- Ya te dije que no Eduardo. Recordaría haber visto una flor así.
Leo se encontraba llevando costales de harina al sótano, aquel día le tocaba descargar a él los ingredientes que llevaban a la panadería. Entre él y Nando se turnaban semana y semana.
Santiago le estaba ayudando, y toda la mañana había estado preguntando, bastante ansioso y con extrema frecuencia por una flor naranja.
- Es que te juro que revisé bien mi habitación, no está ahí. Tal vez la traje y la olvidé en los hornos.
- Lo dudo mucho, mi hermano y yo limpiamos bien los hornos todos los días. No vimos nada ayer.
- Tal vez se cayó detrás de un estante.
- Por enésima vez Eduardo, no había ninguna flor, además, no entiendo tu preocupación, solo es una flor. Si hubiese perdido tu morral lo entendería, pero ¿una flor?
- No es cualquier flor, es especial.
Leo se quedó pensando, y después de unos segundos, le regaló al contrario una sonrisa socarrona.
- ¿Qué?
- Es "especial" porque te la dio la mujer que amas ¿no es así?
Las mejillas de Santiago se pusieron ligeramente rojas.
- ¿De qué estás hablando? La conozco desde hace unos días.
- Ya entiendo, te robó el corazón a primera vista.
Se burló Leo parpadeando repetidas veces mientras juntaba sus manos y las acercaba a su mejilla. El color en las mejillas de Santiago se intensificó, desvió la mirada y se aclaró la garganta.
- No, yo ya tengo a alguien especial.
- Bueno, amigo mío, "la tierra es de quien la trabaja".*
Se echó a reír Leo.
Mientras que Santiago por su parte miró tristemente el bolsa de harina en sus manos, aún con un ligero rubor en las mejillas.
...
A las afueras de la panadería, Xóchitl se encontraba sosteniendo un pequeño ramo de flores atado con un listón naranja, que había hecho más por costumbre que por otra cosa. Se quedó mirando la puerta de cristal. Dudó si entrar y cumplir con su rutina diaria. Aun se sentía confundida por lo que había visto un día antes, tal vez había visto mal, tal vez había un mal entendido, tal vez sólo eran flores viejas tal vez era orégano, de colores y atado con un listón... naranja. Suspiró, por más ue intentara convencerse a sí misma no funcionaría, no había explicación lógica, aunque su corazón la buscara por todas partes.
Llevaba todo el día poniendo en excusas ridiculas pa ra darle explicación a lo que sus ojos presenciaron. Pero aún cuando la respuesta era obvia, se rehusaba a verla.Una parte de ella quería ver a Leo y preguntarle, darle la oporrunidad de explicarle, de ahí su insistencia por entrar a la panadería.
Levantó suavemente su mano y la puso sobre la puerta, solo debía poner un poco de fuerza y esta se abriría, pero algo dentro de sí la detuvo.
Suspiró con pesar.
Amaba a Leo, con toda el alma, pero... estaba tan cansada, se preguntó por un momento si en realidad quería esto... ¿quería regresar al mismo ciclo de incertidumbre y constante tormento? porque los últimos meses eran sólo eso, más espinas que rosas, sumado la sensación de no conocer a Leo en lo absoluto.
Retiró la mano de la puerta.
No. No quería regresar.
Con un paso firme, le dio la espalda a la panadería y caminó en dirección a la casona, con el ramo de flores con listón naranja en su canasta.
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Hilo de Sangre. [EDITANDO]
FanfictionSe dice que hay personas que nacen con un hilo rojo atado al dedo meñique, que los conecta a su amor verdadero. Sin embargo, ¿qué pasa cuando los hilos se enredan entre sí? ¿es posible desenrrederlo? o ¿simplemente es mejor cortarlo? RESUBIDA Porque...