Llegamos a la casa de Simón.
Allí fue cuando pude inhalar profundamente, intentando desatar el nudo en la garganta que tuve todo el camino.
La mano del castaño tuvo contacto con mi hombro y una sonrisa de compasión se dibujó en su cara.
Como su espejo, se la devolví y caminamos hasta llegar a su habitación.
Dejé mi mochila sobre una silla y pasé a sentarme sobre su cama. Simón subió despues de mí ya que le pidió a Marcela que prepare dos tés.
-Contame ahora si, menos abrumado, ¿Qué pasó? - me abrió espacio al paracaídas y salté.
-Mirá Simón, las cosas no estan bien en mi casa hace un tiempo.
Mis padres discuten frecuentemente cuando no es que estan fuera y no están de acuerdo con lo que quiero para mi futuro. -dije con hartazgo.
Suspiré acostándome en la cama y cerrando los ojos.
-A veces me encantaría ser otra persona, haber tenido a mi abuela de madre o tener otros intereses, que tengan futuro -dije aun con los ojos cerrados-. Todo en mi vida es un laberinto en el que se abre un nuevo camino cada vez que parecezo acercarme al final
y nunca termino teniendo algo bueno -se me quiebra la voz despues de pronunciar esa oración.
Respiro profundamente y al abrir los ojos, el castaño me estuvo viendo todo este tiempo.
La poca distancia que hay entre nuestros rostros me pone algo nervioso, y la sangre por mis venas me producen calor.
Volteo de todas maneras a verlo, y Leónidas habla:
Gabi, no sé lo que es perder a alguien tan cercano o que mis padres peleen, pero sí sé lo que es tener pasiones que no le agraden a nadie.
Desde que comencé con la poesía, me perdí un montón de oportunidades, por el miedo que me daba lo que piensen de mí. No solo mis padres, tambien mis amigos, mi novia...
Tragué largo y bajé la mirada.
Pero no puedo dirigirme por el miedo toda mi vida, porque si lo hago, voy a terminar atrayendo todo lo que lo relacione. Y no quiero tener miedo para siempre.
Por eso elegí esta propuesta para el proyecto, porque estoy harto de que no vean realmente lo que me gusta. Y si no les gusta, al menos fusiono bien con un artista de por ahí. Se apellida Torres, no se si lo conocés. -me dijo entre risas.
El castaño pasa a acariciar con su pulgar el dorso de mi mano y pronuncia con dulzura y confianza:
Gabi, vos vas a trabajar del dibujo y yo de la escritura. Incluso podemos llegar a sacar un libro, porque eso es lo que les pasa a los que vuelan aunque les quieran cortar las alas.
"No es si caés, es ¿Y si volás?" -dijo citando con ánimo en esos ojos café a Erin Hanson.
Su mano seguía ahí y no quería que se despegara.
-¿Como tenes tanta fé en mí en tan poco tiempo? -dije sin comprenderlo aún tampoco.
-Yo...no sé explicarlo, pero tenés algo Gabi, no sé qué, pero sé que quiero descubrirlo.
Inconscientemente, miré sus labios, pero volteé instantáneamente mi cabeza boca arriba, mirando al techo.
-¿A que le tenés miedo Simón? -le pregunté con franqueza.
-Y...a muchas cosas. A la muerte, a que me rompan el corazón, a que mis padres nunca acepten que me gusta escribir, a decepcionar. ¿Y vos, Gabi?
Me tomé unos segundos y respondí:
-A sentir y no controlarlo.
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La Estación
RomanceGabriel y Simón son compañeros de curso hace cuatro años, pero lo único que tenían en común, era un salón de clases. Gabi siempre tuvo un crush con el castaño, pero hasta donde se sabe: Simón es heterosexual y sale con Eva. ¿Será esta una historia...