Capítulo 7

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—Buen día Shinsou-San.

Ante el saludo alegre de Momo, Hitoshi suspira resignado. La brisa fresca de ese día hacía apetecible tomar un descanso en el parque y leer su libro favorito sentado bajo un árbol. Para su inestable suerte, ella apareció frente a sus ojos con esa dulce sonrisa que le daban ganas de acariciar esas mejillas.

—Buen día Yaoyorozu-san —sonríe satisfecho cuando la ve arrugar la frente y negar con la cabeza.

—Es usted un caso imposible —le reprocha.— Por favor, frente a otras personas asegúrese de llamarme correctamente.

—¿De qué serviría? —se queja sentándose bajo el árbol— La gente hoy en día le pone más atención a un nombre pasajero que a sus propios asuntos.

Momo le observa con atención y en silencio, el cabello desordenado de Hitoshi se mecía suavemente con la brisa, aquella mirada púrpura anhelaba algo que no sabía exactamente qué era.

—Mi nombre no es pasajero. Atiende Shinsou-san, un matrimonio es hasta que la muerte nos separe —asegura sin vacilar.

—O el divorcio —Hitoshi observa como ella tiembla ante aquello y sonríe— Hoy en día hay más divorcios que matrimonios estables.

—El matrimonio no es más que un contrato —responde la chica, mirando hacia abajo, ella permanecía aún de pie mientras que el contrario se encontraba sentado en el suelo— mi esposo y yo nos prometimos cumplir con el contrato.

El silencio fúnebre dominó por un instante, Momo podía sentir como su corazón latía más fuerte de lo normal.

—Les deseo suerte para cumplir vuestro contrato entonces —dice el chico fríamente luego de un par de segundos que le parecieron una eternidad.

—Gracias, eso haremos.

Shinsou no puede evitar soltar una débil risa, observa su mano, el dedo anular. A diferencia de Momo quien mostraba orgullosamente un anillo simple, él no cargaba nada.

—Después de todo yo... —suspira, se dio cuenta que la hora había llegado. La hora de dejar ir.— Gracias Yaoyorozu-San... digo, Todoroki-San.

Ella no entendió pero aún así asintió y después de darle una sonrisa siguió su camino.

—Debería pasar la página —susurró con voz ronca al mismo tiempo que pasaba hacia la página 1 de su libro.

Mientras Momo caminaba hacia su casa después de unas compras en una tienda de ropa sentía esa molesta presión en su pecho, no le gustaba pensar en el divorcio. Su vida siempre se vió envuelta en contratos y negocios desde que tenía uso de razón.

Recordaba que cuando era una niña que apenas gesticula palabras ella veía como su madre y padre no se comportaban como las familias que se mostraban en la televisión.

Ellos eran distintos ¿pero porqué?

Los libros le enseñaron que el mundo consta de contratos. Un trabajo es un contrato, alquilar un apartamento necesita un contrato, vender requiere de contratos.

Y en el momento en que vió el acta de matrimonio y su mano firmando en ella cayó en cuenta que estaba firmando un contrato, donde le aseguraba a Todoroki Shouto su amigo desde hacía años, fidelidad, respeto y amor.

—Aún así yo ¿lo amo? —ella suspiró en el umbral de la puerta, dando un paso hacia delante entrando en la calidez de su hogar y viendo como el recién llegado se quitaba los zapatos en el pasillo.

—Ah, hola Momo. —saludó tranquilo.

Ella sonrió. Quizás no importaba ese tipo de sentimientos, ella estaba feliz y eso era lo que importaba a final de cuentas. El que le amara o no era algo que carecía de importancia.

—Hola, Shouto.

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.

.

El tiempo pasó sin que se diera cuenta.

Y después de una capacitación, presentación de documentos que pedían como requisitos y evaluación psicológica, el matrimonio Todoroki fue aprobado para ser padres adoptivos.

Itsuka Kendo cerró la carpeta con los documentos de los Todoroki y sonriente les felicitó:

—La paciencia que han demostrado valdrá la pena —asegura— después de la verificación y aprobación ahora sí podremos buscar al niño o niña y comenzar el proceso de adaptación.

Momo sonríe nerviosa, Shouto desliza su mano hacia la de ella para tomarla y calmarla.

—¿Están interesados en un niño o niña? Han especificado que deseaban que fuese mayor de cinco años, eso está tomado en cuenta.

—Creo que no importará el género, estaremos agradecidos con la oportunidad —responde Shouto y Momo asiente de acuerdo con él.

Kendo sonríe.

—Muy bien, la agencia les visitará en una semana para la prueba.

Momo asintió, estaba nerviosa de imaginar que en una semana a su puerta habría un pequeño o una pequeña con expectativas en ellos.



Cuando me ames | TodomomoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora