Capítulo 27

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Ella no era una madre, se dijo así misma mientras su mirada examinaba su rostro frente al espejo del baño.

Era tan solo una persona que decidió saciar sus deseos por tener compañía infantil, algo realmente patético.

¿Qué iba a saber sobre maternidad? Nada, por supuesto.

Creyó que tenía lo suficiente; una buena relación con su esposo, un techo para ofrecerle al niño, comida y vestimenta. Creció creyendo que toda persona que quería tener hijos debía cumplir esos requisitos para darle una vida sin problemas al niño.

Sin embargo aquella noche, cuando Haruo dijo que extrañaba a su mamá biológica y ella no supo como consolarle se dio cuenta que la paternidad era más que darle un techo y comida a un niño. Era saber como apoyar a ese pequeño, brindarle amor y hacerle saber que todo estaría bien.

No estaba segura de que sus sentimientos pudieran alcanzarlo, pero sabía que el vínculo que la unía a Haruo era más uno de tutora-niño que de madre a hijo. Así lo sentía ¿qué, pues, podía hacer para ser más cercana a él? Sus padres la habían criado de una forma muy diferente; habían sido estrictos con ella, la obediencia y la formalidad había sido la base de su vínculo con ellos.

Quizás por esa razón las únicas dos ocasiones en las que se sintió libre y llena de adrenalina fue cuando comió esos dulces en escondidas de ellos y la vez que, tomada de la mano de Shouto huyó de su hogar para no regresar.

Aquello también había sido una desicion imprudente.

Lo sabía. No tenía idea de nada, la voz de su madre resonaba en su cabeza.

"¿No puedes hacer algo tan simple, Momo? Eres un vergüenza."

Lo siento tanto Haruo, yo... soy una vergüenza... una vergüenza. Se abrazó así misma en busca de consuelo, no podía hacerlo, no podía seguir jugando a la familia, su madre tenía razón. Ella no sabía hacer algo tan simple.

De no ser por el correo que había llegado Momo se habría seguido martirizando con pensamientos y más pensamientos mientras daba vuelta por toda la cocina. Entre los sobres con cuentas, facturas y más, el llamativo sobre le causó escalofríos.

Solo conocía a una persona que enviaba cartas en sobre con borde dorado. Su madre pues, al parecer había dado con su dirección.

Con las manos un tanto temblorosas abrió el sobre y comenzó a leer la carta.

Cuando me ames | TodomomoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora