Capítulo 7

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Viernes
10:00 am
Le comenté sobre la joda que iba a hacer Lucas en su casa por su cumpleaños a Mara, ya que podíamos invitar a más gente y no quería ir solo.
Puede ser que no salga mucho, pero de todas formas, le encuentro algo que me gusta.
Mara aceptó, pero dijo que iba a buscar respaldo por si "la llegaba a abandonar por Leónidas".
A lo que reí irónico y prometí no despegarme de ella esta noche.
10:30 pm
Estabamos en mi casa y Mara estaba totalmente preparada para la noche de hoy. Incluso vistiendose super casual, se veía hermosa.
Yo terminé eligiendo una remera gris lisa y un par de jeans claros con algunas roturas. Sabía que la mayoría iría de camisa y pantalón, la típica vestimenta de los chicos atléticos del Instituto "Gran Rosario", pero no es mi estilo.
Sorprendentemente, Lucas abrió la puerta, dándonos paso a la fiesta.
Parecía algo confundido al ver mi rostro. Pero facilmente se distrajo cuando vió a Mara atrás mío.
Genial, ahora los papeles cambiaron y a mí me dejaron.
Avanzo hasta la cocina y visualizo a lo lejos a un castaño bastante inquieto, hasta que dió con mi rostro.
Esto no puede estar pasandome.
La persona que pensé que intentaría evitarme a toda costa, ME ENCONTRÓ.
Realmente si pudiera tener un manual de como manejarme con Simón al lado, lo hubiese leído hace tiempo para estar preparado.
-¡Gabi! Pensé que no vendrías. -me dijo con alegría y alivio en su tono de voz.
¿ GA-BI? ¿ESCUCHARON ESO?
-Si, estaba en duda si venir o no...pero, ¿Me esperabas igual? -dije dudoso, ya no sé que esperar de este chico.
-Si, no estas en una fiesta del curso si no disfrutas de la compañía de Simón Leónidas. -dijo con vanidad en su voz.
-Ah...asique debo aceptar un inncecesario recorrido que me dará un chico aburrido y vanidoso para poder quedarme, ¿No? -digo con sarcasmo.
-Callate y seguime -me dijo entre risas y pasando su brazo por detrás de mis hombros.
Y ahí fue cuando me paralicé.
-Dale Torres, no te va a comer nadie.
A menos que quieras que alguien lo haga -dijo levantando sus cejas y una sonrisa.
-Dale Simón, dame el recorrido -dije cansado y algo ¿Frustrado?.
Pensé que en alguna parada el Dios Griego sacaría su brazo, pero no lo hizo.
Sólo me corrí para que hablase con Lucas y se presentara con Mara.
Esta me miraba sorprendida y con un brillode orgullo en su rostro.
Lucas fue a buscar unas bebidas y nos dejó a los tres solos.
A simple vista, Mara y el castaño, parecian haberse agradado mutuamente.
Continuamos el recorrido con las manos agarradas ya que en el 95% de los rincones, habia una multitud de gente.
Dió descripciones muy rápidas de los presentes, pero a mi me importaban muy poco. No por él, si no por el hecho de que no hablaba con la mayoría.
Y...llegó la parte más vergonzosa: Simón me preguntó si quería bailar.
Le negué la invitación al castaño pero este no dejó de insistir.
-Tranquilo, yo tengo dos pies izquierdos para esto tambien -dijo cerca de mi oreja.
El simple acercamiento hizo que me costara tragar con normalidad.
Empezamos a bailar ridículamente y a medida que la música avanzaba, nuestro espacio personal se reducía y el salón comenzaba a llenarse. Creo que tuvo compasión de mis movimientos e intentó adaptarse. Sé que él no baila mal, sólo lo oculta por el entorno.
Incluso con muy pocas luces, el brillo de sus ojos seguía intacto.
Otro punto a favor del Dios Griego: no aplica el cliché: "me perdí en sus ojos" porque ellos me podrían iluminar la vuelta a casa.
Parecía que Simón quería decirme algo, pero llegó Eva para ocupar el poco espacio que había entre nosotros.
Ella me saludó amablemente y a los segundos, decidí irme. Al parecer, mi cuerpo no fue lo único que se fue conmigo, la mirada de Simón se pegó a mi nuca.
Traté de buscar a Mara porque a decir verdad, estaba frustrado.
No por Eva, ella no hacía más que cumplir su papel.
Me da bronca el hecho de no tener lo que tienen todos. Incluso mi mejor amiga había encontrado a alguien con quien entretenerse esta noche, pero yo no.
Las princesas y los príncipes son lo primero que encajan en este rompecabezas, ¿Y las demás piezas? Se esfumaron de la mesa.
Ya sé que Simón tiene pareja, pero realmente a veces creo que que puede haber algo más. O tal vez estoy tan frustrado por no tener a alguien, que me invento laberintos para no aceptar que no es mi momento de descubrir el concepto del amor.
Me dirijo a la barra del patio para, además de tomar algo, cambiar un poco de aires. La casa comenzaba a sofocarme; me hubiese quedado en la mía.
No medí cuanto alcohol tomé, pero lo unico que recuerdo es ver mucha gente bailando a mi alrededor, luego a Mara cargándome con alguien más, y por último, la cara preocupada de un chico castaño, pero no pude saber si era "El castaño".

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