✵20: El demonio que se hizo pasar por inmortal.

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Los palacios gozaban de suma alegría y espíritu, llenando cada uno de los salones de emociones sentimentales y buenas vibras. El color rojo de la decoración era lo que más destacaba entre todos los salones, una boda se celebraría esa noche, una ocasión sumamente feliz para la mujer dueña de esa noche tan especial.

El resplandor del atardecer se extendía a la distancia, despidiéndose poco a poco de la esfera de luz llamada Sol dándole la bienvenida a la fría y oscura noche.

Terminando de adornar su cabello y retocar su maquillaje, Seulgi se lamentó en silencio pensando en los sacrificios que había hecho por un momento. Pensando en que más adelante todo su esfuerzo no sería en vano, apretó las manos en puños.

Las doncellas caminaban y observaban cada detalle de cada salón, algunas ayudaban a la pelicastaña con su vestido rojo de bodas y ayudando con los últimos toques de su suave maquillaje. Su largo cabello yacía recogido y sostenido con pinzas y broches de oro a juego con el vestido bordado con algunas flores doradas.

Una de ellas, una doncella que era tan flaca como un palillo, lastimó por accidente la mejilla de la novia, reaccionó rápidamente inclinándose y diciendo un "lo siento" antes de retirarse.

Seulgi no respondió ante la disculpa y se mantuvo sentada en el cojín, esperando que su sirvienta más fiel terminara por colocarle el velo rojo. Ahora que había llegado la noche, el Gran Salon Delicado y Limpio estaba oscuro, con solo una mirada de la próxima consorte celestial las doncellas a cargo de su servicio iluminaron la sala con velas y encendieron un incienso.

La novia agradeció en silencio, poniéndola a gusto en cuestión de segundos.

— El dueño del corazón de Su alteza es claramente el Príncipe Celestial a pesar de eso ¿por qué solicitó ser una consorte? por otra parte, el Emperador ya está viejo ya no tiene la energía para dar afecto a su harén. Entre todas las consortes, Su alteza es la más joven, sin embargo, es la menos poderosa.

Seulgi no respondió.

— Mire, el decreto fue hecho ayer y ya tiene que mudarse con muchas prisas hoy. Aparte del traje de boda que luce puesto no hay aire festivo en los inmortales y deidades del palacio.

— No lo entiendes.

— ¿Cómo no? He estado sirviendo a Su alteza desde que era pequeña.

— El emperador siendo incapaz de atender al harén es exactamente lo que quiero.

— Princesa, no me diga que usted quería casarse para ser dejada en absoluta paz en sus aposentos.

— ¿No es genial? —se levantó suavemente del cojín, dispuesta a caminar hasta la entrada del salón.

— Alteza.

No hubo respuesta.

— Alteza. ¿Qué está pensando? ¿Puede decirme? Mi rango es de una deidad menor por lo que es muy bajo, sin embargo he sido leal a usted toda mi vida si no va a decirme a mi ¿A quién le diría? no tiene padres ni hermanos.

Seulgi inesperadamente se dio vuelta y tomó de las manos a Nayeon dispuesta a contarle gran parte de su plan.

— Ya que no entiendes debes saber que todo lo que he hecho es para poder casarme con Jungkook.

— Alteza quiere decir...

— Seulgi.

El emperador celestial puso un pie en el Salón Delicado y Limpio, la doncella viéndose obligada a callar y reverenciar al igual que cada una de las damas del servicio.

El Hijo De La Luna ||Vkook Libro #1||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora