Capitulo 21

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Gabriel
20:30
Llegaba a la casa de los Leónidas por cuenta propia esta vez.
Era sorprendente cómo un lugar podía pasar a generarme tanto miedo.
Si, he ido a la casa de Simón, pero el detalle que lo saca de lo habitual es que NUNCA había visto a sus padres.
Me puse una remera naranja ajustada, unos jeans negros sin romper y traté de acompañarlo con una campera de jean algo holgada. Quería estar cómodo
sin verme como un muñeco de plástico.
Me reciben unos ojos marrones casi conocidos de una mujer que no lo era.
Ella era Natalia.
Pelo lacio, corto, y una amable sonrisa.
Me presenté y nos saludamos con un beso en la mejilla.
Despues pasé a encontrarme con el castaño que no tuvo miedo a darme un corto abrazo frente a sus padres.
Cualquier chico de mi edad me hubiese saludado con un choque y puño de manos, pero él, no era cualquier chico.
Saludé a su hermana, que era la primera vez que la veía.
Era una pequeña de 12 años, rubia y con los ojos de su padre, Javier Leónidas, el cuál saludé luego con un amistoso apretón de manos.
Marcela se presentó en la sala ofreciendonos algo de beber.
Elegí un vaso de agua para empezar a sentarnos en la mesa.
La charla iba bastante bien. Preguntas, respuestas, comentarios y anécdotas.
Sólo 30 minutos de comida y buena compañía. Marcela había preparado unas pechugas con salsa blanca y papas al horno que estaban muy ricas.
Antes de retirarme de la mesa, la señorita Natalia, decidió felicitarme por los cuadros en la pared de su hijo.
Incluso me propuso hacer algunos para su oficina.
A lo cuál, acepté con gusto.
El castaño me llevó al rincón seguro, abriendo la puerta de su habitación.
Hablamos sobre algunas tareas y me propuso jugar al Just Dance porque le gustaba ganarme. A lo que yo
me reí y decidí tomar el mando de la wii para elegir la canción.
Entró Daniela, su hermana, y decidió unirse a nosotros.
Mi mente pensó que al ser pequeña, podía ganarle facilmente, pero al parecer, a esta familia les gustan las competencias.
Lo confirmé cuando la rubia a mi izquierda festejaba por su puntaje luego de bailar Dark Horse de Katy Perry.
-Igual a Gabi le puede ganar hasta una señora sentada. -dijo él riendose mientras me miraba sentado desde su cama.
Dani lo siguió con la vista mientras el castaño procedía a acercarse para abrazarme desde mis espaldas para recompensar el inofensivo comentario.
Para cortar el momento, propuse que hagan una competencia de hermanos y el orgullo de Simón fue en picada cuando la pequeña rubia termina con 5 estrellas y la pierna levantada hasta su cabeza. Cosa que el castaño no pudo hacer y se limitó a poner su cara de ofendido.
Jugamos a la play y hablamos un poco entre los tres hasta que Dani se tuvo que ir a dormir porque "ya era tarde".
Esta se despidió con un corto abrazo para ambos, sin antes susurrale algo inaudible en el oído a Simón. Procedió a reirse y la pequeña rubia pronunció bajito, acercandose a mi oreja: Se nota que se gustan, vayan al grano.
Procedí a sonreir mientras el rojo crecía en mis mejillas.
"Buenas noches" dijo con una sonrisa pícara y cerrando la puerta de la habitación del castaño.
-Los menores tienen cada ocurrencia, ¿no? -digo para romper el hielo.
-A veces son más observadores que los grandes. -dijo el castaño con una sonrisa torcida y rendido ante la verdad.
-Creo que cuando se trata de emociones más que nada, son tan inocentes que se olvidan de algunas cosas, se centran en sentir principalmente. -digo para continuar con el tema.
-A veces me encantaría volver a esa edad y que solo me guíen mis emociones. No preocuparme por el futuro, por la mirada del otro, no buscar serotonina todo el tiempo. -dijo algo entristecido.
Eu, Simo, no te pongas así -le digo mientras me dirijo a su lado para rodearlo con mi brazo-podes
dejarte guiar por tus emociones, pero sabiendo que pueden resultar, como que no. Y si buscas serotonina,
quien mejor que un desempleado con pinturitas para ser tu payaso -dije apoyando mi cabeza sobre su
hombro.
Su pulgar e índice hicieron presión en mi mentón para levantar mi cara y dejarnos frente a frente. Por unos
segundos dejé de respirar.
-No te puedo amar más a vos, ¿No? -dijo
sarcasticamente enojado.
Sonrío, de forma torcida, y levantando mis hombros le digo:
-¿Que decirte? El público me ama.
-¿Y quien lo quiere al público? Si el que interesa acá soy yo. -dijo sobrando al mundo. Porqué él es así, sobra al mundo y le queda tan bien el papel, que le terminé tomando cariño.
-Bueno bueno, entonces dame un beso -le digo retándolo, haciendo evidente en mi tono la broma. Pero el no lo
notó. O no quiso hacerlo.
Abrió los ojos ante el reto y decidió acercarse para probar suerte, dejando un pequeño beso sobre mis labios.
Como quien le entrega, tímidamente, una carta a la persona que le gusta.
Como quien abraza inesperadamente.
Como quien espera
que el sol salga en su vida
y te lo terminan trayendo a las manos.
-Wow, em...disculpá -dijo el castaño hechado su cuerpo hacia atrás y bajando su cabeza, apenado.
-Nono Simón, no tenes por qué pedir perdón, sólo que no estaba preparado -dije mirando al suelo para esconder la sonrisa que tenía bien marcada en mi rostro.
Incluso me sacaste el deseo de la cabeza -le dije mirándolo y honestamente esperando a que me mire, al menos.
El castaño levantó su mirada y dijo acercándose hacia mí:
-Bueno, si tachamos uno de tu lista, podemos sacar uno de la mía, ¿no? -dijo a centímetros de mi rostro y pasando de mirar mis ojos a mis labios.
-Me parece que es lo que corresponde -dije fijando mis ojos en sus labios tambien, porque que sea sensible a sus acciones no significa que no pueda desafiarlo.
Asique decidimos acercarnos para completarlo mientras su mano se puso en contacto con mi rostro y la mía con su nuca.
Habrán sido segundos efímeros para los de afuera, pero fueron eternos para mí.
No sólo estaba experimentando mi primer beso, sino que el emisor fue la persona que era imposible que se acercase a hablarme, mi "no príncipe".
Al separarnos lo miré a los ojos y le digo:
-Con que guardadito te lo tenías Leónidas.
Al final no eras tan hetero como pensé. -digo antes de reírme.
-Viste, y encima mirá con quien me enganché, con UN DIBUJANTE. -dijo, con los ojos abiertos y fingiendo nauseas.- Pensé que nunca iba a hacer esto sinceramente; me creía muy cobarde. -dijo algo tímido-.
-Y papi, si no lo hacías vos, tendrias que esperar a que esté lo suficientemente ebrio -le dije riédome mientras me imaginaba a mí mismo en ese estado.
-No gracias, la última vez, te tuve que llevar hasta tu casa; prefiero que estés sobrio y consciente. -me dijo el castaño dandome una sonrisa no muy simpática y dando dos palmadas sobre mis hombros.
-Esta bien...igual ahora ¿Qué se hace? ¿Tenemos que hacer algo? ¿Que le decimos a tus pad... -Simón se acerca a callarme con un corto beso para tranquilizarme, y dice:
-Ahora te quedas a dormir conmigo y nos enfocamos en que el vínculo no sea tóxico ¿Te parece?
Podemos tomarlo...como los niños -dijo mirándome tan cerca a los ojos que ahora los nervios bajaban de nivel.
-Con calma, y si alguien pregunta, se le explica que nos gustamos y estamos juntos; si al fin y al cabo esto es una emoción, no una ecuación.
-Si, tener razón...gracias por la dopamina -le dije, sonriendole sin dejar de verlo.
Ya no era una posibilidad lejana, ya no era algo que sucedía solo en mis sueños. Ahora es real, de carne y hueso, y me encuentra más vivo que nunca.

¡Hola! ¿Cómo están?
Quería esperar hasta el momento ✨clave✨ para volver a saludar.
¿Les gustó el capítulo? 👁👄👁
La verdad es que estoy muy contenta de traerles dos nuevos (y probablemente lo actualice de nuevo mañana, quien sabe...)
Gracias por leerme y darle tanto apoyo a mis bebés 😫

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