Momo llevaba viendo la lata de frijoles por más de cinco minutos, cualquiera que la viera diría que tenía un dilema interno sobre si poner la lata en el carrito de compra o no.
Sin embargo ella solamente estaba perdida entre pensamientos, pensamientos que no tenían nada que ver con aquellos frijoles en lata.
—Momo ¿los quieres o no? —indagó preocupado por la actitud de la mujer de cabello negro. Shouto había visto que estaba muy distraída desde que se habían encontrado fuera de la casa. Mira como ella le da la espalda y murmura que está bien que dejará la lata en su lugar. Y lo hace, ella deja con total cuidado en el estante la lata de frijoles.
—Señora Todoroki, mire, quiero estas gomitas —Haruo levantó la bolsa de gomitas en forma de frutas con una sonrisa en su rostro. Momo asintió dándole permiso para que dejara las gomitas en el carrito.
—¿Momo te encuentras bien?
Ella afirma con la cabeza. Aquello realmente comenzaba a molestarle a Shouto, Momo no solía comportarse de esa manera tan callada.
—Señora Todoroki, quiero esto —el niño mostró una barra de chocolate tan grande que no podía sujetarla bien con una mano.
Momo sacó las gomitas del carrito y se las enseñó a Haruo.
—Tienes que elegir uno, no puedes tener ambos —señaló la mayor— Si llevas el chocolate no puedes tener las gomitas.
—¿Por qué? —Haruo frunció el ceño, el quería ambas cosas— ¿Porqué no puedo tener ambas cosas, somos pobres?
—No lo somos Haruo pero es demasiada azúcar, si quieres algo te lo compraré pero tienes que elegir entre estas dos cosas. No puedes tener ambas lo entiendes —afirmó Momo, quería enseñarle a su hijo la importancia de tomar decisiones importantes.
Pero Haruo no percibía sus buenas intenciones, no lo entendía, porqué no podía tener ambas cosas si estaba más que claro que podían comprarlas. Ellos llevaban muchas cosas y no miraba que tenían que elegir entre esto o aquello.
—Yo quiero ambas cosas —reiteró agudizando la voz en señal de desesperación.
—No —Momo respondió firme.
Haruo le quitó de las manos a Momo las gomitas y junto al chocolate las presionó suavemente contra su pecho mientras sus ojos desafiaban a la mirada de la mayor. Momo suspiró dispuesta a no comprar ambas cosas, ese pequeño debía aprender a respetar cuando ella decía No.
—Haruo elije o si no... —se vio interrumpida por Todoroki quien se inclinó hacia el niño que sujetaba los dulces como si fueran lo mas preciado para él.
—Haruo, cálmate. Te dejaré llevar ambas cosas, pero no veas así a Momo —se acercó hasta el oído del pequeño y susurró— Ella te ha cuidado, tienes que mostrarle que estas agradecido siendo respetuoso.
—E-Está bien —murmuró el niño dejando ambas cosas en el carrito. Todoroki le pidió que escogiera un cereal para su desayuno y animado el niño se marchó a buscar un cereal. Shouto se sintió aliviado de ver que el conflicto se había solucionado, eso pensó hasta que sintió la gélida mirada de Momo en su nuca.
—¿Qué pasa?
—Dije claramente que no podía tener ambas cosas y aún así le has dado ambos dulces... —aclaró la mayor, su voz sonaba fría, no, en realidad su voz sonaba molesta. Shouto sintió de repente que hacía más frío de lo usual.
—Son solo dulces, por esta vez hay que permitírselo —explicó tranquilamente, pero aún así Momo estaba reacia a aceptar aquello. Su mirada no se suavizó, al contrario se endureció al ver la total tranquilidad del contrario.
—Si haces eso Haruo creerá que puede tener tu permiso siempre que yo diga no. Hay que poner límites y enseñarle que no es no.
Momo le dio una mirada de desaprobación nuevamente, una que hizo temblar a Shouto totalmente. Mientras observaba la espalda de la contraria mientras se iba empujando el carrito siguió de pie anonadado, Momo jamás se había enojado en su presencia y aquella expresión era sin duda algo que lo había dejado pasmado.
Ella nunca se había enojado con él. Por lo tanto sintió como si le hubiesen dejado ir cubos de hielo por la espalda, el sentimiento era incómodo como si hubiera cometido un crimen horrendo.
¿Y todo por unos dulces?
Poco había que decir en lo que quedaba de su estancia en el supermercado; Momo siguió escogiendo cosas con una cara larga que mantuvo intranquilo al más alto, cuando él se ofreció a pagar todo una vez había terminado de escoger ella lo ignoró por completo y pagó con su propio dinero.
En ese momento incluso tragar se le hizo difícil.
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.
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El sonido de los tenedores chocando con la cerámica de los platos era un martirio, Haruo no sabía si debía seguir conteniendo la respiración puesto que el ambiente era tan denso que podría cortarse con un cuchillo.
Si miraba a un lado la señora Todoroki estaba en silencio, con una expresión neutra comiendo sin mirar nada más que su plato. Por el otro lado el señor mentita estaba viendo hacia un lado mientras comía.
Simplemente era incómodo ¿habían discutido o algo?
—¿Puedo irme? —temeroso se aventuró a preguntar. Momo asintió y forzó una sonrisa ante su pregunta, sin embargo no mencionó palabra alguna.
—¿Ya no quieres comer? —la voz del mayor se escuchó.
—He perdido el apetito.
Sin más que decir se marchó a su habitación. Aquello desconcertó tanto a Momo que sin darse cuenta suspiró en señal de cansancio.
—¿Estás bien?
No entendía porqué en esos momento no deseaba escuchar la voz de su esposo. Lo único que quería era paz y silencio, para pensar calmadamente sobre lo que hizo mal.
—Haré un té para mí. No es necesario que te preocupes —advirtió suavemente, ella se levantó de su siento y con la comida a medio dejar levantó el plato de Haruo y su plato.
Cuando se alejó Todoroki sintió que por fin podía dejar salir el aire que estaba conteniendo. Apoyo su cabeza sobre su mano mientras sacudía el tenedor con la otra.
¿Realmente lo que había hecho estaba mal?
Aquello sin duda no le iba a dejar dormir esa noche.
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Cuando me ames | Todomomo
FanfictionAU quirkless | Boku no hero. Ellos se habían casado. No porque se querían, ni porque se amaran. Tampoco era un contrato de negocios entre sus familias o un accidente que hicieron ebrios en algún lugar de Las Vegas. Simplemente se habían casado. O es...