Capítulo 17

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Después de guardar el botiquín en su lugar  Momo recogió los pedazos de su corazón que caían constantemente al recordar lo incapaz que había sido de no darse cuenta mucho antes lo mucho que sufría su hijo

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Después de guardar el botiquín en su lugar  Momo recogió los pedazos de su corazón que caían constantemente al recordar lo incapaz que había sido de no darse cuenta mucho antes lo mucho que sufría su hijo.

Estaba cansada, su cuerpo suplicaba por dejarse caer en la cama. Entró a su habitación encontrándose con Shouto quien terminaba de secarse el cabello con una toalla después de que se había vestido con el pijama.

—Momo ¿estás bien? —aunque ella ya le había dicho que iba a llegar tarde a casa no le quitaba el hecho de que estaba preocupado por ella.

Momo suspiró y le contó todo lo que había ocurrido hasta el momento en que entró a la habitación. Se sentía incompetente, tanto así que no tenía el coraje de ver a su esposo a los ojos.

—Así que por eso desaparecía el dinero. Haruo lo tomaba —Todoroki solo dijo aquello para luego ver como Momo se encogia en su lugar.

—Pensar que recurrió a algo así para evitar que nos diéramos cuenta de lo que pasaba —Momo limpió su rostro mientras la voz le temblaba— ¿Así se siente ser madre?

En ese momento, su corazón se sintió como una esponja que se hinchó después de haber sido empapada en agua salada. Mientras Shouto solo veía a su esposa ser destrozada por este tipo de acontecimientos, toda el agua que era tan amarga y surgía desde el interior del dolor se derramaba en forma de lágrimas.

Shouto no tenía una respuesta a ello, pero su corazón dolía con la misma intensidad en la que Momo le miraba.

—Quisiera poder evitar que Haruo pase por cosas como esta, pero no soy capaz de protegerlo... soy una vergüenza ¡una vergüenza! —Momo se abrazó cabizbaja con las lágrimas fluyendo ella parecía totalmente lamentable en ese instante. Él mordió su labio inferior ante esa escena.

—Momo —la nombrada levantó el rostro y miró al contrario, se encontró con una mirada que suplicaba que parara de llorar. Aquello sirvió como consuelo por un momento— ¿Crees que la paternidad es ser perfecto?

Los ojos de Momo se movieron levemente.

—Nadie es un padre perfecto —Shouto se acercó hasta ella y la tomó por los brazos, secó su lágrimas y acarició aquellas mejillas que estaban adoloridas por tanto llorar— Yo tampoco pude protegerlo de la manera en la que quería... pero ahora entiendo algo. Que puedo mejorar, que debo ganarme la confianza de Haruo aún más.

—Shouto...

—Cuando te culpas por todo... me duele. Porque veo que soy incapaz de protegerte también.

—¡No es así! —Momo tomó las manos del contrario y las juntó— Es... ¡Es por mí y mi poca confianza!

Shouto sonrió levemente.

—Eres buena madre Momo, estoy seguro que Haruo piensa lo mismo.

—Sí... ¿sí?

—Sí —la mirada heterocromatica de Shouto se dirigió a los labios de Momo, acortó la distancia poco a poco. Aquello alertó a Momo e hizo que su corazón diera un vuelco en su interior.

¡Él va a...! Con las mejillas sonrosadas Momo cerró los ojos. No pasó mucho tiempo cuando los volvió a abrir al sentir un suave beso en su mejilla.

—Descansemos —la suave voz de él en esos momentos estaban aún alrededor de ella, dejándola en un estado de vulnerabilidad.— Cuando algo así ocurra, no cargues con todo y háblame.

—S-Sí...

Cuando él salió de la habitación por un momento Momo cubrió su rostro ¡¿En qué estaba pensando!?

Cielos santo, de verdad pensé que él iba a...

Su rostro se volvió más rojo aún.

Shouto miraba aquella escena con la puerta entreabierta. Sonrió de pensar que poco a poco las cosas avanzaban y obtenía reacciones tan divertidas de parte de su encantadora esposa.

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.

.

Todoroki Haruo por fin había confesado todo.

Era un manojo de nervios, nunca en su vida se había sentido de esa manera, pero realmente deseaba dejar de ser una molestia.

—Ya no volveré a tomar su dinero —tartamudeó, después de haber explicado que lo hacía para evitar llegar herido a casa. Pero cuando ya no quiso hacerlo aquellos niños lo molestaron aún más.

—Haruo —Shouto dejó a un lado su taza de café para levantarse de su asiento y agacharse para quedar a su altura— ¿Tienes idea de lo preocupados que estábamos?

El niño negó. Momo imitó el acto de Shouto y también quedó a su altura.

—Por favor, confía más en nosotros. Te queremos mucho —Momo sonrió, aquella sonrisa era como un rayo de luz para Haruo— No te vamos a abandonar.  No importa si haces travesuras o si cometes un error en la escuela, juntos aprenderemos.

Por primera vez Haruo sintió que no tenía cadenas en sus muñecas.

—Lo siento mucho —gimoteó— No lo volveré a hacer, lo prometo mamá.

Momo le miró sorprendida y asegurándose que no había oído mal le sonrió.

—Ha-Haruo ¡me llamaste mamá!

—Ups —Haruo se cubrió la boca para luego preguntar temeroso— ¿Está bien o prefiere que no le diga así?

—¡No, no, no! —Momo tomó las manos del niño con una mirada brillante y sonriente le aseguró— No podría estar más honrada.

—¡Está bien, mamá! —el pequeño se abalanzó hacia ella en un abrazo. Momo se aferró al niño, sintiendo como se curaba una herida que hasta ese momento no lo notaba.

Shouto sonrió ante tal conmovedora escena, aunque sintiéndose un poco celoso por la suerte de Momo.

—¿Qué hay de mí? —preguntó con su habitual voz inexpresiva. Haruo se alejó de Momo y sonrió con sus mejillas pintadas.

—También te quiero papá mentita.

Shouto sintió que una enorme roca le caía encima. Aunque aquello era un avance ciertamente ese niño ya lo había bautizado como esa caricatura.

Mientras Haruo lo abrazaba llamándole así, Shouto podía imaginarse unos años adelante su lápida y en ella escrito: aquí descansa Todoroki Mentita.




















Cuando me ames | TodomomoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora