✰2: El Reino Mortal

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Los pasillos del Palacio Celestial estaban repletos de espíritus frutales del muelle de las flores aliados del valle del amor. Las cortinas se movían bruscamente por el fuerte viento que repentinamente comenzó a aparecer.

Dando indicios de una pronta lluvia de bendiciones que el señor celestial había programado para esa tarde en honor a los nuevos inmortales que son capaces de superarse a ellos mismos y dejar el título de espíritu para comenzar una vida laboral más extensa.

La lluvia dorada era sin duda un buen ritual para esa ocasión, el Dios del Agua no podía haber estado más contento cuando le notificaron que el señor celestial había requerido de su divina lluvia dorada.

Jungkook, el segundo príncipe celestial había convocado a los espíritus frutales para ascenderlos, según la tradición de los cinco cielos. El Muelle de las Flores siempre fue venerado por todos al tener a los dioses e inmortales más hermosos y brillantes de todos los tres reinos.

La actual Reina es una de las deidades de las cuatro estaciones. La Diosa del invierno.

Nadie osaba a ofenderla ni a llevarle la contraria, su verdadera forma según los rumores y los viejos dioses, era de un loto blanco escarchado. Una deidad respetada por el mismísimo Señor Celestial y los señores de cada continente.

Jeon Jungkook la admiraba desde que era un niño, constantemente había ido a visitarla y jugar con su hijo que, su madre la Diosa Lunar le había dicho que tenían la misma edad y que ya podía salir a hacer amigos inmortales.

El pequeño infante infante nunca había imaginado la belleza de aquel niño de cabellos rosados fuera de otro mundo. Quizás nunca se había esperado que existiera alguien así.

Sintiéndose casi flechado.

Casi, pues cuando le conoció y entablaron una conversación, se dio cuenta que tenían muchas cosas en común. La amistad más sincera que había conseguido y que duró más de mil años hasta la fecha.

— Segunda alteza —Una doncella lo saludó, con las mejillas leventemente coloradas de un rojo carmín para nada indiscreto. Jungkook alzó una ceja en su dirección mirándole de pie a cabeza, bufando solo emitió un "Mmhp" como respuesta. — La Diosa del Invierno desea verlo junto a su hijo, el Alto Inmortal de las Flores.

— Diles que pasen —ordenó frívolo. La muchacha inmediatamente reverenció caminando de espaldas hasta la entrada, donde gustosamente accedió la entrada a la deidad y su hijo.

La característica fragancia a flores inundo el Estudio Begin, golpeando el rostro del pelicastaño como una brisa invernal poniendo sus vellos de punta.

Jimin hizo acto de presencia a un lado de su madre con una sonrisa en el rostro. La mujer a su lado lucía hermosa con sus ropas azul oscuro que hacían resaltar su blanca piel, sus labios de un color brillante haciéndola resplandecer por todo el salón y su cabello medio recogido en una coleta con sujetadores dorados al rededor.

El príncipe sintió su alma irse y volver al instante en que esos fríos ojos azules se posaron sobre él.

— Alteza —saludó la Deidad.

Jungkook reverenció — ¿A qué debo el honor de que Suprema Diosa del Invierno —miró a Jimin con una sonrisa ladina— y Alto Inmortal quieran verme?

— Kookie, querido, te he dicho más de una vez que me digas Hyeyong.

Un cosquilleo subió por toda su espina dorsal. Jungkook sonrió al ver a Jimin nervioso por lo que creía era por la actitud de su madre. Hyeyong soltó una pequeña risita, tomando asiento en las pequeñas mesitas que habían a los costados del gran sillón donde el príncipe estaba sentado.

El Hijo De La Luna ||Vkook Libro #1||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora