Capítulo 19

1.4K 229 93
                                    

Era sábado por la mañana

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Era sábado por la mañana. Afuera hacía frío, cuando Shouto se asomó por la ventana vio que el cielo estaba gris y brumoso. Seguía lloviznando y el viento frío seguía atacando mientras rozaba las caras de todos los transeúntes provocando esa sensación de dolor.

Aunque era el comienzo del otoño, en la ciudad llovió mucho durante varios días seguidos en aquella semana, lo que provocó que toda la ciudad se envolviera en niebla haciendo que el aire fuera húmedo y frío.

El perfecto clima que acompañaba ese sentimiento de tener que ir a verle la cara a tu viejo padre.

—¿Y si mejor nos quedamos en casa?
—soltó Shouto alejándose de la ventana para cerrarla. En su voz se notaba que no deseaba ir, algo en su consciente le decía a gritos que quedarse en casa y ver los comerciales en la televisión sería mucho mejor.

—Ya avisó ayer que llegaríamos, no podemos simplemente no ir —Momo se acercó hasta él para abrochar los botones de su camiseta celeste. Su esposo estaba tan reacio a no ir en última hora.

—Te compraré lo que quieras si no vamos —negoció el más alto, ella soltó una risita y negó.

—Eso no funciona conmigo.

Ella siguió estando cerca, mientras acomodaba el cuello de su camiseta y arreglando detalles que él como hombre, realmente no le tomaba importancia. Sin embargo el tenerla tan cerca era agradable, que no reparó en el hecho de que su mirada jamás se despegó de ella.

—Listo. Ahora, asegúrese de no olvidar nada —Momo levantó su cabello suelto para acomodarse el collar que se había puesto.

—Déjame ayudarte.

Momo asintió y le dio la espalda. Shouto se aseguró de colocarle bien el cabello para que no se enredara con el collar, mientras le ayudaba con el accesorio no podía evitar pensar en el hecho de que quería dejar un pequeño beso en su cuello.

Solo un pequeñito...

—¿Ya está?

Carrespeó ante la pregunta de la contraria, le acomodó el cabello y asintió.

—Gracias.

—¿Dónde está Haruo?

—En la sala viendo televisión.

Él también quería ver la televisión.

—Ve por él. Estaré esperándolos en el auto.

Después de un tiempo, por fin había terminado de conseguir el total para pagar un auto, de esa manera irse de la casa de su padre sería mucho más rápido.

De esa manera los tres Todorokis se dirigieron a visitar a la familia de Shouto. Momo estaba un poco nerviosa, si bien mantenía una relación buena con sus cuñados su suegro era otro asunto. Por otro lado Haruo estaba inquieto en su asiento, le emocionaba la idea de conocer a más familia.

Una ráfaga de viento mezclada con gotas de lluvia sopló en cuanto Haruo salió del auto cuando habían llegado ya, su cuerpo se enfrió hasta el punto en que se aferró así mismo.

—No te vayas a quitar el suéter, hace mucho frío y puedes enfermarte. Abrígate bien con la bufanda —escuchó que su madre le dijo a lo que sólo asintió y tomó la mano de ella mientras que con la otra mano acercaba la bufanda más a su boca.

El timbre sonó y una mujer de mirada grisácea abrió, sonrió al instante al ver a su hermano menor y su querida cuñada.

—¡Han llegado! —Fuyumi se abalanzó a abrazar a su hermano quien le correspondió el gesto, luego hizo lo mismo con Momo— Cuñada querida, hace mucho no te veía.

—Es un placer verla Fuyumi —la sonrisa de Momo era suave y amable, provocó en Fuyumi que se relajara ante la tensión que había en la casa.

—Ahem... —Shouto aclaró su voz llamando la atención de su hermana. En un gesto hizo notar la presencia del niño que estaba sujetando la mano de Momo.

—¡Oh santo cielo! —Fuyumi agrandó su sonrisa y llevó una mano a sus ya coloradas mejillas— ¡Un gusto conocerte! Debes ser Haruo-kun.

—Ho-Hola —saludó con timidez.

—Venga, adelante. Natsuo también acaba de llegar hace unos minutos.

Mientras entraban a la calidez de la casa Shouto se aventuró a preguntar por Touya.

—¿Qué hay de Touya?

—Recibió una llamada de su novia Toga y salió a responderla.

—Fuyumi, ellos ya no están juntos.

—¡¿Qué!? —Fuyumi se detuvo en mitad de la sala para verlo con asombro.

—Así es.

—No tenía ni idea —Fuyumi bufó molesta cruzándose de brazos— ¿Por qué nunca me entero de nada?

—No te molestes Fuyumi. Seguramente Touya iba a decirlo hoy en esta conmovedora reunión —Natsuo hace acto de presencia y con una blanquecina sonrisa agita su mano en el aire para saludar— ¿Cómo está mi hermano y mi cuñada favorita?

—Es un placer verlo de nuevo —Momo saluda con una sonrisa.

—Venga hermano, no nos hemos visto en meses ¡qué frialdad! —Natsuo atrapa entre sus brazos a Shouto quien esperaba que alguien lo ayudara a escapar de esa asfixia— Sabes lo mucho que adoro los abrazos.

No, no lo hacía. Natsuo tan sólo quería molestar a su hermano.

—Natsuo, suéltame —se quejó Shouto entre sus brazos. Natsuo tenía suerte de ser más alto y más fuerte.

—¡Olaf!

Hubo un profundo silencio en la sala. Todos los presentes miraron al niño que miraba expectante a Natsuo. Haruo le encontraba un enorme parecido, por alguna razón.

—¿Quién...? —Natsuo miró confundido al niño— Debes ser Haruo-kun, ven acá campeón.

Haruo soltó la mano de Momo y sin dudarlo corrió hasta Natsuo par abrazarlo. No lo conocía, no tenía idea de quién era pero aquella blanca sonrisa le hacía pensar que quizás no era mala persona después de todo.

—Haruo-kun es tan encantador —dijo Fuyumi embelesada por la escena. Momo podía ver el aura de encanto alrededor de la mayor.

—Shouto, tienes un hijo de lo más encantador —Natsuo afirmó aquello mientras cargaba a Haruo. Los verdosos ojos del niño brillaron de emoción.

—¡Un gusto conocerlo, señor Olaf!

—¿Olaf? —Shouto tembló de risa. Al parecer su hijo tenía algo con relacionar a las personas con caricaturas.

—Es un personaje de una película. Bienvenido a mi mundo —explicó el menor de lo hermanos Todoroki.

—Ahhh. No, te equivocas entonces Haruo soy tu tío ¿de acuerdo? —le explicó Natsuo mientras lo dejaba en el suelo y luego se señalaba con una sonrisa.

Haruo asintió entendiendo el rol que desempeñaba el tipo frente a él.

—Tío Olaf —corrigió el menor.

Después de aquello las risas de Momo y Fuyumi se escucharon en la habitación.










Cuando me ames | TodomomoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora