28: Un rey mudo y un inmortal abatido

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Taehyung, leía libros sentado en la larga mesa que había en medio de la pequeña casita de paja, intentando encontrar alguna medicina que pudiera rehabilitar los sentidos del hombre que había salvado.

Había intentando con numerosas hierbas y bebidas pero ninguno había surtido el efecto que debería surtir. Se sentía estresado, pero por nada del mundo se rendiría en buscar la cura al pequeño mudo que lo miraba desde un rincón.

Observándolo, como si lo estuviese vigilando, ese hombre de cabellos azabaches no le perdía el ojo de vista. Viendo cada gesto y movimiento del moreno cada vez que observaba el libro de medicina, cuando fruncía el ceño por no entender algún concepto, miradas que por un momento se le hacían adorables y de alguna manera le hacían sentir feliz.

Un momento.... ¿Feliz?

¿Cuándo fue la última vez que sintió ese tipo de emociones? Sinceramente el joven rey no lo recordaba, pero se le hacía divertido ver como su salvador intentaba miles de maneras para salvarlo nuevamente, pero esta vez de su "mudez" que claramente estaba fingiendo.

— Pequeño bandido, ¿podría dejar de observarme? —preguntó sin dejar de mirar los libros, sintiendo como ese par de ojos no se movían de encima suyo, jamás se había sentido tan observado hasta ahora. — Esto no servirá —arrojo el libro— Pero tengo la solución a su sordera y mudez.

La atención de Jeon en cuanto al tema de su extraña enfermedad que no solo lo había dejado mudo si no que también lo había dejado sordo fue inmensa, mirándolo aún desde el rincón donde solo se limitó a sonreírle desde allí después de leerle los labios al pelinegro.

—El hongo de corazón rojo —espetó con cansancio frotándose ambos lados de la cabeza— Es un ingrediente secreto de mi clan, pero solo lo tomaré prestado, después de todo soy como una especie de todopoderoso cuando estoy allí.

Sabia que se metería en problemas una vez que descubrieran que el hongo ya no estaba en el lugar donde lo habían dejado, pero aun así no podía dejar que este hombre padeciera de sordera y mudes por toda la eternidad. Si no mal calculaba, Sunho ya debería haber llegado con el ingrediente que había sido pedido por una de las ancianas del consejo de el clan de médicos.

Ya se las arreglaría para aceptar las consecuencias de sus actos.

Entonces eres el Santo.

El rey tomó papel y el pincel untado en tinta para comenzar a escribir como forma de comunicarse, donde le decía al moreno que si iba a salir se asegurara de llevar algún arma para defenderse de los bandidos que merodeaban por los alrededores de las montañas más cercanas, puesto que él no estaría para salvarlo en el momento justo, por lo menos no esta vez con lo herido que se encontraba.

— ¿Aún tienes tiempo para preocuparte por mí? —sonrío al leer el papel y señalo las heridas que este tenía con su dedo índice — Creo que deberías empezar a preocuparte por tu estado en lugar de hacerlo por un desconocido. —dijo mientras recogía algunos de los libros que había leído pero que ninguno había servido contra la extraña enfermedad del pequeño bandido.

¿Ya te vas? —volvió a escribir. 

Taehyung asintió. 

— Volveré antes de que anochezca.

— Volveré antes de que anochezca

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El Hijo De La Luna ||Vkook Libro #1||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora