Capítulo 26

1.6K 217 84
                                    



Las ganas de ir al baño le hicieron levantarse esa noche a las dos de la mañana, en el pasillo podía escuchar la tormenta y los truenos que hacían su composición musical fuera

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Las ganas de ir al baño le hicieron levantarse esa noche a las dos de la mañana, en el pasillo podía escuchar la tormenta y los truenos que hacían su composición musical fuera. Momo suspiró en cuanto salió del baño, después de haberse lavado las manos acomodó su cabello atrás de sus orejas y siguió por el pasillo.

Cuando de pronto su instinto maternal adoptivo –un nombre demasiado largo según su esposo- le indicó visitar la habitación de Haruo. Ella abrió lentamente la puerta, para asegurarse que todo estaba bien llevándose la sorpresa de ver que la lamparita de noche del pequeño estaba encendida e iluminaba a su hijo no en la cama, sino en el suelo a un lado de ella sentado, cubriendo su cabeza con una almohada.

—¿Haruo? —abrió la puerta por completo entrando sin más para ver qué sucedía— ¿Qué sucede cielo?

El niño lloraba suavemente, deseando que la noche acabara pronto. No le gustaban los truenos y para su mala suerte había tenido un mal sueño que lo había despertado.

—Tuve una pesadilla —respondió apenado, otra vez estaba dándole molestias a sus nuevos padres.

—Pero ¿por qué no fuiste a buscarme? —Momo le quitó la almohada y rápidamente un par de brazos pequeños la rodearon en un abrazo desesperado.

—El pasillo está oscuro —respondió Haruo mientras era correspondido en ese abrazo por Momo.

Ella estaba tan triste de imaginar que el pequeño había estado tan asustado como para buscarla. Buscó el rostro del niño para verlo a los ojos, cuando sus miradas se encontraron los cristalizados ojos verdes del niño se entristecieron aún más.

—¿Quieres que me quede aquí hasta que te duermas? —preguntó mientras acariciaba suavemente la melena oscura del niño. Él tan solo asintió en respuesta despues de meditar un poco sobre aceptar o no. Se separó de ella para acomodarse en la cama.

Momo se sentó en la orilla y cubrió con la sábana al niño empezando a darle mimos en la cabeza para calmarlo. Un rayo cruzó el cielo y seguidamente el impacto se hizo escuchar asustandolos a ambos.

—¿Te asustan los truenos?

En realidad, muchas veces estuvo agradecido con ellos.

—Antes me gustaban. —hizo una pausa como si meditase sobre sus siguientes palabras— Porque gracias a ellos no escuchaba los gritos de mi otra mamá cuando peleaba con mi papá.

—Ya veo.

—Pero siguen dando miedo. Es como si... quisieran hacerle saber a todo el mundo que están aquí. Son muy ruidosos y no me dejan dormir tranquilo.

—Bueno, espero que con mi compañía puedas dormir pronto —Momo sonrío con dulzura al seguir acariciando el cabello del niño, la tenue luz de la lamparita de noche de Haruo iluminaba el rostro afligido del pequeño.— ¿Qué pasa?

Cuando me ames | TodomomoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora