Capítulo 3

15 3 2
                                    

Martes
4:00 pm
Llegué unos 10 minutos antes al Café porque caminé algunas cuadras para liberar tensiones.
Tenía puesto los auriculares porque, aunque solía haber música bastante relajante, no encajaba con mi estado, asique me encerré en mi propio ambiente.
Me tocan el hombro dos veces. Simón estaba a algunos centímetros de mi cuerpo y mi paz se fue al carajo.
Lo saludo con el típico saludo de manos que usan los chicos y él se dirije hacia al mostrador despues de preguntarme si ordenabamos algo.
Le dije: solo un cortado para mí.
Él se pidió una lágrima y comenzamos a trabajar.
Mara me dijo: vos le contas lo que vas a hacer, total no va a proponer nada; te terminás tu café y te vas, fácil.
Pero como siempre, la vida me cambia los planes. En realidad, el castaño lo hizo.
El chico de ojos marrones que estaba enfrente mío había traido una carpeta e información.
Me manejé con rapidez para cambiar mi cara de sorpresa.
Incluso me comenzó a comentar que había pensado para el proyecto.
Quería salir del cliché y hacer una historia entre Perséfone (diosa griega de la primavera) y Medusa.
La verdad es que no entendía por qué quería relacionar a una persona tan delicada como lo era Perséfone con el monstruo que era Medusa.
Le propuse que él escribiera algunas ideas para formar una historia y que yo podía hacer algunas ilustraciones.
-Así que eso es lo que hacés en las clases...-se me secó la boca de los nervios. El chico desinteresado en la mayoría de las clases ¿Se volteó a verme más de una vez? Esto no es real-.
Intenté contestar tranquilo pero no pude lograrlo.
-Em...¿Có...mo sabes eso? -no les estaría siendo sinceros si les digo que estaba con un pulso normal-
-Lo sé porque si están escribiendo "Trigonometría" en la hoja cuadrille, y vos manejas el lápiz en forma de círculo gigante en un cuadernillo liso, no creo que estés copiando lo que está en el pizarrón -dijo con tranquilidad y enfatizando en su obvio argumento-. Y le acertó.
Miré hacia abajo, declarando mi derrota y al reincorporarme, descubrí que el mito era real.
A medida que se acorta la distancia, los ojos de Simón son más llamativos.
Traté de no quedar como psicópata y aparté mi vista a la ventana.
-Tranquilo, me miran mucho por la vida, asique sólo sos un alma más en mi colección -me dijo mostrando sus blancos dientes en una sonrisa ganadora para finalizar.
Nuevamente, había verdad en su arrogancia.
Mi alma se fragmentó y fue capturada por sus ojos.
-Tranquilo... que tampoco te miré tanto. Solo me dí cuenta de que tenés una manchita más oscura en el iris derecho.
-Wow...para mirar unos segundos, sos muy observador. Me simpatiza la gente así. -esta vez soy yo el que sonríe pero sin dientes, no me gustan.
-Me gusta dibujar, asique tengo buen ojo. -digo mirando la libreta que dejé a la mano
-Me encantaría poder tener tu vista.
Y el primer contacto visual me cayó como baldazo de agua fría. helado y e impulsado eléctricamente por esto, guardé mi libreta en la mochila.
-No creo que te gusten, tampoco son tan buenos. -respondo haciendo una sonrisa media torcida al final.
-No me conoces del todo. No sabes que considero "bueno" y "malo".
Con desconfianza estaba por contestar, hasta que mi respuesta fue cortada por Eva acercándose a saludar con un beso a mi compañero de trabajo.
Cerré la boca y me despedí bastante rápido.
Pero antes de irme, el dios griego me dijo:
- ¿Seguimos el jueves despues de clases?
A lo que contesté:
Ok.
-En mi casa. Nos vamos juntos. -me contestó.
Asentí tranquilamente y cerré la puerta de La Estación.
Un día para respirar me da este chico. Genial.
Tengo que hablar con Mara.

La EstaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora