Capítulo 1

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Sábado
6:00
Suelo ir casualmente a La Estación a merendar ya que,
razón número uno: salgo de casa, Dos: hacen el mejor café del barrio y tres: suelo cruzarme a Simón de vez en cuando.
Les prometo que nuestros encuentros son espontáneos y, además, visito la cafetería hace años, él solo aparece cuando quiere.
Hoy fue un día que quiso.
Evitarnos no podemos porque es un café chico, y tampoco temenos tanta relación, asique él se limita a levantar tranquilamente su cabeza un poco como una especie de saludo, y yo suelo levantar mis cejas, estirar mis labios y repetir su gesto hacia su dirección.
Muchas veces lo miro de reojo, y casi siempre viene despues de entrenar al parecer (ya que suele ingresar con sudor y algo desarreglado)
Desparramo mi asombro a un espacio en mi hoja, donde por primera vez lo dibujé.
En realidad, no a él, sino a sus ojos.
Tienen un marrón muy llamativo; si te acercas, este parece aclararse. Esa es la magia de Simón.
Aunque jamás he estado a esa distacia de sus ojos, su novia me cumple el sueño.
Hace unas semanas posteó una foto en Instagram de ellos y colocó:
"Oscuros de lejos, brillantes de cerca. La magia de mi chico."
No quiero hacer referencia cliché al artistazo que es Conan Gray, pero desearía ser -Heater- (Eva).
Aunque nunca estuve con nadie y no sé si realmente alguien espera por mí.
A veces me gustaría no ser el que espera, sino el que tiene.
Eva es la chica por la que chicos (y chicas) se revolucionan en el colegio.
Es el sueño de todos, pero principalmente el mío. No es por ser egocéntrico, porque ni siquiera me interesa ser ella porque el simple hecho de ser Eva, sino por QUIÉN está con ella.
En ocasiones, me parece sorprendente como el universo conserva rasgos antiguos y los pone en frente de nuestras narices.
Simón tiene el cuerpo de un dios griego y la cara de un Ángel del renacimiento.
Parece ser esa clase de personas que tiene todo bajo control, con unos padres con renombre, y que le cumplen todos los caprichos.
Por eso no podríamos estar juntos.
Mi vida toma una pausa en la escuela, y luego continúa su derrumbe.
Mi familia directamente prácticamente ignora mi existencia y ni siquiera estan de acuerdo con lo que quiero estudiar, asique ni me gastaría en abrirme sobre mi interpretación del amor, eso sería sumarle más agua a la tormenta.
Y... por otro lado, no suelo abrirme ni conocer a mucha gente.
Según Freud, el ser humano se construye en nuestra infancia, y todo lo que sumemos o tengamos en nuestra personalidad, procede de la niñez.
Por experiencias previas, mi timidez fue evolucionando con los años, y por eso concuerdo con Freud.
Antes de cerrar mi cuaderno, veo que la ventana me avisa que se puede venir la lluvia, asique decido salir rápido del lugar.
Pido disculpas al hombro que acabo de empujar y salgo ignorando lo que me dijo.

Si soy primeriza, que no se note.
Espero realmente que les guste la historia tanto como a mí me gusta escribirla.
Comenten que les va pareciendo y voten que me ayudan banda.

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