono apenado, aunque en realidad, no quería mostrarle algo así nomás.
-Bueno, entonces te reto -¿Este chico no se rinde,no? -a hacer un dibujo de la canción que más te haya gustado del disco que saque al azar.
-Está bien, pero despues de comer; no desayuné esta mañana -dije sin vergüenza.
Llegó la ama de llaves con el almuerzo y la bebida.
-Gracias Marcela. -expresó el castaño con dulzura.
Marcela solo asintió con una sonrisa y se fue.
-Bueno, llegó la hora -con una mirada pícara y una sonrisa ansiosa, el castaño se levantó de la cama- pero antes me voy a cambiar.
No tuvo verguenza en sacarse la chomba del uniforme antes de elegir la ropa e irse al baño a cambiar.
Me volteé por respeto y tomé mi postura nuevamente cuando la puerta del baño de la habitación se cerro.
Volvió con una remera larga amarilla y unos shorts.
Este chico sin saberlo, me lo hacía a propósito.
-No hagas trampa. -le dije mientras Simón se sentaba sobre la cama a buscar.
Colocó el cd en el equipo de música y "I like me better" comenzó a sonar.
Bueno, terreno conocido -pensé-.
Paris in the rain era mi canción favorita, asique sólo debía distrufar de la primera canción y pensar que dibujar.
Terminé haciendo una pareja en un balcón con la Torre Eiffel de fondo y lluvia, por supuesto.
Simón quiso hojear mi trabajo pero no salió victorioso.
Cuando terminé, estaba cayendo el sol y el album estaba en su canción final.
Le avisé que había terminado y el castaño, como cuando a un niño le compran un chocolate, me arrebató el dibujo de las manos.
Los ojos abiertos y su sonrisa gigante fue la imágen más linda que tuve en el día.

-Me encanta...Gabriel sos muy talentoso -dijo con énfasis en la penúltima palabra.
Agradecí con los cachetes rojos.
Pero...-mi pulso cardíaco se subió a la montaña rusa.
Me gustaría que fuesen dos chicos. -el asombro en mi cara no lo pude disimular.
El chico de ojos marrones se limitó a reir.
-Tranquilo, Eva no tiene que preocuparse. Pero es que París me parece una ciudad tan romántica y cliché que me encantaría cambiar figurita heterosexual repetida.
-Entonces, tus deseos son órdenes. Al final de la clase de mañana, tenés tu obra completa. Ahora ya es tarde y tengo que volver a casa -le dije con algo de pena.
Aunque hubo momentos en los que Simón jugaba con mi estabilidad, fue una tarde bastante tranquila. Supo crear un ambiente cómodo sin tener mucho contacto. Incluso parecia ¿desavergonzado? a pesar de estar con un "desconocido".
En partes, tarareó las canciones de Lauv y su emocion por Chasing Fire fue tan grande, que tuvo que cantarla casi a los gritos. Si hubiese estado en la casa de Mara, hubiese hecho lo mismo.
Me alcanzó hasta casa y sinceramente no se fijó en ella, eso fue un alivio.
Entré tranquilo, ya que, con mi madre de viaje, mi padre cenaría con sus amigos.
"Modern Loneliness" fue lo último que escuché antes de dormirme. el "Dios Griego" habia provocado que me quede con ganas de escuchar más de Lauv.
Simón Leónidas, no dejes de sorprenderme nunca.

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