Capitulo 2

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Empujó el carrito con cuidado, una de las ruedas estaba atrofiada y Momo gruñó cuando se dio cuenta de ello.

—Escuche que te has casado Yaoyorozu-san —comenta Hitoshi de manera curiosa, Momo no se molesta en verle para responder.

—Es correcto. Por lo tanto, ya no deberías llamarme así, ahora soy Todoroki Momo—responde tranquilamente, creía que lo adecuado era ser llamada de esa forma dado su estado actual.

Shinsou apretó los dientes mientras le mostraba una sonrisa de labios sellados, se rehusaba a llamarle así.

—Bueno es un poco difícil considerando que ya estoy acostumbrado a que seas Yaoyorozu-san —alega de manera tranquila. Momo suspira mientras nota como no hay leche condensada en la estantería. Decide entonces que llevara mermelada.

—Entiendo, pero debe saber que ya no me llamaran así. Ojalá pueda acostumbrarse pronto —sonríe ajena al dolor que provocaban sus palabras en el contrario.

Realmente no creo que pueda acostumbrarme. Es lo que pensó Hitoshi cuando ella le dio la espalda para acomodar unas cosas en el carrito permitiendo apreciarla. No sabía cómo sucedió todo, un día eran amigos que conversaban sobre el futuro en un restaurante cualquiera y el siguiente día ella le decía que estaba comprometida y que se casaría tan pronto como el verano acabase cuando ni siquiera había mencionado nada sobre algún novio. Y eso que muchas veces tocaron ese tema para curiosidad de él, porque muy en el fondo creía que, quizás, solo quizás un día ella aceptaría salir con él.

Cuan equivocado estaba, la mujer que le gustaba ya estaba casada.

—¿Shinsou-san?

—¿Sí?

—Le pregunté si ya encontró lo que buscaba.

Movió la cabeza en señal de negación, le dijo que volvería en un momento mientras buscaba algunas hojas para afeitar. De regreso la miró hablando con una mujer de edad similar a ella.

—Este debe ser tu esposo ¿A que sí? —dijo ella. Momo negó a lo dicho, acomodando un mechón de su cabello detrás de la oreja.

—Intelli-san él es solo un amigo que encontré en el camino, casualmente venía al supermercado también. Shinsou-san ella es una colega del trabajo Intelli Saiko, es de las mejores docentes.

—Me halagas mucho Todoroki-san —respondió Intelli con una sonrisa.— Es un gusto, lamento la confusión en verdad creí que eras su esposo.

—Para nada, no tengo ese honor —respondió el chico con una sonrisa, escuchando como Momo agradecía su amabilidad.

No tenía ese honor y Todoroki no lo merecía tampoco.

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Shouto pasó una mano por su cabello en cuanto salió del baño envuelto en una toalla, una buena ducha siempre era relajante, como si el estrés se fuera junto el agua sucia por el caño. Se vistió y una vez cómodo se puso el calzado para salir, tenía que ir a la oficina para encontrarse con sus clientes y terminar el asunto del divorcio. Esperaba que todo concluyera de manera pacífica y sin inconvenientes. Agarró sus llaves y salió de casa, el cielo nublado le dio los buenos días, septiembre estaba por terminar y la temporada de lluvias se asomaba a la vuelta de la esquina. El pensamiento de comprar un par de paraguas luego del trabajo llegó a su mente, esperando que ese día no lloviese.

La imagen de Momo también llegó a su cabeza, no quería que se mojase e inconscientemente deseó que no fuese imprudente si llovía, que permaneciera bajo el techo de alguna tienda mientras pasara la lluvia si en todo caso el clima les jugaba en contra.

Entre pensamientos y murmuros del gentío llegó a la oficina sin imprevistos y justo a tiempo.

—Buenos días —saludó a la pareja que lo esperaba, tomando asiento comenzó con su trabajo.

Tras varias horas de trabajo Todoroki dio por terminado su día laboral, salió de la oficina observando el cielo nublado, suspiró suavemente y siguió su camino. Anteriormente había visto una tienda de artículos varios, esperaba poder encontrar paraguas allí.

Dio un paso dentro de la tienda y una joven se le acerco para ayudarle, amablemente le indico que necesitaba dos paraguas.

—Por supuesto —respondió la chica buscando dos paraguas, uno negro y otro rojo.

—Gracias.

La joven, embelesada le despidió, no todos los días se tenia la suerte de atender hombres tan apuestos como él.

Como si el cielo estuviese esperando que comprara el paraguas la lluvia cayó sobre la ciudad provocando un efecto de huida en todos, las personas apresuraron el paso para refugiarse, los parabrisas de los autos en la calle comenzaron a moverse de un lado a otro. Todoroki abrió el paraguas y caminó tranquilamente, una lástima que sus zapatos se mojaran por los charcos, pero al estar cerca de su casa (agradecía que vivieran cerca de su trabajo) y ver a Momo exprimiendo su cabello en la entrada le hizo sonreír y ya nada más importaba.

—Momo—le llamó, ella atendió al llamado y al verle corrió a abrazarle y depositar un beso en su mejilla. Aquél gesto sorprendió a Todoroki.

—Me alegra mucho que compraras paraguas, temía que te empaparas por completo cariño —se estremeció al escucharle decir aquello, como si esa palabra tuviese algún poder del cual no supo hasta ese momento. Momo al verlo confundido y en trance se acercó mas a él y le susurró— Lo siento, es que los vecinos están viendo y creí que sería buena idea mostrarme como una verdadera esposa.

Shouto sintió que se desilusionaba por alguna razón. Quería decirle que, de hecho, era su esposa, pero recordando la razón por la que se habían casado no le extrañaba que ella pensara de esa forma.

Para Momo seguía siendo su amigo, aún cuando ella cargaba ahora su apellido.

—Aquí tienes —respondió dandole uno de los paraguas para que pudiese cerrar el que estaba usando, la abrazó por el costado para entrar a la casa siguiéndole la actuación.

Mas alejado del lugar Hitoshi moría de envidia.

Cuando me ames | TodomomoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora