Hora de aventura comenzó y Haruo se sentó en el suelo, detrás de él en el sofá Todoroki solo observaba en silencio el programa infantil que tenía embelesado a su hijo.
Podría haberle sugerido que se sentara junto a él en el sofá, pero por lo visto el pequeño se sentía más cómodo en el suelo así que lo dejó estar.
El programa era como cualquier otra caricatura; personajes extrañamente dibujados llenos de colores brillantes y muy chillones que difícilmente permitían concentrarse en ellos, entonces el aclamado personaje mentita apareció y Todoroki se sobresaltó en su asiento cuando Haruo alzó la voz señalando la pantalla frente a ellos.
—¡Mire señor Todoroki! ¿Lo ve? Mentita se parece a usted.
Shouto entrecerró los ojos confundido, observando al personaje que señalaba el niño. Era redondo, vestía un traje y sus colores blanco y rojo eran característicos. No entendía en qué se parecían.
¿A caso Haruo le estaba llamando gordo? Se preguntaba mientras llevaba una mano a su mentón y luego se tocaba el estómago, había descuidado la dieta quizás.
Pudo escuchar la risa de Momo desde la cocina. Se levantó del sofá y se dirigió allá con la esperanza de que ella tuviera la respuesta.
—Momo ¿estoy gordo?
Momo le mira divertida, cubre su boca para reprimir una pequeña risa y negó. Su esposo era muy susceptible por lo visto.
—No creo que Haruo se acuerde de ti por eso. —ella se acerca y acaricia el cabello del contrario, Todoroki se tensó ante aquella acción— Probablemente los colores de tu cabello sea la respuesta que tanto busca.
Ella le da la espalda y comienza a cortar un par de tomates en la tabla.
—Ten cuidado —le dice Todoroki, ella asiente con una sonrisa y le sugiere regresar a acompañar a Haruo.
El primer día de Haruo con ellos debía ser importante, ambos deseaban que el niño se sintiera en casa. Por lo tanto Shouto regresó a la sala y se dejó caer en el sofá.
Observó cómo Haruo miraba tranquilamente la televisión, como si estuve hipnotizado. Aquello se debía por el efecto que tenían este tipo de programas en los niños.
—¿De verdad te gusta ese programa? —pregunta Shouto observando con desconfianza a mentita.
—Ah... sí —Haruo apenas le llega a prestar atención a las palabras del mayor.
Shouto cree que lo mejor es no seguir hablando y esperar hasta que la cena esté lista.
El tiempo pasa y Momo llama a ambos para cenar.
Haruo se pone en pie y dudoso observa el camino hasta el comedor.
—¿Qué sucede Haruo? —escucha que el señor mentita le habla. Él niega con la cabeza antes de hablar.
—Nada. Estoy bien.
—Ve a lavar tus manos.
—¿Dónde está el baño? —pregunta, tras escuchar las indicaciones del más alto llega hasta el baño.
Entre el agua que corre por el grifo y la espuma que crece entre sus manos, Haruo se encuentra en un mar de pensamientos y nervios. Era su primera comida con sus nuevos padres, estaba tan nervioso que si seguía tallando tan fuerte sus manos le quedarían rojas.
—Debo portarme bien —susurra lavándose las manos. Cierra la llave y busca una pequeña toalla para secarse, sin embargo no se fija y con el codo le da vuelta al vaso que estaba cerca la mesita donde ponían las toallas.
El vaso se cae al suelo y se rompe.
—¡N-No! —Haruo tiembla violentamente y siente un dolor punzante en su garganta, pequeñas lágrimas se acumulan en sus ojos verdes.
Escucha pasos rápidos por el pasillo y la puerta se abre de golpe.
—¡Haruo! —el niño observa a Shouto tembloroso.
—Se-Señor Todoroki yo... no quería romper el vaso... se... se cayó y... —dice entre gimoteos, se encuentra en un momento difícil; tiene miedo que la persona frente a él le golpee o le grite.
O peor aún; que lo abandone.
Haruo quiere avanzar hacia él para explicarle mejor pero Todoroki se lo impide.
—Haruo espera allí —le dice calmadamente— Hay vidrios rotos en el suelo, puedes lastimarte. Con cuidado acércate un poco más —le pide, Haruo obedece y al ver como Shouto extiende los brazos se aferra a él.
Todoroki lo carga en sus brazos, elevandolo, sosteniéndolo.
—¿Te lastimaste? —le pregunta, Haruo niega mientras observa de cerca la mirada heterocromatica del mayor.
—Lo siento mucho —murmura asustado aún.
—Tranquilo. Lo importante es que no te has lastimado.
—¿No me va a pegar? —pregunta, la inocencia en aquella voz duele.
Todoroki niega.
—¿Por qué haría algo así? Fue un accidente, no tengas miedo.
El niño asiente, sintiéndose más tranquilo se aferra al cuello del mayor.
—Vamos, Momo quiere comer junto a ti. —aún con Haruo en brazos, Todoroki camina de regreso al comedor.
Al llegar Haruo observa a el rostro preocupado de Momo.
—¿Qué ha pasado? ¿Se encuentran bien?
—Lo siento mucho señora Todoroki... rompí algo —el niño baja la mirada.
—No se lastimó —respondió al instante Shouto, como si adivinara que ella preguntaría si se había lastimado.
—Ya veo. Parece que tendremos que reemplazar las cosas de vidrio para mayor seguridad —dice mientras toma asiento. Haruo se siente avergonzado pero aún así toma asiento frente a la pareja y observa el plato de comida.
Esa cosa roja que observa le molesta. Sin embargo, asustado aún con la anterior situación decide comer a la fuerza el tomate del plato.
Al hacerlo siente náuseas y pequeñas lágrimas se acumulan en sus ojos.
—Ha-Haruo ¿te ocurre algo? —la dulce voz de Momo le hace abrir los ojos.
—No me gusta el tomate —confiesa, siente pequeñas náuseas de solo verlo en su plato— Pero me lo comeré aún así.
—No tienes porqué forzarte Haruo —le dice ella un tanto preocupada.
—Pero si no lo hago... —Haruo gimotea. Siente los latidos de su corazón ir con rapidez y como la nariz le escurre— Si causo problemas me abandonarán...
Momo y Shouto cruzan miradas, desconcertados. Haruo vuelve a decirlo entre pequeñas lágrimas.
—No quiero ser abandonado.
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Cuando me ames | Todomomo
Fiksi PenggemarAU quirkless | Boku no hero. Ellos se habían casado. No porque se querían, ni porque se amaran. Tampoco era un contrato de negocios entre sus familias o un accidente que hicieron ebrios en algún lugar de Las Vegas. Simplemente se habían casado. O es...