Capítulo 23

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—Haruo ¿no vas a comer?

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—Haruo ¿no vas a comer?

Momo pegó su oreja en la puerta de la habitación para ver si escuchaba algo. Pero la única respuesta que tuvo fue un rotundo No por parte del menor. Ella se alejó de la puerta preocupada y mordiendo sus uñas comenzó a pensar.

Seguramente fue por lo que pasó con Shinsou-san ¿creerá que soy una mujer fácil? No, no creo, pero ¿y si... y si piensa que me iré con él? Momo suspiró pesadamente. No había previsto que algo así pasaría ese día, al parecer la suerte la había abandonado ese día.

Comenzó a preocuparse de lo que el niño pensara acerca de ella por lo que había presenciado y entre dientes insultó a Hitoshi por ello. Pudo haberle dicho todo eso antes o en tal circunstancia en privado ¡no en un lugar público frente a su hijo!

Él le había dicho que se iría, probablemente del país. Recordaba como antes le contaba cosas acerca de tener familia en el extranjero, supuso que iría de visita o algo así. La verdad es que ya poco le importaba después de aquello.

Ahora estaba preocupada, quería hablar con el niño pero temía empeorar las cosas de algún modo. Y luego estaba Shouto, no sabía si de decirle lo que había pasado o no. No es que no confiara en él, simplemente no quería generar desconfianza o un malentendido.

Su cabello suelto comenzó a generarle incomodidad, Momo suspiró y fue a su habitación para buscar una liga con la cual pudiera amarrar su cabello.

¡Tranquila Momo! Puedes hacerlo, Shouto confía en tí ahora demuéstrale que tú también lo haces. Se animó mientras asentía a lo que su mente pensaba. Mientras buscaba entre los cajones una liga escuchó como la puerta de la habitación se abría, instintivamente ella se giró para ver y dejó caer la liga que sostenía entre sus dedos cuando vio a Shouto envuelto en una toalla secándose el cabello con otra.

¡Pero bueno! ¿Por qué tenía que verlo de esa manera? Momo giró de inmediato el rostro hacia otro lado en busca de que no viese lo sonrojada que estaba.

—No sabía que estabas aquí —le escuchó decir, Momo le miró de reojo y casi se ahoga con su propia saliva. Porque entre más lo veía así, recién duchado, más apuesto se miraba el condenado.

Ante el calor que la invadió comenzó a rezar en francés entre murmuros.

—Lo siento —dijo apenada luego, temblorosa cogió la liga del suelo y medio se amarró el cabello, estaba mal amarrado que en cualquier momento la liga se caería— Voy a salir para que pueda cambiarse ¡la cena está lista! Vaya cuando termine de vestirse.

Como si huyera de un incendio intentó salir de la habitación pero su andar era tan tembloroso que casi tropieza provocando que Shouto le sujetara entre sus brazos.

—Ten cuidado, no corras —le dijo el más alto. Momo sintió que la liga resbalaba de su cabello dejándolo suelto.

Al estar tan cerca de un semidesnudo hombre muchas sensaciones la invadieron.

Cuando me ames | TodomomoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora