El Hijo De La Luna ||Vkook Libro #1||

✵ 15: El libro del destino 2/2

La tan ansiada espera termino para ambos inmortales, se encontraron cara a cara en la entrada del pueblo que daba la bienvenida al Muelle de las Flores. Dos divinidades que sentían que el corazón se les iba a salir de tan solo sentir la presencia del otro, corazones desenfrenados que delataban las emociones de cada uno. El silencio incomodo que se había formado donde solo se escuchaban las esencias inmortales y los espíritus que vivían en el pueblo, esperando el bote que los llevaría directamente al Muelle.

Los espíritus saludaban alegremente a su futuro gobernante y monarca. Mostrándose muy cómodos con su brillante presencia, dejando a más de uno asombrado al ser la primera vez que veían de cerca la belleza del príncipe de cabello rosado.

Niños se acercaban en grupos pequeños, con flores que la Deidad del Fuego identificaba como girasoles, sorprendiéndose por como solamente la presencia del inmortal a su lado causaba gran conmoción en la población en la que en el futuro estaría gobernando. Y eso, sin duda, aceleraba aún más su corazón, entibiándolo por la preciosa aura que el pelirosa emanaba.

— El girasol en el lenguaje de las flores simboliza el amor y la admiración —explicó el inmortal de apellido Park, en un idioma que Min Yoongi pudiera entender al igual que los pequeños espíritus que se les calculaba quinientos años de edad, que, prestaban suma atención a lo que el príncipe de las flores decía — pero, también simboliza la felicidad, vitalidad, el positivismo y la energía. ¿Están queriéndome decir que soy alguien digno de admirar?

— Nuestro inmortal de las flores, será el monarca más hermoso y noble que en la historia haya podido existir —los infantes mostraban suma felicidad con solo saber que Jimin estaba ahí, escuchándolos y sintiendo la sinceridad en sus inocentes y puras almas que con mucho cultivo y dedicación serían ascendidas en el futuro, formándolos como inmortales y aprendices de las flores.

— ¿Reconocen a esta Deidad parada junto a mi? —preguntó Jimin. Los pequeños espíritus negaron suavemente con su cabeza a Yoongi casi se le caía la mandíbula de la indignación.

¡Como no van a conocerme! ¡Soy el mismísimo Dios del Fuego!

— ¿Quien es, alteza?

— Mmhp... —miró divertido el rostro de la Deidad mayor y como si un foco se hubiera encendido encima de su cabellera rosada, una maravillosa idea había llegado — Es un tipo malo que va a robarme y sacarme de mi Palacio de Flor Naciente.

— Imposible... —murmuró Yoongi por lo bajo, negando suavemente a la falsa acusación de su futuro esposo.

— ¡No lo permitiremos!

Sin duda alguna... Pobre chico. Había caído derecho en la boca del lobo en el momento en que el pequeño puñado de infantes se les echo encima con la única intención de "ahuyentarlo" y dejar en paz al príncipe que tanto idolatraban.

— Joven Alteza Park, por favor dígale a estos niños que solo he venido de visita —rogaba una y otra vez, teniendo un poco de fe en que la Deidad pelirosa le echara una mano. Pero, en su lugar, Jimin tomó asiento cruzando sus piernas mientras sonreía con aquella típica sonrisa aniñada que señalaba que había hecho una pequeña broma. Sin embargo, las suplicas pararon cuando el ardiente fuego apareció cubriendo el cuerpo inmortal de la divinidad, el corazón del pelirosa encargada de las flores se entibió al ver la hermosa escena en frente de sus narices.

Min Yoongi, la Deidad más respetada por todos los inmortales en los cinco existentes y restantes cielos riendo y jugueteando con los pequeños espíritus quienes reían a carcajadas con las ocurrencias del platinado.

La simple imagen frente a él hizo latir su corazón en demasía, atrapándolo casi por completo y revoloteando las mariposas en cada rincón de su ser. Con su corazón completamente desenfrenado, latiendo como nunca antes lo había hecho, llevó sus manos hacia su rostro recargando sus mejillas en las palmas, enternecido.